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Un número cada vez mayor de empresarios, comerciantes y desempleados se suicidan por problemas económicos en Italia, un país duramente golpeado por la crisis de la deuda en Europa, y varias entidades y organizaciones han creado una red de ayuda para darles respaldo psicológico.

En las últimas semanas la prensa italiana registra a diario la terrible noticia de suicidios relacionados con la crisis, un goteo constante de muerte de empresarios, pensionados y ancianos desesperados que deciden poner fin a sus vidas.

La inminente quiebra de su propia empresa, el recorte dramático de la pensión o la pérdida del empleo faltando pocos años para la jubilación figuran entre las razones atribuidas a suicidios o intentos de suicidios en un país que alcanzó en febrero la cifra récord de 9,3 % de parados.

Uno de los casos más dramáticos es el del constructor que se inmoló en marzo pasado en la próspera ciudad de Bolonia (norte de Italia), agobiado por las deudas y los impuestos que no lograba pagar.

Su muerte, tras nueve días de agonía, conmovió al país.

"Es un gesto terrible de desesperación, un caso triste que ilustra el momento de dificultad que se atraviesa", comentó el exjefe de Gobierno Romano Prodi, que reside en esa ciudad.

"Se trata de una ola inédita de suicidios por razones económicas", reconoció Angelino Alfano, líder del mayor partido de derecha del país, el Pueblo de la Libertad, mientras el juez anticorrupción Antonio di Pietro, de Italia de los Valores, considera que el actual jefe de Gobierno, el economista Mario Monti, "carga esos suicidios sobre su conciencia".

Acosada desde 2009 por la crisis de la deuda, afectada por las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno, Italia se encuentra en plena recesión económica.

Se calcula que un tercio de los 4 000 suicidios del año pasado son decididos por razones económicas, y se teme el efecto contagio cuando los casos son divulgados por la prensa.