Según un equipo de investigadores, dirigidos por el Dr. Brian Monteleone del Instituto Oceanográfico Woods Hole, los océanos de la Tierra probablemente han existido desde la formación del planeta.

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© Jack Cook / Woods Hole Oceanographic InstitutionEn esta ilustración de los inicios del Sistema Solar, la línea blanca discontinua representa la línea de nieve, la transición del Sistema Solar interior más caliente, donde no es estable (marrón) hacia el Sistema Solar exterior, donde hielo (azul) es estable.
"Nuestros océanos estuvieron siempre aquí. No aparecieron debido a procesos posteriores, como se pensaba hasta ahora", afirmaba el Dr. Adam Sarafian, investigador del Instituto Oceanográfico Woods Hole y primer autor de un artículo publicado en la revista Science.

Una hipótesis decía que la Tierra y otros planetas terrestres se formaron originalmente en seco, dada la alta energía y el proceso de alto impacto en la formación de los planetas, y que el agua llegó más tarde a partir de fuentes "acuosas" como asteroides o cometas.

Los Dres. Monteleone y Sarafian, y sus colegas, exploraron otra fuente potencial de agua en la Tierra, las condritas carbonáceas, los más primitivos meteoritos.

Las condritas carbonáceas se formaron en el mismo remolino de materiales que dio origen al Sol hace unos 4,6 mil millones de años, mucho antes de que se formaran los planetas.

"Estos meteoritos primitivos tienen una composición global semejante a nuestro Sistema Solar. Hay bastante cantidad de agua en ellos, y en su momento llegaron a ser candidatos para el origen del agua en la Tierra", comentó el co-autor del estudio, Dr. Sune Nielsen, del Instituto Oceanográfico Woods Hole.

Con el fin de determinar la fuente de agua en los cuerpos planetarios, los científicos miden la relación entre dos isótopos estables del hidrógeno: el deuterio y el hidrógeno.

Las diferentes regiones del Sistema Solar se caracterizan por proporciones muy variables de estos isótopos.

Los científicos sabían de la ratio de estas condritas carbonáceas, y razonaron que si podían compararlo con un objeto que se sepa de su cristalización mientras la Tierra se acrecentaba activamente, entonces podrían determinar cuando apareció el agua en la Tierra.

Para probar esta hipótesis, utilizaron muestras de meteoritos proporcionadas por la NASA del asteroide Vesta-4.

Este asteroide se formó en la misma región del sistema solar que la Tierra, tiene una superficie de roca basáltica, lava congelada.

Estos meteoritos basálticos del Vesta-4 se conocen como eucritos y portan una firma única de uno de los más antiguos depósitos de hidrógeno del Sistema Solar.

Su edad, unos 14 millones de años después de que formara el sistema solar, les hace ideales para determinar la fuente de agua en el interior del Sistema Solar, en un momento en que la Tierra estaba en plena formación.

El equipo analizó cinco muestras diferentes y se encontró que el Vesta-4 contiene la misma composición isotópica de hidrógeno, las condritas carbonáceas, que también existe en la Tierra. Todo ello, combinado con datos de isótopos de nitrógeno, apunta a las condritas carbonáceas como la más probable de fuente común de agua.

El estudio muestra que el agua de la Tierra lo más probable es que se acrecentara al mismo tiempo que la roca. El planeta se fue formando desde un principio como un planeta con agua en su superficie.

Si bien los resultados no se oponen a una adición tardía de agua en la Tierra, lo que muestra es que no fue necesario, ya que la cantidad y composición del agua correcta estuvo presente desde una fase muy primitiva.
- Publicación: Adam R. Sarafian et al. 2014. Early accretion of water in the inner solar system from a carbonaceous chondrite - like source. Science, vol. 346, no. 6209, pp. 623-626; doi: 10.1126/science.1256717