Traducción por el equipo de es.sott.net
"Nadie puede aterrorizar a una nación completa, amenos que todos seamos cómplices." Edward R Murrow, periodista de radio.
fascism
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Estados Unidos está en medio de una epidemia de proporciones históricas.

El contagio se ha esparcido como un fuego salvaje que está transformando a las comunidades en campos de batalla y poniendo a los estadounidenses los unos contra los otros.

Los individuos normalmente apacibles que se ven atrapados en la agonía de esta enfermedad han sido transformados en fanáticos agresivos, mientras que otros inclinados al pacifismo han optado por almacenar armas y practicar ejercicios defensivos.

La plaga de nuestra nación (que se ha esparcido como un fuego forestal) es una mezcla potente de miedo junto con dosis enfermizas de paranoia e intolerancia, trágicos sellos de lo que es Estados Unidos luego del 11-S, y en donde que vivimos.

Donde quieras que vayas, tanto los izquierdistas como los derechistas están fomentando desconfianza y división. No te puedes escapar.

Estamos siendo alimentados con una constante dieta de miedo: miedo a los terroristas, miedo a los inmigrantes ilegales, miedo a la gente que es muy religiosa, miedo a la gente que no es lo suficientemente religiosa, miedo a los musulmanes, miedo a los extremistas, miedo al gobierno, miedo a aquellos que le temen al gobierno. La lista sigue y sigue.

La estrategia es simple y efectiva: la mejor manera de controlar a una población es a través del miedo y la discordia.

El miedo hace a las personas estúpidas.

Las confundes, las distraes con charlas imbéciles de noticias y entretenimiento, las pones los unos con los otros tornando desacuerdos menores en peleas mayores, y las amarras en argumentos sobre cosas de poca importancia nacional.

Más importante aún, divides a las personas en facciones, las persuades a verse los unos a los otros como enemigos y las mantienes gritándose entre ellos para que entonces ahoguen cualquier otro sonido. De esta manera, ellos nunca llegarán a un consenso sobre nada y estarán demasiado distraídos como para notar el estado policial acercándose a ellos, hasta que la última cortina se caiga aplastando todo.

Es de este modo que la gente libre se esclaviza a sí misma y permite que los tiranos prevalezcan.

Este esquema Maquiavélico ha atrapado tanto a la nación, que pocos estadounidenses se dan cuenta que están siendo manipulados para adoptar la mentalidad de "nosotros" contra "ellos". Por el contrario, provocados por el miedo y el odio hacia oponentes fantasmales, ellos consienten regando millones de dólares y recursos a las elecciones políticas, la policía militarizada, la tecnología de espionaje y las guerras sin fin, esperando una garantía de seguridad que nunca llega.

Mientras todo esto ocurre, aquellos en el poder (comprados y pagados por cabilderos y corporaciones) mueven sus costosas agendas hacia adelante, y a "nosotros los idiotas" nos montan con recibos de impuestos, mientras estamos sujetos a cacheos, redadas policiales y vigilancia durante 24 horas.

Si enciendes el televisor o abres el periódico cualquier día, serás acosado por reportes de corrupción en el gobierno, fraudes corporativos, policía militarizada y equipos SWAT merodeando.

Estados Unidos ya ha entrado en una nueva fase, una en la que niños o jóvenes son arrestados en las escuelas, veteranos militares son detenidos a la fuerza por agentes del gobierno debido al contenido de su Facebook, y se rastrean los movimientos de estadounidenses que respetan las leyes, también se documentan sus transacciones financieras y se vigilan sus comunicaciones.

Estas amenazas no se deben subestimar.

El lenguaje en el que son expresadas es incluso aún más peligroso que estas violaciones a nuestros derechos básicos: el lenguaje del miedo. Es un lenguaje efectivamente hablado por los políticos en ambos lados los corredores, lo gritan los expertos en los medios desde sus púlpitos de la televisión por cable, lo comercializan las corporaciones, y está codificado en leyes burocráticas que hacen muy poco para hacer que nuestras vidas sean más seguras o para protegernos.

El miedo, como la historia no los muestra, es el método más usado por los políticos para incrementar el poder del gobierno. Incluso mientras el Presidente Obama insiste en que "la libertad es más poderosa que el miedo," las tácticas de su administración continúan usando el miedo de otro ataque terrorista para así poder seguir avanzando hacia los objetivos del complejo industrial militar/de seguridad.

Una atmósfera de miedo impregna a los Estados Unidos de la modernidad. Sin embargo, si consideramos que la tasa de criminalidad llegó a su punto más bajo en los últimos 40 años, ¿es racional tal miedo al terrorismo?

Incluso justo luego de los tiroteos en San Bernardino y París, las estadísticas muestran que es 17.600 veces más probable que mueras de una enfermedad del corazón que de un ataque terrorista. Es 11.000 veces más probable que mueras en un accidente de avión que de un plan terrorista que incluya derribar un avión. Es 1.048 veces más probable morir en un accidente automovilístico que de un ataque terrorista. Es 404 más probable morir de una caída que de un ataque terrorista. Es 12 veces más probable morir accidentalmente sofocado en la cama que de un ataque terrorista. Y es 9 veces más probable ahogarse en el vómito propio y morir que morir de un ataque terrorista.

Ciertamente, para quienes viven en el estado policial de Estados Unidos, es 8 veces más probable morir a manos de un policía que de un terrorista. Así, la charlatanería sin fin del gobierno acerca del terrorismo no pasa de ser poco más que propaganda (la propaganda del miedo) una táctica utilizada para atemorizar, acobardar y controlar a la población.

Hasta ahora esas tácticas han funcionado.

Los ataques del 11-S, los ataques en París, y ahora el tiroteo en San Bernardino, han sido exitosos para reducir a la gente estadounidense a lo que el comentador Dan Sanchez se refiere como "cientos de millones con una mentalidad de manada [quienes] se mandan como estampida al Estado buscando seguridad, rogando que porfavor, porfavor les quiten las pocas libertades que les quedan."

Sanchez continúa:
A mi no me atemorizan los terroristas; es decir, yo, personalmente, no estoy aterrorizado. Más bien, a mi me atemorizan los aterrorizados; me atemorizan las masas bovinas que son tan fáciles de manipular por parte de terroristas, gobiernos, y los medios de comunicación que amplifican el terror, al permitir que el país caiga en el totalitarismo y guerra total...

Yo no tengo un miedo irracional y desproporcionado de los bombarderos jihadistas Musulmanes o locos blancos que portan armas. Pero yo sí temo racional y proporcionalmente a aquellos que sí les temen, y a los regímenes a los cuales ese terror apodera. La historia demuestra que los gobiernos son capaces de genocidios y esclavización peores de lo que militares pícaros pueden organizar. Los terroristas de escala industrial son aquellos que visten corbatas, chevrones e insignias. Pero dichos terroristas son pocos e impotentes sin el consentimiento supino de los muchos aterrorizados. No hay nada que temer más que a los temerosos mismos...

Dejen de tragarse el alarmismo sobreinflado de los gobiernos y sus compinches medios de comunicación corporativos. Dejen de permitirles utilizar la histeria sobre pequeñas amenazas para conducirlos a los brazos de tiranía, la cual es la amenaza más grande de todas.
Tal como la historia lo deja claro, el miedo lleva a regímenes totalitarios y fascistas.

Es una fórmula bastante simple. Las crisis nacionales y los reportes de ataques terroristas y tiroteos esporádicos nos deja en un constante estado de miedo. El miedo no nos permite pensar. El pánico emocional que viene con el miedo de hecho apaga la corteza pre-frontal o la área del pensamiento racional en nuestros cerebros. En otras palabras, cuando somos consumidos por el miedo, dejamos de pensar.

Una población que deja de pensar por sí misma es una población fácil de acaudillar, fácil de manipular y fácil de controlar.

Así como lo documento en mi libro "Battlefield America: The War on the American People, éstos son algunos de los ingredientes necesarios para un estado fascista:
  • El gobierno es manejado por un líder poderoso (incluso si él o ella asume el puesto por medio de procesos electorales). Éste es el principio del liderazgo fascista (o la figura del padre).
  • El gobierno asume que su poder no tiene límites. Esto es autoritarismo, lo cual eventualmente se desarrolla hacia el totalitarismo.
  • El gobierno opera ostensiblemente bajo un sistema capitalista mientras es ceñido por una inmensa burocracia.
  • El gobierno, a través de sus políticos, emite expresiones de nacionalismo poderosas y continuas.
  • El gobierno tiene una obsesión con la seguridad nacional mientras, al mismo tiempo invoca terrible enemigos internos y externos.
  • El gobierno establece un sistema de vigilancia doméstico e invasivo y desarrolla una fuerza paramilitar que no responde a la ciudadanía.
  • El gobierno y sus variadas agencias (federales ,estatales y locales) desarrollan una obsesión con los crímenes y el castigo. Esto es sobre-criminalización.
  • El gobierno se hace cada vez más centralizado, mientras se alinea cercanamente con los poderes corporativos para controlar todos los aspectos de la estructura social, económica, militar y gubernamental del país.
  • El gobierno usa el militarismo como el punto central de su estructura económica y de impuestos.
  • El gobierno se vuelve cada vez más imperialista para poder así mantener las fuerzas corporativas militares e industriales.
Los paralelos con los Estados Unidos de América de hoy en día, son imposibles de ignorar.

"Cada industria es regulada. Cada profesión es clasificada y organizada," escribe Jeffrey Tucker. "A cada servicio o bien se le imponen impuestos. La acumulación interminable de deudas es preservada. La palabra "inmensa" no es suficiente para describir a la burocracia. Las preparaciones militares nunca paran, y la guerra contra un enemigo malvado extranjero, es un prospecto diario".

Para que el martillo del fascismo finalmente caiga, se requiere del elemento más crucial: la mayoría de la gente tiene que estar de acuerdo en que no sólo es conveniente sino que también necesario. En tiempos de "crisis," la conveniencia se mantiene como el principio central (es decir, para poder mantenernos seguros y a salvo, el gobierno debe militarizar a la policía, quitarnos nuestros derechos constitucionales básicos y criminalizar virtualmente cada forma de comportamiento).

No solo es el miedo lo que engrasa las ruedas en la transición hacia el fascismo mediante la cultivación de ciudadanos miedosos, controlados, apaciguados y acobardados, sino que también se incrusta en nuestro ADN haciendo que pasemos nuestros propios miedos y sumisión a nuestra descendencia.

Se le llama herencia epigenética, la transmisión de experiencias traumáticas a través del ADN.

Por ejemplo, neurocientíficos observaron qué tan rápido puede viajar el miedo a través de las generaciones en el ADN de ratones. The Washington Post reporta:
En el experimento, los investigadores enseñaron a los ratones machos a temer al aroma de los cerezos al asociar la esencia con leves descargas en el pie. Dos semanas después, éstos se aparearon con hembras. Los ratones bebés resultantes fueron criados hasta ser adultos sin haber sido expuestos jamás al aroma. Sin embargo, cuando las criaturas sintieron este olor por primera vez, de repente se pusieron temerosos y ansiosos. Estos ratones nacieron incluso con más neuronas capaces de detectar el aroma de cerezos en sus narices y más espacio dedicado al olfateo del aroma de cerezos en sus cerebros.
¿Cuál es la conclusión? "Un ratón bebé recién nacido, aparentemente inocente acerca de cómo funciona el mundo, en realidad puede albergar información de generaciones que le fue transmitida por sus ancestros".

Ahora consideremos las ramificaciones de heredar generaciones de miedos y experiencias en los seres humanos. Como el Post reporta, "Estudios en humanos sugieren que niños y nietos pueden haber sentido el impacto epigenético de tales eventos traumáticos como hambrunas, el Holocausto y los ataques terroristas del 11 de setiembre del 2001.

En otras palabras, el miedo, el trauma y el consentimiento pueden ser pasados de generación en generación.

El miedo ha sido una herramienta crítica en los regímenes fascistas del pasado, y ahora opera en nuestro mundo contemporáneo - lo que hace que surjan preguntas fundamentales acerca de nosotros como seres humanos y a lo que estaríamos dispuestos a renunciar para poder perpetuar las ilusiones de seguridad y protección.

En las palabras del psicólogo Erich Fromm:
¿[P]uede, la naturaleza humana ser alterada de tal manera que el hombre pudiera olvidar su anhelo por la libertad, por la dignidad, por la integridad, por el amor? Es decir, ¿puede el hombre olvidar que es humano? ¿O tiene la naturaleza humana un dinamismo que reaccionaría a la violación de estas necesidades humanas básicas intentando transformar una sociedad inhumana a una sociedad humana?
Estamos en una encrucijada crítica en las historia de EE.UU., y tenemos una elección: libertad o fascismo.

Esperemos que el pueblo estadounidense tome la decisión correcta mientras todavía tenemos la libertad de elegir.