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Especialistas analizan la posibilidad de que la raza haya viajado millones de años luz hasta llegar a la tercera roca.


Microbios extraterrestres podrían haber traído la vida a la Tierra después de viajar por el espacio durante millones de años, sospechan los científicos.

La teoría recientemente estudiada se basa en cálculos que muestran una alta probabilidad de que fragmentos rocosos de otros planetas hayan aterrizado en la Tierra hace mucho tiempo atrás portando la vida que hoy ocupa todo el orbe.

Según los expertos que escriben en la revista Astrobiology, algunos microorganismos podrían fácilmente haber sobrevivido el largo viaje a través del espacio, a pesar de los altos niveles de radiación cósmica.

De la misma forma que la vida podría haber sido traída desde el exterior del planeta hacia acá, desde la Tierra podrían haber salido rocas espaciales con organismos terrestres con destino a otros planetas.

El proceso, conocido como litopanspermia, podría significar que el universo está lleno de vida similar a la de nuestro planeta.

"Nuestro trabajo indica que la litopanspermia podría haber sido muy probable, y puede ser el primer documento para demostrar eso", dijo Edward Belbruno, investigador de la Universidad de Princeton en los EE.UU.

"Si este mecanismo es cierto, tiene implicaciones para la vida en el universo como un todo. O sea, esto podría haber sucedido en cualquier lugar del espacio", asegura el especialista.

Las grandes erupciones volcánicas, impactos de meteoritos y las colisiones con otros cuerpos son las grandes causas que podrían originar que fragmentos rocosos vuelen entre planetas.

Cuando el Sistema Solar era joven, y el Sol estaba mucho más cerca de sus vecinos de lo que está hoy en día, algunos de estos restos podrían haber sido intercambiados entre planetas que orbitan estrellas distintas, dicen los científicos.

Al viajar estas rocas con relativa lentitud, había una buena probabilidad de que sean "capturadas" por la gravedad de los planetas a los que se acercaban.

Los investigadores determinaron el estudio a través de programas computarizados que simulan el origen del Universo y del Sol.

Se encontró que entre cinco y 12 fragmentos rocosos de cada 10.000 podrían haber sido intercambiados entre nuestro Sistema Solar y su vecino más cercano.