La mamografía no es una prueba perfecta. En España, las mamografías para detectar el cáncer de mama han conseguido disminuir la mortalidad por esta enfermedad entre un 20 y un 30% de los casos. Pero esta prueba tiene luces y también sombras, como acaba de poner de manifiesto una revisión completa de estudios internacionales realizados para evaluar los beneficios y daños de la mamografía de cribado.
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Los resultados de esta revisión realizada por un equipo de investigadores del Departamento de Política de Salud de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y el Hospital Brigham y de Mujeres (Estados Unidos) se publican en Journal of the American Medical Association.

Sus autores sugieren que los aspectos positivos de esta prueba a menudo se sobreestiman mientras que los negativos se subestiman. En su opinión, como los beneficios y los daños de la mamografía se relacionan con un complejo conjunto de factores clínicos y preferencias personales, los médicos y los pacientes necesitan más orientación para enfocar de forma más individualizada la detección del cáncer de mama.

Los investigadores recuerdan que en 2009 los Servicios de Prevención de Estados Unidos revirtieron su anterior recomendación de realizar la mamografía cada uno o dos años a partir de la edad 40 años y aconsejaron el cribado de rutina cada dos años comenzando a la edad de 50 años.

Pero estas recomendaciones siguen siendo controvertidas entre el público en general y la comunidad médica. "Les digo a mis pacientes que la mamografía no es una prueba perfecta", subraya Nancy Keating, coautora del informe, profesora asociada de Políticas de Atención Sanitaria en Harvard.

"Algunos cánceres se perderán, algunas personas morirán de cáncer de mama, independientemente de que se hagan una mamografía y un pequeño número de personas que sin esta prueba podrían haber muerto de cáncer de mama se salvarán", señala esta investigadora.

Los autores del documento creen que la mejor estimación de la reducción de la mortalidad por cáncer de mama gracias a los exámenes anuales para las mujeres en general es de aproximadamente el 19%. Para las de 40 años, la reducción del riesgo es de un 15% y para las de 60 años, alrededor del 32%. Pero, por otra parte, la mamografía se asocia con daños que pueden ser compartidos por todas las mujeres que se someten a las pruebas de detección, no sólo las mujeres que con el tiempo se benefician de estas pruebas.

Una prueba sobreestimada

Los investigadores estiman que entre 10.000 mujeres de 40 años que se someten a una mamografía anual durante diez años, alrededor de 190 tendrán un diagnóstico de cáncer de mama. De esas 190, estos expertos creen que alrededor de 5 evitarán la muerte por cáncer de mama gracias a su detección, pero que alrededor de 25 de 190 morirán de cáncer de mama, independientemente de que se hagan una mamografía o no. El resto sobrevivirá, gracias, en gran parte, a los avances en el tratamiento del cáncer de mama.

Sin embargo, según Keating, el daño principal asociado con la mamografía es el riesgo de sobrediagnóstico, es decir, el diagnóstico de cánceres que nunca se habrían convertido en clínicamente evidentes durante la vida de una mujer, bien porque el cáncer no crece o porque el paciente muere antes por otra causa.

Aunque con las técnicas actuales es imposible saber qué tipos de cáncer se pueden observar con seguridad y cuáles necesitan ser tratados, este estudio subraya que aproximadamente el 19% de las mujeres diagnosticadas por los resultados de una mamografía están sobrediagnosticadas. Esto significa que cerca de 36 de las 190 mujeres que se sometieron a una mamografía anual durante diez años y se les diagnosticó cáncer de mama serán tratadas con una cirugía innecesaria, quimioterapia o radioterapia.

Además, más de la mitad de las mujeres que se realiza revisiones anuales durante diez años puede tener un mamograma falso positivo que requiere tomar imágenes adicionales y alrededor del 20% de estos falsos positivos tienen como resultado la realización de biopsias innecesarias. Estudios demuestran que estos falsos positivos causan algo de ansiedad a corto plazo, pero no hay consenso sobre el daño duradero.

"Aunque se necesita más investigación sobre los beneficios de la mamografía y los daños, los datos existentes sugieren que hemos estado sobrestimando los beneficios de la mamografía y subestimando los daños durante los últimos años", sentencia Lydia Pace, becaria de investigación en el Hospital Brigham y de Mujeres.

A su juicio, resulta "realmente importante" mantener conversaciones con las pacientes para ayudarles a entender los posibles beneficios de someterse a una mamografía y las potenciales desventajas para que puedan valorar y decidir por sí mismas. El riesgo de cáncer de mama aumenta con la edad, por lo que las mujeres de 50 y 60 años obtienen más beneficios en relación con el riesgo de daños, además de que otros factores, incluyendo antecedentes familiares y si una mujer ha dado a luz y cuándo, también cambian la relación riesgo/beneficio.