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La agricultura intensiva actual proporciona alimentos baratos y asequibles para muchos, pero vienen junto a graves costes medioambientales. Uno de esos costes puede ser el que ha puesto de manifiesto un estudio reciente realizado por científicos británicos. Según ellos muchos pesticidas usados en la agricultura interfieren con la actividad hormonal.

Estos expertos recomiendan encarecidamente que urgentemente se hagan pruebas de todos los pesticidas para ver si interfieren con las hormonas masculinas, como la testosterona o los andrógenos, hormonas críticas para la salud del sistema reproductor de los varones.

Andreas Kortenkamp y sus colaboradores del Centro de Toxicología de Londres encontraron que 30 de los 37 pesticidas más usados tenían una acción que bloqueaba o imitaba la acción de las hormonas masculinas. En 16 de esos 30 compuestos se ha descubierto una actividad de interferencia hormonal por primera vez, mientras que ya había pruebas previas al respecto sobre los otros 14.

La mayoría de estas sustancias se usan como fungicidas en frutas y vegetales que incluyen cultivos tan corrientes como la fresa o la lechuga.

Otros expertos del campo (y no implicados en el estudio) no muestran sorpresa por el resultado e incluso sospechan que debe de haber muchas más sustancias de estas cuyo peligro no se pone de manifiesto debido a la carencia de estudios.

Estos resultados llegan justo cuando la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU ha encontrado oposición por parte de la industria en este asunto, precisamente cuando ha ampliado su programa de estudio de estas sustancias. Estudio que requiere el análisis de 200 productos químicos que se encuentran en el agua y la comida para ver si interfieren con el sistema endocrino. Ninguno de los 16 compuestos químicos señalados en el estudio británico se incluye en esa lista de esos 200 compuestos.

Los ensayos realizados por los expertos británicos se realizaron in vitro con cultivos de células humanas. Aunque es una técnica clásica de estudio del efecto de estas sustancias, siempre queda el factor de su concentración en los alimentos y el agua, por lo que habría que calibrar su verdadero efecto. Pero los fetos y los niños estarían expuestos a un riesgo mayor.
Se ha acusado a los pesticidas de ser los responsables de las deformidades genitales en niños, de la disminución de la calidad del esperma y del aumento de la incidencia del cáncer de testículos.

El artículo, que ha sido calificado como de muy importante por parte de otros expertos, señala la disparidad entre el amplio uso de pesticidas en el mundo actual y lo poco que se sabe sobre sus posibles consecuencias sobre la salud humana.

Entre los pesticidas señalados por el estudio como disruptores hormonales están: fludioxonil, fenhexamid, dimethomorph, imazalil, ortho-phenylphenol, pirimiphos-methyl y fenitrothion. Muchos se encuentran presentes como residuo en los alimentos y han sido usados durante muchos años.

Los investigadores sugieren que se usen animales de laboratorios, en una nueva ronda de estudios, para comprobar los efectos que estas sustancias pueden tener. Según afirman, para algunas de estas sustancias es urgente que se realicen estas pruebas.