El vínculo entre ambos países es cada vez más tenso, pero Washington no se atreve a condenar la violación de los derechos humanos por parte de Riad, consideran medios estadounidenses.
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© RTLa situación para Washington se torna cada vez más complicada
El "irritante matrimonio" entre EE.UU. y Arabia Saudita ha alcanzado un nuevo nivel de tensión después de que Riad ejecutara al estilo del Estado Islámico a 47 personas, entre ellas un prominente clérigo chiita, y cortara relaciones diplomáticas con Irán, informa el diario The New York Times.

Washington se encuentra en medio de "contradicciones en la relación cada vez más tensa con Arabia Saudita", señala el periódico. "Por temor a socavar el frágil liderazgo de Riad, el Gobierno estadounidense no ha podido condenar la ejecución del clérigo chiita que desafió a la familia real saudita, de la que necesita desesperadamente su apoyo en la lucha contra el EI y poner fin al conflicto en Siria", agrega.

Además, la administración del presidente Barack Obama "tiende a hacer la vista gorda o emitir advertencias cuidadosamente calibradas en los informes sobre derechos humanos en Arabia Saudita, donde se reprime a los disidentes y la libertad de expresión, y su élite financia a los extremistas islámicos".

Pero, el reino del golfo Pérsico se ha convertido en la "gasolinera más fiable para EE.UU., un proveedor regular de inteligencia y un valioso contrapeso para Irán". Aunque en la actualidad "la situación está cambiando, con el incremento de la producción petrolera en territorio norteamericano", afirma The New York Times.

Sin embargo, "la agitación política en Oriente Medio y la percepción estadounidense de que los sauditas son fundamentales para la estabilidad en la región, hace que los dos países continúen manteniendo una relación que es cada vez más irritante", sostiene el diario.

Por eso, cuando la semana pasada Riad ejecutó a 47 personas, decapitando a muchos de ellos al estilo que suelen hacer los terroristas del Estado Islámico, los esfuerzos de Washington para argumentar esos hechos son vanos. La administración de Obama asegura que los sauditas siguen siendo fieles aliados pero al mismo tiempo los critica, y el tono de las críticas no hará sino aumentar, finaliza.