El asteroide, el segundo más grande de los que orbitan el planeta, se acerca por primera vez en 37 años. Aunque se lo podrá ver utilizando telescopios comunes, no hay riesgo de colisión.

Asteroide Eros
© NASA
La última vez que Eros se acercó tanto a la Tierra fue en 1975. Sus dimensiones son las más grandes conocidas entre los cuerpos que pasan cerca de la superficie del planeta. El único que lo supera en volumen es Ganímedes.

Si bien su tamaño impacta y genera cierta alarma, los especialistas afirman que su visita no conlleva riesgo alguno para la integridad de nuestro planeta. La menor distancia a la que se acercará no deja de ser amplia: 26,7 millones de kilómetros.

Sin embargo, se trata de una distancia que permitirá la visualización para los usuarios de un telescopio de alcance mediano, por lo que a lo largo de todo el martes tanto los aficionados a la astronomía como los científicos especializados podrán disfrutar de su hobbie y realizar sus estudios.

Será una oportunidad difícil de repetir para varios de ellos, ya que Eros recién repetirá su acercamiento en 2056. Según las fotos conocidas, su forma es similar a una papa, aunque algunos también dicen ver una "salchicha".

Los primeros astrónomos en visualizarlo fueron Carl Gustav Witt, en Berlín, Alemania, y Auguste Charlois, en Niza, Francia. Desde aquel 13 de agosto de 1898, los acercamientos a Eros avanzaron tanto que hasta se logró explorarlo con una nave.

La sonda espacial NEAR Shomaker aterrizó sobre su superficie y envió a la Tierra más de 160 mil imágenes, entre las cuales los científicos pudieron identificar 100.000 cráteres. Lo más importante a futuro fue determinar con toda precisión que se trata de un cuerpo sólido.

¿Catástrofe imposible?

Como es de suponer, ese descubrimiento es clave para saber qué chances de actuar habrá el día en que su ruta sea demasiado cercana a la Tierra y el riesgo de un desastre de proporciones incalculables sea real.

Con sus 34 kilómetros, el impacto podría causar un desastre a gran escala, aunque para que esa escala sea global se necesitarían 140 kilómetros de longitud. Su periplo a través de las estrellas (se lo verá entre las constelaciones Leo, Sextante e Hidra) no genera aun una alarma significativa, aunque el estudio de su composición es una de las prioridades para generar una estrategia de emergencia.