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Coincidentemente con la caída de los mercados bursátiles y el inicio de los disturbios en Londres se produjo una tormenta solar, la cual, según estudios científicos, puede afectar la psique de las personas.

La semana pasada fue especialmente agitada en el panorama planetario: disturbios y vandalismo en Inglaterra y una dramática caída en los mercados bursátiles del mundo, entre otras cosas. Pero, ¿es posible que este caos global se precipite no sólo por la ambición de los banqueros, la manipulación de los políticos y la enajenación de las masas, y que haya sido provocado por una explosión en el Sol?

El pasado 5 de agosto ocurrió una poderosa tormenta solar, la cual propició una eyección de masa coronal. Las tormentas solares, además de ser responsables del sublime espectáculo de las auroras (en esta tormenta las auroras llegaron hasta a Inglaterra y Colorado), también pueden afectar las comunicaciones y el sistema eléctrico del planeta. Asimismo existe una creciente noción entre diferentes investigadores de que el plasma solar afecta la psique de los hombres.

La reverberación en el campo magnético de la Tierra provocada por la tormenta solar afecta algunos neurotransmisores, como la melatonina, lo cual a su vez puede tener irse acumulando en las psiques individuales para manifestarse en una tendencia planetaria.

Un estudio realizado en el 2003 por el Banco de la Reserva Federal de Atlanta descubrió que las tormentas solares afectan los mercados bursátiles, haciendo que los corredores de bolsa tomen decisiones pesimistas. "Niveles de actividad geomagnética inusuales tienen estadísticamente efectos negativos en los resultados semanales de los índices bursátiles de Estados Unidos", dijeron los autores del estudio según Reuters.

La psiquiatra de la Universidad de Columbia, Kelly Posner, cree que tal vez las tormentas solares afectan nuestro estado de ánimo debido a que afectan nuestros biorritmos y nuestros neurotransmisores. "Una posible explicación es que la asociación entre la actividad geomagnética, la depresión y el suicidio es que las tormentas geomagnéticas pueden desincronizar los ritmos circadianos y la producción de melatonina", dice Posner.

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Un estudio realizado en la Clínica Westbank en Stirlingshire, en el Reino Unido notó que hay un incremento estadístico significativo en la admisión de pacientes con algún tipo de trastorno mental en los días de tormentas solares.

Un estudio de un científico del Centro de Medicina Espacial en Berlín mostró que existe una correlación entre la actividad geomagnética y el contenido de los sueños, ya que el geomagnetismo afecta la proudcción de melatonina.

Evidentemente los sucesos que ocurrieron la semana pasada tienen en el fondo causas bastantes terrenales - como la desigualdad, el desempleo, la especulación financiera, los vicios sistémicos del capitalismo, etcétera - pero quizás lo que al final de cuentas inclinó la balanza para que se colapsarán las bolas el lunes pasado - y no otro día - y detonaran los disturbios en el Reino Unido con tal desden fue el estado mental propiciado por la interacción del plasma solar con los neurotransmisores del cerebro humano. La violencia en el cosmos generando violencia en la Tierra, del otro lado del espejo. Aunque quizás no nos demos cuenta en la vida cotidiana, es posible que todos los sucesos que ocurren en el universo estén relacionados.

Sin querer ser alarmistas, se espera una intensificación en la magnitud y frecuencia de las tormentas solares en los próximos dos años, por lo cual podríamos estar viendo más de estos fenómenos - que por otra parte deben de ser investigados con mayor profundidad para determinar hasta que punto nos afectan las eyecciones de masa coronal. Una mayor conciencia de la naturaleza de la interacción de estas tormentas solares no sólo con el campo magnético de la Tierra, sino con el campo magnético del ser humano y con sus procesos neurológicos podría servir para prevenir eventos de pánico masivo o de locura colectiva. Quién sabe, tal vez estas tormentas hasta nos puedan hacer sentirnos bien si sabemos navegar las olas del Sol.