Es triste admitirlo, pero el nuevo año 2016 desbarató completamente las esperanzas de que todo lo malo se quedara en el año pasado. La realidad nos ofrece otro escenario, en particular, otro conflicto en Oriente Medio que puede convertirse en una guerra sin cuartel. ¿Cuáles son los objetivos de Arabia Saudita al estrechar el cerco diplomático sobre Irán?
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El 2 de enero se desencadenaron las tensiones entre Irán y Arabia Saudita, después de que Riad ordenara la ejecución del prominente clérigo chiita saudita Nimr Baqir al Nimr. La tensión en el golfo Pérsico alcanza un nuevo punto álgido con la participación de cada vez más países que siguen el ejemplo de Arabia Saudita rompiendo o limitando las relaciones diplomáticas con Irán: Baréin, Sudán, Emiratos Árabes Unidos y ahora Kuwait.

Muchos analistas, politólogos y expertos ya señalan que bajo el pretexto de las fricciones interreligiosas se juega otro escenario, que se vincula con una sustancia eterna: el petróleo y los beneficios concurrentes. ¿De otro modo por qué el prominente clérigo chiita detenido en 2012 fue ejecutado solo ahora cuando los precios del petróleo alcanzaron su mínimo?

El oro negro es eterno

El entorno creado ya ha empujado el precio del oro negro hacia arriba. Actualmente Arabia Saudita e Irán, en términos de producción de petróleo entre los países de la OPEP, ocupan el primero y quinto lugar respectivamente. Una escalada de la tensión, y tal vez incluso una guerra regional afectarían enormemente a la producción de petróleo.

Ante los precios actuales del crudo, los países del Golfo liderados por Arabia Saudita, siguen afirmando que están dispuestos a considerar recortes en la producción, pero solo si están acompañados por otros productores. Sin embargo, indicios de que esto pueda suceder, apenas se observan.

Irán por su parte también pide a los países árabes vecinos que suavicen la postura, al mismo tiempo Teherán hace todo lo posible por aumentar rápidamente las exportaciones de petróleo tras el levantamiento de las sanciones tras el acuerdo sobre su programa nuclear, lo que podría suceder en los próximos meses. Teniendo en cuenta lo anterior, es lógico que Arabia Saudita no quiera cederle cuota de mercado a Irán.

Además, hay otro aspecto: si Irán sale al mercado con sus enormes reservas de petróleo está claro que el aumento de la oferta del 'oro negro' llevará a los precios a bajar a niveles mínimos. Según los pronósticos de varios expertos, pueden incluso llegar a caer hasta los 10 dólares por barril, algo que no es lucrativo para Arabia Saudita.

¿Arabia Saudita tendrá éxito?

En 2015 Riad registró un déficit público récord de 98.000 millones de dólares, un 15% del Producto Interno Bruto (PIB), debido a la caída del precio del petróleo, informa un comunicado del Ministerio de Finanzas saudita.

Los ingresos alcanzaron este año los 162.000 millones de dólares, mientras que los gastos aumentaron en 260.000 millones de dólares. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un déficit aún mayor en 2015: 130.000 millones de dólares.

Está claro que el objetivo final es subir los precios del petróleo y arreglar su gran déficit que, a propósito, fue generado gracias a sus propios errores de cálculo al hacer el trabajo sucio para otros, pero eso ya es otra historia de la que escrito en otros artículos.

Y el desarrollo bélico de los acontecimientos solo agravaría los problemas y no sería tan favorable para Arabia Saudita como Riad espera, recordando la sangría que representa para sus arcas el conflicto en Yemen.

"Si Irán y Arabia Saudita se enfrentan directamente, Arabia Saudita simplemente dejará de existir, y, con bastante rapidez. Aunque es un país rico, Irán es un contrincante serio. Si se desencadena un conflicto abierto, Teherán encontrará suficientes aliados en la región, mientras que Riad cifraría sus esperanzas en recibir ayuda de EE.UU., y tal vez no la consiga", concluye el presidente del Instituto de Oriente Medio Evgeny Satanovski.

El verdadero motivo de la ejecución del clérigo chiita por parte de Arabia Saudita

Por otro lado, el periodista británico Finian Cunningham, en un artículo para RT, sostiene que la ejecución por parte de Arabia Saudita del prominente clérigo chiita Nimr al-Nimr, que se anunció el pasado 2 de enero, fue una provocación deliberada por parte de los gobernantes sauditas, destinada a inflamar las tensiones sectarias y fomentar conflictos en varios países de Oriente Medio, favoreciendo así los intereses geopolíticos del país.

Según el periodista, las fuerzas que apoyan a Bashar al Assad en Siria están teniendo éxito en su lucha, mientras que la coalición liderada por Estados Unidos, de la que también forma parte Arabia Saudita, sufre fracasos. En esta situación, Washington y otras potencias occidentales intentan cambiar su táctica en Siria, inclinándose más a la estrategia de Rusia, mientras que los sauditas parecen seguir su agenda de guerra encubierta.

De este modo, para Arabia Saudita, una manera de intentar salvar sus pérdidas sería hacer estallar en la región unos conflictos sectarios. Cunningham afirma que intensificando las tensiones entre suníes y chiitas, el país podría polarizar las relaciones entre Washington y Moscú, lo cual llevaría al deterioro de la situación en Oriente Medio.

"Arabia Saudita está perdiendo su influencia en Siria, Yemen, Irak, el Líbano y en otros lugares, y sus gobernantes autocráticos probablemente entienden que no tienen mucho más que perder si van a por todas, provocando así una masacre regional", concluye el periodista.