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© TV2 DenmarkImagen del documental sobre la vacuna contra el VPH, "Las chicas vacunadas - Enfermas y traicionadas."
La vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) es posiblemente la más peligrosa en el mercado de hoy en día. Supuestamente diseñada para evitar posibles infecciones por ciertos tipos de virus del papiloma humano asociados con el desarrollo de cáncer de cuello uterino, verrugas genitales, y otros tipos de cáncer, según VAERS (Sistema para Reportar Reacciones Adversas a las Vacunas), hasta septiembre de 2015 hubo 41236 efectos adversos, incluyendo 1373 personas con discapacidad, 233 muertes, 705 casos que ponen en peligro la vida y 5575 efectos adversos graves.

Tenga en cuenta que VAERS sólo informa de los casos de Estados Unidos. Algunas de las enfermedades asociadas después de la vacuna contra el VPH incluyen el síndrome de taquicardia ortostática postural, síndrome de dolor regional complejo, esclerosis múltiple, epilepsia, enfermedad de Lou Gehrig y varias otras condiciones graves.

Hay dos empresas que fabrican la vacuna contra el VPH: "Gardasil y Gardasil 9" por Merck & Compañía y "Cervarix" por GlaxoSmithKline. La siguiente resolución sobre GlaxoSmithKline no le dejará ninguna duda sobre su reputación:
Asentamiento más grande de fraude en salud de la historia de EE.UU.

GlaxoSmithKline se declara culpable y paga $ 3 mil millones para resolver acusaciones de fraude y fallo de reportar datos de seguridad

Lunes 2 de julio del 2012
A pesar de estos hechos, la vacuna todavía está en el mercado y es considerada como "segura" en la mayoría de los países. Una excepción fue dada por Japón quien retiró su recomendación en el 2013 y no ha revertido esa decisión debido a las preocupaciones del público acerca de los eventos adversos. Otros están tomando nota también. De acuerdo a Medscape Medical News, la Agencia Europea de Medicamentos anunció en julio de 2015 que se estaba llevando a cabo una revisión de seguridad de la vacuna contra el VPH, que fue solicitado por Dinamarca, un país donde los reportes de eventos adversos tras la vacunación contra el VPH han sido ampliamente cubiertos en los medios de comunicación.

La conciencia pública de Dinamarca se deriva de este documental que fue transmitido en TV2, un canal nacional:


¿Se ha preguntado donde empezó todo esto? ¿Quiénes fueron las primeras niñas testeadas con la vacuna y qué fue de ellas?

Algunas personas podrían estar familiarizadas con Santa Cruz de Guanacaste en Costa Rica. De hecho, Costa Rica tiene una de las densidades de ensayos clínicos por población más altas del mundo. En otras palabras, su población son buenos conejillos de indias. Gran parte de lo que se conoce acerca de la vacuna contra el VPH proviene de allí. La investigación se inició en 1985 en Guanacaste que, por entonces, era la región más pobre del país.

El siguiente artículo publicado en marzo del 2015 revela algunos hechos preocupantes con respecto a la vacuna contra el VPH probada en Costa Rica:
El impacto de los investigadores fieles a la industria farmacéutica en la ética y la calidad de los ensayos clínicos realizados en Latinoamérica

Antonio Ugalde, Doctor en Derecho, Doctor en Sociología. Profesor Emérito, Departamento de Sociología, University of Texas at Austin; EE.UU.
Núria Homedes, Doctora en Salud Pública. Docente, Departamento de Salud Internacional, Georgetown University; Washington DC, EE.UU.

RESUMEN

Este artículo explica las dificultades que tienen las farmacéuticas innovadoras para retribuir a sus accionistas con dividendos atractivos. El problema es el resultado de la caducidad de las patentes de los medicamentos estrella (blockbusters) y las dificultades que tienen en desarrollar nuevos medicamentos estrella. Una solución que las empresas han encontrado es acelerar la ejecución de los ensayos clínicos para obtener, en el menor tiempo posible, el permiso de comercialización y así incrementar el tiempo monopólico de ventas de los nuevos medicamentos. En este contexto, los autores describen la forma en que las farmacéuticas innovadoras acortan el tiempo de ejecución de los ensayos en América Latina y las consecuencias en la calidad de los datos que se obtienen, en la protección de los derechos humanos de los sujetos de experimentación, y en el cumplimiento de los principios éticos aprobados en las declaraciones universales.
Los autores revelan cómo, desde 1986, tres investigadores con conflicto de intereses fueron Ministros de Salud en Costa Rica, aprobando regulaciones favorables a las grandes farmacéuticas mientras estaban en oficio. Un Ministro de Salud fue el director del Hospital Nacional de Niños de Costa Rica, mientras que otra Ministra había ocupado la jefatura del Servicio de Infectología en el mismo hospital.

La dirección de la empresa que administraba el contrato del ensayo clínico de la vacuna contra el VPH estaba en manos de altos cargos del Ministerio. En otras palabras, la industria farmacéutica tuvo un muy buen comienzo en Costa Rica a través del Ministerio de Salud. Una situación muy conveniente, ya que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU.) raramente inspecciona la ejecución de ensayos en el extranjero, pero aprueba medicamentos y vacunas que se han experimentado en muchos países.

Con respecto al ensayo clínico de la vacuna del VPH que inició en el 2004 con una financiación de 20 millones de dólares, los autores informan lo siguiente:
En el ensayo iniciado en 2004, ni la auditoría interna de la Caja Costarricense de Seguro Social [la institución pública encargada de la seguridad social] pudo acceder a los consentimientos informados. Un informe de la Junta Directiva del Colegio de Médicos cuestionó las imprecisiones del consentimiento, las contradicciones en el texto, las omisiones y las manifestaciones que se podrían considerar engañosas. No se mencionaba que uno de los objetivos era monitorear la aparición de efectos adversos, ni que se estudiaba la efectividad de la vacuna en mujeres infectadas con VPH. Se daba a entender que la vacuna evitaría la infección por VPH pero no mencionaba que había una elevada probabilidad de que ya tuvieran la infección o la hubieran tenido. Aunque la ejecutora del ensayo era una empresa local privada, en el formulario del consentimiento informado aparecía el nombre de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), dando a entender a las participantes que la CCSS, una institución en la que los ciudadanos confían, era la ejecutora. Hay evidencia de que muchas de las mujeres no entendieron el consentimiento. También se daba a entender que el ensayo era de interés público cuando los mayores beneficiarios han sido las empresas privadas, en particular, el patrocinador.
Una periodista entrevistó a una de las mujeres que estaba participando en el ensayo. Cuando ella reportó efectos adversos que podrían considerarse graves, la explicación que le dio la médica fue que "tenía demasiadas hormonas". Ella no estaba convencida y dos meses después, se retiró del ensayo clínico sin dar explicaciones.

Algunas de las conclusiones son bastante condenatorias:
Otros comportamientos de los administradores fieles en América Latina, consecuencia de las presiones para acelerar su ejecución, que ponen en entredicho la validez de los datos y violan principios éticos y normativos incluyen: 1) utilizar equipos en malas condiciones; 2) falsificar resultados analíticos; 3) no reportar efectos adversos; y 4) retener en el experimento sujetos que, por sus condiciones de salud, debieran ser retirados.
Hay algo esencialmente malévolo en un sistema que recomienda una vacuna basada en investigación plagada de conflictos de intereses, la violación de derechos humanos y de principios éticos básicos aprobados en declaraciones internacionales, y donde reportes de efectos adversos se desalientan o se esconden debajo de la alfombra. Los que recomiendan la vacuna ya sea por ignorancia o la negación de ver esta situación, están ayudando activamente a ese sistema.

Quizás nunca sepamos que fue de las chicas del ensayo clínico inicial, pero esperemos que el resto del mundo hago algo acerca de las chicas que están luchando para que el mundo sepa lo que les pasó a ellas.

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