La recuperación oficial de la ciudad de Palmira por parte del ejército sirio de Bashar Asad puso al presidente estadounidense, Barack Obama, en una posición incómoda, informa el diario Los Angeles Times (LAT).
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© Sputnik/ Ali Hassan
Estados Unidos y sus aliados se han esforzado para presentar la lucha contra Daesh (grupo terrorista proscrito en Rusia y otros países) como un proyecto propio y acusar a Rusia de atacar solamente a los insurgentes "moderados". La liberación de Palmira muestra un lado diferente de esa historia.

Durante muchos años, la Casa Blanca ha buscado "socios" eficaces en Siria y ha pedido la salida de Asad del poder, escribió LAT. Por tal razón, es muy difícil para Washington admitir el éxito alcanzado por el ejército sirio y sus aliados, entre los que se encuentran Rusia e Irán, en la lucha contra Daesh.

EEUU ha acusado repetidamente a Asad de alimentar la guerra civil y atraer extremistas de todo el mundo hacía su país. Sin embargo, las escenas de la liberación de la antigua ciudad de Palmira por las fuerzas del gobierno sirio muestran una realidad diferente a la creada por Estados Unidos.

La elaboración de su política con relación a Siria de aquí en adelante es una paradoja para el gobierno americano. Washington busca debilitar al gobierno de Asad, pero no tanto como para dar fuerzas a Daesh y a otras facciones militantes que surgieron desde el inicio del conflicto sirio. Oficiales de EEUU informan que su objetivo al ayudar a las facciones rebeldes no es derrocar Asad violentamente, sino forzar a su gobierno a hacer concesiones que por consiguiente lo harán dejar el poder, informó el periódico.