Traducción para SOTT en español por El Averiguador


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Bush Padre y Bush Hijo
Comentario: Este es el tercero de una serie de 12 artículos escritos en 2006 conmemorando (en ese momento) el 43 aniversario del asesinato de JFK. Este 22 de noviembre de 2013 es el 50º aniversario de lo que puede, en retrospectiva, ser llamado:"El día que América murió".

Cualquiera que se haya tomado el tiempo para estudiar los hechos sobre aquel fatídico día en Dallas, ya sabrá que JFK fue asesinado deliberadamente por una cábala de belicistas psicópatas que se oponían a sus planes para un mundo más pacífico. Esa misma camarilla sigue en el poder hoy en día, y se ha ampliado su alcance en todo el mundo.

John Fitzgerald Kennedy era un hombre que aparentemente utilizó al sistema para ser electo y después, una vez en el cargo, dejó conocerse por quien realmente era, acerca de cambiar las cosas y ayudar a las masas, y murió por ello.

Estaremos presentando un artículo por día entre hoy y el aniversario. Si te perdiste la segunda parte puedes leerla aquí.

Usted puede encontrar el resto de la serie de JFK en la barra derecha de Sott en español.

Si no le apetece leer, simplemente tómese el tiempo para ver la versión producida de Sott.net y QFG de "Pruebas de falsificación - El asesinato de Estados Unidos" (Subtitulado al español), un set de tres discos que presenta tomas de archivo que no le dejarán ninguna duda de quién mató a JFK y por qué.


JFK (3º Parte): Los Bush y el Reino Perdido
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El asesinato de John F. Kennedy se parece mucho a los ataques del World Trade Center del 11 de septiembre del 2001. Desde aquel terrible día, hace casi 43 años, se han escrito más de 2,000 libros sobre el asesinato de JFK. También se han realizado numerosos programas de TV y películas. Existen interminables teorías y especulaciones sobre el porque JFK fue ejecutado por lo que parece un escuadrón, a plena luz del día, en pleno Dallas Texas, en un soleado día de noviembre.

Adicionalmente, se han creado y propagado incontables mitos aparentemente para embarrar el terreno. En lo único que concuerdan la mayoría de quienes proponen las teorías, es que el FBI y la CIA brindaron poca colaboración a la Comisión Warren para resolver el crimen. Bueno, eso suena bastante parecido al Informe del 11-S. Ambos eventos fueron manejados de la misma manera, por un "selecto grupo de burócratas con una agenda de mentiras"

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© d
Al igual que con los eventos del 11-S, existe la "historia oficial"; en el caso de Kennedy, fue un "hombre armado solitario"; en el caso del 11-S, fueron 19 terroristas improbables dirigidos por un cerebro desde una cueva. De hecho, Osama Bin Laden y Lee Harvey Oswald tienen mucho en común: ambos trabajaron para la CIA.

Al final, lo que ha dominado a América durante los últimos 43 años es un gobierno corrupto que asumió el poder el 22 de noviembre de 1963, en un golpe de estado que desde ese día trabaja con el objetivo de convertir a EEUU en una máquina fascista de Conquista Mundial: el Nuevo Orden Mundial.

Y no importa quien esté al mando: Demócratas o Republicanos. Por ejemplo, Bill Clinton asignó cinco investigadores al "Grupo de Revisión de Registros de Asesinatos", cuya misión era, según el Jefe John Tunheim, "convencer al pueblo americano de que el gobierno no le está ocultando ninguna documentación".

Nuevamente, nos recuerda al 11-S. El argumento principal contra una conspiración del gobierno de cualquier clase es "¿cómo pueden mantener en secreto algo semejante?".
"Ante la objeción de que sería virtualmente imposible organizar una conspiración para un asesinato sin filtración de información, la respuesta es que una red conspiradora existente o un sistema de redes, ya en su lugar y capaz de asesinar, tendría mucha menos dificultad en mantener la disciplina del secreto". - Peter Dale Scott en "Política profunda y la muerte de JFK".
Esto habla directamente del problema abordado por Andrzej Lobaczewski en su libro, Ponerología política: una ciencia de la naturaleza del mal adaptada a propósitos políticos. En este influyente trabajo sobre cómo el mal trepa a la cima en cualquier sociedad y cultura, y cómo desarrolla ramificadas redes de manipulación y control, el problema es tratado en términos de desvío patológico. En cualquier sociedad, existe un pequeño porcentaje de individuos con desviaciones que buscan tener poder sobre otros. En una sociedad como la americana, basada en la previamente descrita ideología capitalista de John Calvin, lo que rápidamente se desarrolla es un mundo de "competencia despiadada", y el hecho es que los perros con desviaciones siempre lo hacen mejor que los normales. Lobaczewski escribe:
Las acciones de [la patocracia] afectan por completo a la sociedad, comenzando por los líderes e infiltrándose en cada pueblo, negocio e institución. La estructura patológica social cubre poco a poco al país entero creando una "nueva clase" dentro de la nación. Esta clase privilegiada se siente permanentemente amenazada por los "otros", es decir, por la mayoría compuesta por gente normal. Los psicópatas tampoco alimentan ilusiones acerca de su destino personal en el caso de que llegase a haber un retorno al sistema del hombre normal.

Ponerología política
© Pilule Rouge
Una persona normal que se ve privada de privilegio o de un cargo elevado se las arregla realizando algún tipo de trabajo que le permita ganarse la vida; pero los patócratas nunca poseyeron ningún talento práctico, y el lapso de tiempo de su mandato ha eliminado todo tipo de posibilidades residuales de adaptarse a las exigencias del trabajo normal. Si la ley del hombre normal fuera restablecida, ellos y sus semejantes estarían sujetos a juicio, incluyendo el sometimiento a una interpretación moralizante de sus deformaciones psicológicas; estarían amenazados por la pérdida de su libertad y vida, y no solamente la de un cargo o privilegio. Ya que son incapaces de tal sacrificio, la supervivencia de un sistema mejor para ellos se convierte en una idea moral. Se debe luchar contra tal amenaza sirviéndose del ingenio psicológico y político y de la falta de escrúpulos para con esa otra gente de "calidad inferior."

Por lo general, esta nueva clase está en posición de purgar a sus líderes si su comportamiento estuviera poniendo en peligro la existencia de tal sistema. ... La patocracia sobrevive gracias al sentimiento de estar siendo amenazada por la sociedad de gente normal, así como por otros países en donde persisten diversas formas del sistema del hombre normal. Para los gobernantes, entonces, el permanecer o no en la cima es el problema clásico de "ser o no ser".

Podemos entonces formular una pregunta más cautelosa: ¿puede tal sistema renunciar alguna vez a la expansión territorial y política exterior y conformarse con sus posesiones actuales? ¿Qué ocurriría si resultara una situación que confiriera la paz interior, el orden correspondiente y una prosperidad relativa dentro de la nación? La mayoría abrumadora de la población del país - dado que es normal- haría un uso hábil de las posibilidades emergentes, sacando provecho de sus aptitudes superiores para luchar por una libertad de acción en constante aumento. Gracias a que constituyen un número más alto, habría una tasa de nacimiento mayor de su tipo, y su poder aumentaría. Esta mayoría se reuniría con algunos hijos de la clase privilegiada quienes no habrían heredado los genes psicopáticos. El dominio de la patocracia se debilitaría sin parar, llevando finalmente a una situación en la cual la sociedad de gente normal recobraría el poder. Para los psicópatas esta es una visión conocida y de pesadilla.

Por lo tanto, la destrucción biológica, psicológica, moral y económica de esta mayoría de gente normal es una necesidad "biológica" de los patócratas. Muchos medios sirven para este fin, comenzando por los campos de concentración e incluyendo la guerra contra un enemigo obstinado y bien armado que devastará y debilitará el poder humano que se le arroje, a saber el mismo poder que pone en peligro al gobierno de los patócratas. Una vez muertos con toda seguridad, los soldados serán decretados inmediatamente después héroes dignos de ser venerados, algo útil para levantar una nueva generación fiel a la patocracia.

La ideología debe proveer, por supuesto, una justificación correspondiente para este derecho alegado de conquistar el mundo, y por lo tanto debe ser elaborada de manera adecuada. El expansionismo deriva de la naturaleza misma de la patocracia, y no de una ideología, pero este hecho debe ser disfrazado de ideología. [...]

Andrzej Łobaczewski
Ponerología Política
Martha Rose Crow, en su artículo Los nueve pasos del auto-genocidio americano, describe como trabajan las redes mencionadas. Solo debes sustituir "Patócrata" [individuo patológico que ha trepado a la cima gracias a su desviada naturaleza, que es generalmente genética y heredada] por "Patriarca" mientras lees el siguiente fragmento.
La decisión de matar se realiza de tal manera que nunca puede rastrearse. Hasta el día de hoy, ningún papel ha salido a la luz que conecte a Hitler directamente con ordenar el holocausto.

Al menos el 95% de toda comunicación es no-verbal, por lo tanto el lenguaje se transforma en algo más, en algo por lo general menos concreto y más irreal. La comunicación no-verbal puede (y comúnmente lo hace) volverse o evolucionar en una o más de las siguientes formas: simbólicas, semánticas, retóricas, alegóricas, criptográficas, metamórfica, filosófica, psicológica, hipnótica, controladora, patriarcal, opresiva, numerológica, oculta, erótica, homo erótica, teológica, profética, epifánica, espiritual y otras. Muchos mensajes con significados dobles/triples están escondidos dentro de estas formas de comunicaciones no-verbales.

La mayoría de los mensajes...son emitidos no verbalmente, indirectamente o a través de una tercera persona.

La orden es usualmente "inocente" y realizada de manera indirecta. La elite siempre está rodeada de hombres de las capas sociales elevadas y estos hombres se inclinan ante cada palabra de sus maestros.

La orden es generalmente emitida en una atmósfera informal en la que los ricos se desenvuelven. La orden puede ser suministrada en un club, en un country, en un bonito restaurante, en un sauna, en una cena, o en el campo de golf (lugar donde se ha decidido gran parte del destino del mundo durante décadas), en funciones de "caridad", fiestas de ricos, y demás.

Siempre hay capas inferiores de la elite en estos lugares, incluyendo a políticos, además de periodistas sociales y económicos. Los hombres de estos grupos superiores, sumados a los medios (que básicamente pertenecen a la elite) y otros participantes de la cultura son condicionados y socializados para escuchar y obedecer a los hombres por encima de ellos en la jerarquía. Así es como funcionan los patriarcados y así es como los patriarcas gobernantes diseminan sus mensajes.

El hombre principal de la elite comenzará una conversación sobre un tema y lo conducirá hacia algo más que lleve al "problema". Luego, hará su crítica de forma indirecta. Duda por algunos momentos mientras modifica su postura, y luego cambia su tono de voz por uno más autoritario. Luego de verificar las respuestas en el lugar de manera silenciosa y discreta, y de asegurarse que los oídos correctos estén escuchando, agrega más poder a su lenguaje no-verbal: prosigue desde un hombre a una persona divina mientras comienza a hablar como el tipo bíblico del hombre/salvador del pueblo. Aunque carismático, su lenguaje - verbal y no verbal - aumenta en autoridad, y en consecuencia en patriarcados elevados. Está en la cima de la cadena patriarcal, por lo tanto debe exhibir un gran poder de manera sutil pero aparente.

Luego de asegurarse que los oídos masculinos correctos están escuchando, comienza con su lista de quejas para fortalecer y justificar su queja original. Los oídos masculinos en la mesa, urinario, club de golf, etc., escuchan y esperan la "solución" que es un comando secreto en el mundo de los hombres.

Luego llega el momento. El Hombre de Poder hará comentarios cortos, casuales, "benignos" como, "Algo debe hacerse al respecto", "Los números (estadísticas de aumento de poblaciones que amenazan al poder) deben cambiar", o "en tiempos pasados, sabían como solucionar esto" (puede sonar nostálgico, pero es una orden indirecta para resolver el "problema" utilizando un clásico método de dominio patriarcal, incluyendo la autoridad de la violencia.)
Efectivamente, fue exactamente este tipo de sociedad la que permitió al clan Kennedy convertirse en "poder" en la escena política. Fue el padre de John Kennedy quien derribó las paredes hacia la cima de los círculos internacionales de las finanzas. También es verdad que John Kennedy obtuvo el cargo público de la única manera que se puede obtener en semejante sistema: mediante el poder financiero y con ayuda de la mafia. Es una certeza que sin el apoyo de la "elite" - y aquí incluimos las elites sionistas también - nunca se hubiera convertido en Presidente.

Sin embargo, lo interesante es el hecho de que parece que John Kennedy sabía lo que estaba haciendo - al menos hasta cierto punto. Utilizó al sistema y luego, aparentemente, ¡intentó cambiarlo! Inmediatamente después de su elección, John Kennedy, con ayuda de su hermano, Robert, atacó al crimen organizado. Se dice que John Kennedy y el gángster de Chicago, San Giancana, tuvieron la misma amante, Judith Campbell Exner. También se informa que John Kennedy tuvo un romance con la esposa de Cord Meyer, un alto oficial de la CIA.

Lo interesante de eso es el hecho de que el profesor Alfred McCoy nos dice, en su libro Las políticas de la heroína, que desde 1942, la CIA y la Mafia trabajaban juntas en numerosas operaciones clandestinas. Uno se pregunta inclusive si las legendarias supuestas historias de JFK como un "don Juan con las mujeres" no serían un tanto exageradas.

En cualquier caso, John Kennedy utilizó el sistema astutamente para introducirse, y luego está claro por sus acciones que intentó modificarlo, que no le gustaba ni lo aprobaba, y eso es, creo yo, el porqué aquellos que habían vivido gracias a este sistema, con su pantalla ideológica de "calvinismo", decidieron que tenía que irse.
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Cuando John Kennedy rechazo permitir que la CIA y las tropas americanas atacaran Cuba, resultando en la debacle de la Bahía de los Cochinos en 1961, el General Charles P. Cabell, Segundo Director de la CIA, ¡anduvo por los alrededores de Washington llamando al presidente Kennedy traidor!

Ahora, intenten comprender esto: John Kennedy estaba siendo llamado traidor porque no confiaba en la CIA llevando a cabo operaciones encubiertas en otros países, subvertir otros gobiernos y, generalmente, comportándose ilegalmente desde el punto de vista de cualquier persona normal. También tengan en cuenta que todo esto estaba dirigido con el objetivo de crear un "Nuevo Orden Mundial" con la oligarquía de EEUU en control del asunto. Kennedy tuvo que morir para que sus planes se cumplieran. Pasados nueve años de la muerte de Kennedy, las cosas estaban en el camino correcto cuando Roy Ash, Director de la Oficina de Gestión y Presupuesto señaló, "Dentro de dos décadas, el marco de trabajo institucional para una comunidad económica mundial estará en su lugar. Los aspectos de la soberanía individual serán entregados a una autoridad supranacional".

Por supuesto, hay mucho más involucrado de lo que se alcanza a ver. Los banqueros internacionales han controlado a América por más de 100 años. El 21 de noviembre de 1933, el Presidente Franklin Roosevelt dijo,
"La verdad de la cuestión es, como tú y yo sabemos, que un elemento financiero en los grandes centros se ha apropiado del gobierno de EEUU desde tiempos de Andrew Jackson".
El Presidente Woodrow Wilson escribió,
"Existe un poder tan organizado, tan sutil, tan observador, tan entrelazados, tan completo, tan persuasivo que los hombres prudentes mejor no hablen por encima de su respiración cuando hablan condenándolo".
Luego, el congresista Louis McFadden, Jefe del Comité de Representantes de Bancos y Moneda, declaró,
"La Reserva Federal es una de las instituciones más corruptas que el mundo ha visto. No hay hombre dentro del sonido de mi voz que no sepa que esta nación es controlada por banqueros internacionales".
Este cártel internacional bancario es mayormente judío, pero no únicamente. Sin embargo, es donde los intereses de Israel intervienen con los intereses bancarios donde los problemas aparecen. Michael Collins Piper presenta evidencia que demuestra que hubo una gran influencia Sionista en el asesinato de Kennedy, de igual manera que existe mucha evidencia de una gran influencia Sionista en los eventos del 11-S.

Paralelamente, esto nos lleva a considerar el rol de George H. W. Bush en el asesinato de John F. Kennedy, y el rol de su hijo en el ataque el 11-S. Consideremos estos puntos:
  • Aunque no lo recuerda cuando se le pregunta, George (Herbert Walker) Bush estaba en Dallas el día que JFK fue asesinado.
  • Bush miente sobre el hecho que era un oficial de alto rango de la CIA al momento de la muerte de JFK.
  • Bush permitió el escape de prisión de un terrorista condenado para que trabaje para él como encubierto de la CIA en el conflicto Irán-Contra.
  • Bush liberó otro terrorista condenado.
  • Ambos terroristas estaban presentes el Dealey Plaza el 22/11/1963.
  • Ambos terroristas fueron condenados por asesinar 73 personas haciendo explotar un avión comercial.
  • Bush es amigo personal junto a un cercano socio de estos terroristas condenados, que también participó en Irán-Contra.
  • Bush tuvo un rol protagónico como oficial de la CIA en la organización/estructuración de estos terroristas en efectivas organizaciones.
[Ver: ¿Los Bush ayudaron para asesinar a JFK? para todos los detalles y documentos que implican fuertemente a George H. W. Bush en la conspiración.]
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Bush Padre y Bush Hijo
Ahora, solo con esos temas, ¿nos sorprendería descubrir las conexiones entre Bush Junior y el activo/tonto de la CIA Osama Bin Laden? ¡Pero hay mucho más!

Consideren este punto:

Edward R. Stetteninus era Secretario de Estado bajo la presidencia de Roosevelt y de Truman. Fue presidente de Acero U.S. antes de la Segunda Guerra. Su padre era la cabeza del programa Federal de Préstamo y Arrendamiento durante la Primera Guerra. El mayor Stetteninus también trabajo para J.P. Morgan. Edward R. Stetteninus creó el Banco Internacional de Wahington, el más grande bando mercantil. También fue el primer americano en servir en Naciones Unidas luego de presionar fuertemente para su formación. También fue una persona con "influencia y poder" (y un frontal partidario) del proyecto para crear la CIA en 1947 bajo la administración del Presidente Harry Truman. (Murió misteriosamente en 1949).

Edward R. Stetteninus también compró todos los derechos de Liberia incluyendo la bandera más las industrias de minería y caucho (es decir, "el país") al dictador que controlaba la pequeña soberanía. Liberian Services, Inc. ("LSI") de Reston, Virginia y Ciudad de Nueva York controla toda la industria de navíos de Liberia.

LSI es una "organización encubierta de la CIA.

En 1963, John F. Kennedy estaba preparando las enmiendas de los estatutos del Gabinete Nacional de Relaciones Laborales y de vario estatutos de Servicios de Ingresos Internos que prevendrían que los navíos de bandera extranjera estuvieran exentos de impuestos norteamericanos. Estas enmiendas habrían afectado seriamente a los magnates de navíos liberianos y los activos de hombres tales como Aristóteles Onassis. Billones de dólares estaban en riesgo. El presidente Kennedy fue asesinado tres días antes que hiciera públicas estas enmiendas.

Por ahora regresemos al pasado, a Farewell America, para tener una mejor comprensión del hombre que América perdió en aquel día soleado de noviembre hace 43 años.

Rey
"La única gloria en la vida pública es aquella que anuncia el futuro y que abre un camino a través de la neblina del presente". [Disraeli]
El Senador Kennedy ganó las elecciones presidenciales de1960 por un margen "exquisitamente estrecho". (1) Los blancos Protestantes americanos pueden reclamar legítimamente que él no era su presidente. Kennedy fue elegido con el 70% de los negros, 78% de los católicos, y el 80% de los judíos, sin hablar del voto femenino. ¿A las mujeres americanas no les hubiesen gustado ser la madre, la esposa, la votante de este elegante hombre joven que, mientras hacía campaña en Boston, invitaba a las mujeres a subirse al escenario una por una para que él, su madre y su hermana pudieran tener el placer de conocerse y después tomar el té con ellos? (2)

Para su padre, Joseph P. Kennedy, uno de los veinte hombres más ricos de EEUU, más adinerado que Rockefeller o Henry Ford, más rico que los judíos, los Harrimans o los Whitneys, no había accidentes en política - solo dinero y organización. John Fitzgerald Kennedy quería ser presidente casi tanto como su padre quería que lo fuera, sin importar que camino debía seguir.

Y lo siguió. Durante la campaña de Kennedy, no podías hacer tres pasos sin encontrarte una pancarta de Kennedy, un póster de Kennedy, un hermano de Kennedy o un empleado de los Kennedy. A Kennedy se lo veía, se lo escuchaba, y en algunos casos era posible hasta dormir con Kennedy. Kennedy hablaba varias veces por día, y todos hablaban de Kennedy por el resto del día. Los Kennedy eran una nueva raza de políticos. Tenían tanto dinero, o más, que el mejor de los profesionales, y desarrollaron una maquinaria electoral más poderosa y eficiente que cualquiera anterior.

Si creemos a Victor Lasky, el viejo Joe Kennedy declaró una vez, "Para ganar una elección se necesitan tres cosas. La primera es dinero, la segunda es dinero, y la tercera es más dinero". Lasky señala que con los millones que gastó para su hijo John, Joe Kennedy podría haber hecho que eligieran a su chofer en el Congreso. El ómnibus del Senador Humphrey no era competencia para el Convair de su oponente.
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Hay algo de verdad en estos sarcasmos, pero John Kennedy fue el único candidato Demócrata que pudo haber derrotado a Richard Nixon en 1960, sin importar las sumas involucradas. En aquel tiempo, John Kennedy ya poseía un notable conocimiento en política, la dieta diaria de su familia. Para su técnica, perfeccionada por catorce años en el Congreso, agregó una fe total en su destino. Durante la Convención Demócrata de 1960, tres candidatos llegaron casi simultáneamente al aeropuerto de Los Ángeles. Las primeras palabras de Stevenson fueron, "No quiero ser elegido, y he llegado aquí casi de incógnito". Johnson dijo, "Lamento haber llegado tarde, pero he estado viajando por todo el país". Kennedy declaró, "Estoy aquí para recibir el nombramiento".

En el Congreso, nadie podía decidir si era liberal o conservador. Miembro del Partido Democrático, habitualmente votaba con Harry F. Byrd, el líder del bloque económico. Su voto en junio de 1960 con el Senador Williams de Delaware sobre un asunto tan controversial como la subvención de consumo de petróleo era sorprendente, pero el proyecto del Senador Williams fue rechazado por un amplio margen, y se pensó que Kennedy solo había empleado inteligentes tácticas. (3) Había votado en contra de un similar proyecto en el pasado, y todos recuerdan que había apoyado a los Republicanos en la Cámara de Representantes al votar en contra de la condición de estado de Hawai, y en contra de la censura del Senador McCarthy.

En resumen, se dijo que él era independiente porque podía afrontarlo económicamente. Esta razonable explicación satisfizo incluso a sus más duros críticos. Estaba en términos amistosos con todos, y en particular con el presidente del comité, quien apreciaba su cortesía y su atención. No tenía tanta experiencia como el Senador Anderson, ni tan buen orador como el Gobernador Clement, o tan popular con los agricultores como Hubert Humphrey, pero era John Kennedy, el hombre más guapo del Senado, un veterano de la guerra en el pacífico, ganador del premio Pulitzer. Otro millonario, Henry Cabot Lodge, tenía dinero, pero no tanto como Kennedy. El poder de los Kennedy podía hacer magia, como lo probaría la elección para el Senado de Edward Kennedy en 1962.

El presidente Kennedy hubiera preferido que su hermano menor esperara dos años más, pero cedió a la presión familiar y, en la mejor tradición de los Kennedy, la organización fue puesta en marcha. Había más en esta organización que tan solo fiestas con comidas y hermosas mujeres. Con riguroso pragmatismo, el Centro Cerebral de los Kennedy analizó los problemas al alcance y determinó la acción más efectiva. El poder de los Kennedy se había vuelto una realidad política capaz de molestar las escalas electorales tradicionales.

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Ciertamente, América conoció otras dinastías en el curso de su historia. Estuvieron los Adams, los Harrisons, los Roosevelts y los Tafts, pero la potencia de estas familias se manifestaron solo una vez en una generación. John Adams fue electo presidente a la edad de 61 años, y su hijo John Quincy Adams no ingresó a la Casa Blanca hasta los 57 años, y sin haber jugado un verdadero papel durante el cargo de su padre. William Henry Harrison ingresó a la Casa Blanca a los 68 años, y solo fue seguido por su nieto a la edad de 55 años. Los Roosevelts, Theodore y Franklin, estaban relacionados de forma lejana. En cuanto a los Tafts, ejercitaron su poder en diversas esferas: William Howard era Presidente, Robert era Senador, y en 1962 Robert A. Jr solo era candidato a la Cámara de Representantes. (4) Ese mismo año Edward Kennedy, de 30 años de edad, tomó su asiento en el Senado. Robert Kennedy, 36, ocupó el puesto de Fiscal General bajo la presidencia de su hermano John, haciendo a los Kennedy la familia más poderosa en la historia de los EEUU, y probablemente en la historia del mundo.

Jefe de la nación más poderosa del mundo, Comandante en Jefe de sus fuerzas armadas, único responsable del uso de armas nucleares, dirigiendo relaciones con más de cien gobiernos extranjeros, distribuyendo más de noventa billones de dólares por año a través de 2.5 millones de empleados federales, viviendo en una mansión de 132 habitaciones, viajando en dos aviones jet o en uno de los diez helicópteros de su flota personal, John Fitzgerald Kennedy era el hombre más poderoso del mundo.

A los votantes les gustaba la idea que John Kennedy fuera el nieto del dueño de una cantina y aceptaron el hecho que su padre había hecho su fortuna como contrabandista y había representado al mercado de acciones cuando era Embajador en Londres. El americano promedio, educado en la creencia de que la forma de hacer dinero no tenía nada que ver con la moralidad, no vio nada atemorizante en esto. La escalada de los Kennedy calzaba dentro de la mejor tradición americana. Joseph había sido el primer Kennedy en graduarse de Harvard. Sus hijos fueron a Choate antes de ingresar a Harvard. (5) Sus hijas y nueras fueron a Radcliffe o Vassar y terminaron brillantes carreras en colegios en Suiza y Francia. Los Kennedy, ahora mejor vestidos que la mayoría de los respetados brahmanes de la Calle Beacon, (6) ya no estaban obligados a esconderse detrás de vidrios oscuros. Estaban en posición de establecer estilos por si mismos.

Al americano trabajador realmente no le gusta la clase de gente que nunca tuvo que trabajar para ganarse la vida. El hombre que se ha hecho a sí mismo rechaza la noción de que el hombre es, en gran medida, el resultado de su posición social, y el hecho que la riqueza de una familia como la Kennedy permite a sus hijos establecer la búsqueda del poder sin preocupaciones financieras, y con un tesoro grande como para financiar una guerra. Obviamente, esto representa una amenaza a la democracia, que no desea ninguna de las virtudes de sibaritas políticos, y muchos americanos temieron el poder de los Kennedy.

El público no estaba totalmente enterado sobre lo que había sucedido cuando, el 20 de enero de 1961, una nueva administración que realmente era un nuevo régimen tomó el poder en Washington. Principalmente inspirado por George Pope Morris, el poeta de la Guerra Civil, y por Abraham Lincoln, el discurso inaugural del nuevo presidente fue una de las más finas piezas de la literatura americana. Este extenso sermón en versos blancos con palabras clave que rimaban fue el trueno que anunciaba el nacimiento de un nuevo estado. Fue la llegada, no de una dinastía, sino del intelecto.
"Celebramos hoy, no la victoria de un partido, sino un acto de libertad -simbólico de un fin tanto como de un comienzo- que significa una renovación a la par que un cambio, pues ante ustedes y ante Dios Todopoderoso he prestado el solemne juramento concebido por nuestros antepasados hace casi 165 años."

"El mundo es muy distinto ahora. Porque el hombre tiene en sus manos poder para abolir toda forma de pobreza y para suprimir toda forma de vida humana. Y, sin embargo, las convicciones revolucionarias por las que lucharon nuestros antepasados siguen debatiéndose en todo el globo; entre ellas, la convicción de que los derechos del hombre provienen no de la generosidad del Estado, sino de la mano de Dios."

"No olvidemos hoy día que somos los herederos de esa primera revolución. Que sepan desde aquí y ahora amigos y enemigos por igual, que la antorcha ha pasado a manos de una nueva generación de estadounidenses, nacidos en este siglo, templados por la guerra, disciplinados por una paz fria y amarga, orgullosos de nuestra herencia, y no dispuestos a presenciar o permitir la lenta desintegración de los derechos humanos a los que esta nación se ha consagrado siempre, y a los que estamos consagrados hoy aquí y en todo el mundo".

"Que sepa toda nación, quiéranos bien o quiéranos mal, que por la supervivencia y el triunfo de la libertad hemos de pagar cualquier precio, sobrellevar cualquier carga, sufrir cualquier penalidad, acudir en apoyo de cualquier amigo y oponernos a cualquier enemigo".

"Todo esto prometemos, y mucho más".

"A los viejos aliados con los que compartimos el origen cultural y espiritual, les brindamos la lealtad de los amigos fieles. Unidos, es poco lo que no nos es dado hacer en un cúmulo de empresas cooperativas; divididos, es poco lo que nos es dado hacer, pues reñidos y distanciados no osaríamos hacer frente a un reto poderoso".

"A aquellos nuevos estados que ahora acogemos con beneplácito en las filas de los libres, prometemos nuestra determinación de no permitir que una forma de dominación colonial desaparezca solamente para ser reemplazada por una tiranía harto más férrea. No esperaremos que secunden siempre nuestro punto de vista, pero abrigaremos siempre la esperanza de verlos defendiendo vigorosamente su propia libertad, y recordando que, en el pasado, los que insensatamente se entregaron a buscar el poder cabalgando a lomo de tigre acabaron invariablemente por ser devorados por su cabalgadura".

"A los pueblos de las chozas y aldeas de la mitad del globo que luchan por romper las cadenas de la miseria de sus masas, les prometemos nuestros mejores esfuerzos para ayudarlos a ayudarse a sí mismos, por el periodo que sea preciso, no porque quizás lo hagan los comunistas, no porque busquemos sus votos, sino porque es justo. Si una sociedad libre no puede ayudar a los muchos que son pobres, no podrá salvar a los pocos que son ricos".

"A nuestras hermanas repúblicas allende nuestra frontera meridional les ofrecemos una promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos mediante una nueva Alianza Para el Progreso; ayudar a los hombres libres y los gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la pobreza. Pero esta pacífica revolución de esperanzas no puede convertirse en la presa de las potencias hostiles. Sepan todos nuestros vecinos que nos sumaremos a ellos para oponernos a la agresión y la subversión en cualquier parte de las Américas. Y sepa cualquier otra potencia que este hemisferio se propone seguir siendo el amo de su propia casa".

"A esa asamblea mundial de estados soberanos, las Naciones Unidas, que es nuestra última y mejor esperanza de una era en que los instrumentos de guerra han sobrepasado, con mucho, a los instrumentos de paz, renovamos nuestra promesa de apoyo, para evitar que se convierta en un simple foro de injuria, para fortalecer la protección que presta a los nuevos y a los débiles, y para ampliar la extensión a la que pueda llegar su mandato".

"Por último, a las naciones que se erigirían en nuestro adversario, les hacemos no una promesa sino un requerimiento: que ambas partes empecemos de nuevo la búsqueda de la paz, antes de que las negras fuerzas de la destrucción desencadenadas por la ciencia sumen a la humanidad entera en su propia destrucción, deliberada o accidental".

"No les tentemos con la debilidad, porque sólo cuando nuestras armas sean suficientes sin lugar a dudas, podremos estar seguros sin lugar a dudas de que no se utilizarán jamás. Pero tampoco es posible que dos grandes y poderosos grupos de naciones puedan sentirse tranquilos en una situación presente que nos afecta a ambos, agobiadas ambas partes por el costo de las armas modernas, justamente alarmadas ambas por la constante difusión del mortífero átomo, y compitiendo, no obstante, ambas, por alterar el precario equilibrio de terror que contiene la mano de la postrera guerra de la humanidad".

"Empecemos, pues, de nuevo, recordando en ambas partes que la civilidad no es indicio de debilidad, y que la sinceridad puede siempre ponerse a prueba. No negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar".

"Exploremos ambas partes qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen".

"Formulemos ambas partes, por primera vez, proposiciones serias y precisas para la inspección y el control de las armas, y para colocar bajo el dominio absoluto de todas las naciones el poder absoluto para destruir a otras naciones".

"Tratemos ambas partes de invocar las maravillas de la ciencia, en lugar de sus terrores. Exploremos juntas las estrellas, conquistemos los desiertos, extirpemos las enfermedades, aprovechemos las profundidades del mar y estimulemos las artes y el comercio".

"Que ambos bandos nos unamos para acatar en todos los ámbitos de la tierra el mandamiento de Isaías: "desmantelar las pesadas cargas...y dejar libres a los oprimidos".

"Y si con la cabeza de playa de la cooperación es posible despejar las selvas de la suspicacia, que ambas partes nos unamos para crear un nuevo empeño, no un nuevo equilibrio de poder, sino un nuevo mundo bajo el imperio de la ley, en el que los fuertes sean justos, los débiles se sientan seguros y se preserve la paz".

"No se llevará a cabo todo esto en los primeros 100 días. Tampoco se llevará a cabo en los primeros 1000 días, ni en la vida de este gobierno, ni quiza siquiera en el curso de nuestra vida en este planeta. Pero empecemos".

"En sus manos, compatriotas, más que en las mías, está el éxito o el fracaso definitivo de nuestro empeño. Desde que se fundó este país, cada generación de estadounidenses ha debido dar fe de su lealtad nacional. Las tumbas de los jóvenes estadounidenses que respondieron al llamado de la patria circundan el globo".

"Los clarines vuelven a llamarnos. No es una llamada a empuñar las armas, aunque armas necesitamos; no es una llamada al combate, aunque combate entablemos, sino una llamada a sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, "gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación": una lucha contra los enemigos comunes del hombre: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma".

"¿Podremos forjar contra estos enemigos una alianza grande y global al norte y al sur, al este y al oeste que pueda garantizar una vida fructífera a toda la humanidad? ¿Quieren participar en esta histórica empresa?".

"Sólo a unas cuantas generaciones, en la larga historia del mundo, les ha sido otorgado defender la libertad en su hora de máximo peligro. No rehúyo esta responsabilidad. La acepto con beneplácito. No creo que ninguno de nosotros se cambiaría por ningún otro pueblo ni por ninguna otra generación. La energía, la fe, la devoción que pongamos en esta empresa iluminará a nuestra patria y a todos los que la sirven, y el resplandor de esa llama podrá en verdad iluminar al mundo".

"Así pues, compatriotas: pregúntense, no lo que su país puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por su país".

"Conciudadanos del mundo: pregúntense no qué pueden hacer por ustedes Estados Unidos de América, sino qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre".

"Finalmente, ya sean ciudadanos estadounidenses o ciudadanos del mundo, soliciten de nosotros la misma medida de fuerza y sacrificio que hemos de solicitar de ustedes. Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, invocando su bendición y su ayuda, pero conscientes de que aquí en la tierra la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos".

Discurso inaugural del presidente John F. Kennedy
En el bando enemigo la gente escuchaba, la gente leía, la gente se emocionaba y a veces temblaba, pero prefirieron expresar su asombro ante la invitación, por parte del Presidente Kennedy, de mayormente escritores, artistas y científicos a la inauguración (Hemingway, Faulkner, Steinbeck, Pearl Buck, William Inge, Arthur Miller, Thornton Wilder, Tennessee Williams, John Hersey, Robert Frost, Saint John Perse, Alexander Calder, Stuart Davis, Edward Hopper, Ludwigmies Van der Rohe, Eero Saarinen, Paul Hindemith, Igor Stravinsky, Leonard Bernstein, Fritz Reiner, Eugene Ormandy, y un solo periodista, Walter Lippman). El "no ha quedado nadie en Harvard" se hizo una broma popular cuando se anunció la composición del equipo presidencial. Pero algunos apenas rieron. En los meses siguientes, América, anestesiada por ocho años bajo Eisenhower, despertó para descubrir que tenían un presidente con cerebro y corazón.

Kennedy buscó en la historia del mundo las perspectivas del arte de la política y el rol que él podría jugar en la misma. Introdujo a sus héroes favoritos (griegos, romanos, ingleses, franceses, alemanes y inclusive americanos) al pueblo americano. Declaró, "He leído mucho sobre la cuestión de la presidencia. El presidente debe estar en el centro de la acción. El solo debe tomar las decisiones".
"Debemos, yo quiero, haremos..."

"No conozco a nadie que pueda hacer este trabajo mejor que yo".

"Para seguir siendo libres, el mundo libre debe demostrar más inteligencia que el mundo esclavo".
Como Thomas H. Benton, en cualquier momento podía recitar a Jorge de Virgilio, las Mil y Una Noches, Herodoto o Sancho Panza, el Nuevo Testamento, los Reformistas Alemanes, o Adam Smith, Fenelon o Hudibras, los informes financieros de Necca o los actos del Consejo de los Treinta, los debates que precedieron la adopción de la Constitución, o un discurso a medias de algún miembro fallecido del Congreso. En Chicago, citó al poeta griego Alaeus. Cuando los estudiantes de una escuela de mujeres tradujeron su Discurso Inaugural al Latín, debido a que su estilo les recordaba a Cicero, él les respondió en Latín (con ayuda de uno de sus asistentes). La carta comenzaba así:
Johannes Filiusgeraldi Kennediensis, Respublicae Presidens, puellis Scholae Daltoni salutem plurinam dicit.
Citó a los Padres Fundadores, Woodrow Wilson y Justice Holmes, pero también a Shakespeare, Goethe y Sófocles, y se decía que en las cenas a la luz de las velas en la Casa Blanca leía a Keats y Marlowe, de quienes nadie había oído hablar en la Ciudad de Kansas.

La comunicación verbal abstracta en sus conferencias de prensa eran habitualmente observada por sobre las cabezas de su público. Hacía malabarismos fácilmente con los salarios de los empleados de lavanderías, el pago promedio de la Seguridad Social, la proporción de graduados del colegio secundario sin oportunidades de ir a la universidad, el número de graduados universitarios en India, o el ingreso promedio per cápita en Libia o el Congo. También declaró que "no tiene sentido enviar astronautas al espacio si nuestras mentes permanecen en la tierra".

Le recordó al país que en el período siguiente a la Declaración de la Independencia y nuevamente durante la Guerra Civil, los hombres más capaces de América, los ciudadanos más sobresalientes, habían elegido carreras políticas. Desde la Guerra Civil hasta la Depresión, y nuevamente luego de la muerte de Roosevelt, prefirieron los negocios. Kennedy quería hacer de la política una vez más la carrera principal en América.

Puso carteles en el Departamento de Estado que decían, "Deshazte de la jerga. Mejora tu escritura". Lo cual significaba: escriba en inglés. Kennedy mismo puso el ejemplo, pero muchos americanos pensaban que sus discursos eran extraños. Se decía que el estilo del presidente era inspirado por Gladstone, ¿pero quién era Gladstone? Para ellos, el inglés era otro lenguaje, y este intelectual Kennedy pensaba mucho y demasiado rápido. Cortaba con los bellos sentimientos y nobles aspiraciones en series de relámpagos cabalísticos que destellaban y morían a la velocidad de la luz. La gente comenzó a sentir que este hombre, que nunca paró de pensar, pensaba demasiado. En los últimos días del Oeste, un hombre que se paraba a pensar era hombre muerto. Kennedy no solo pensaba, sino que su dialéctica era simple y directa:
Primero, es más y más obvio.
En segundo lugar, es más y más obvio.
Tercero...
Dwight McDonald, que nunca conoció a Kennedy, escribió:
"Los americanos imaginan a menudo que los hechos son sólidos, concretos y objetos diferentes como canicas, pero están lejos de ello. En cambio, son sutiles esencias llenas de misterio y metafísica, que cambian su forma, color y sentido de según el contexto en el que son presentados. Siempre deben ser tratados con escepticismo, y el juicio debe basarse en el número de hechos que pueden movilizarse en apoyo de una opinión, pero en una discriminación habilidosa entre ellas y la objetividad con la cual son tratadas para llegar a la verdad, que es algo totalmente diferente de los hechos, aunque haya alguna conexión entre ellos".
Cuando alguien preguntó a Kennedy, "¿Qué clase de presidente será? ¿Liberal o conservador?", contestó, "Espero ser responsable". Fue una respuesta extremadamente inteligente, pero apenas encajaba con una nación bipartidaria. Cuando De Gaulle le escribió sobre la cuestión de Berlín, "¿Sur quel terrain nous rencontrerons-nous?" (7) Kennedy exclamó, "¿No es excelente?!" Bien sabía que en la mente de De Gaulle no había terreno adecuado, pero su primera reacción fue solo en relación al estilo del General.

La historia de la administración Kennedy será difícil de escribir ya que casi todas las deliberaciones de los presidentes con sus asesores o sus visitantes sucedían hombre a hombre, mente a mente. Él era un intelectual.

El no era amigable en el sentido en que la gente se sentía cerca de él. Su personalidad era aguda y penetrante, y su lenguaje era tan directo como el dedo con el que apuntaba habitualmente en sus conferencias de prensa. Romain Gary dijo que nunca, en siete años en los EEUU, había encontrado un mecanismo cerebral que funcionara tan perfectamente:
"No contesta a tu argumento, sino que inmediatamente hace otra pregunta. Poco a poco, sentí como si ya no estuviera allí; me redujo a una función intelectual. Me sentí honrado por esta excesiva atención que el presidente de los EEUU me estaba brindando y un tanto abrumado de ser sujeto de esta clase de análisis. Al menos me hubieses gustado saber que pensaba de mí. Había algo curiosamente voraz acerca de su necesidad de información... Luego de tres horas de conversación, no tenía idea de que argumento había expresado, que idea lo había impresionado o convencido. Escuchó todo con la misma atención, pero cuando terminé no me dijo su conclusión y siguió con otra cosa. Ni por un minuto se olvidó que era el presidente de los EEUU, y aunque me animó a hablar como su par, la igualdad terminó allí".
Kennedy dijo a Romain Gary,
"Tus hijos viven en calles como la Rue Anatole France, Boulevard Víctor Hugo, Avenida Valery. Cuando todavía son jóvenes comienzan a sentir la importancia de la historia y la cultura. Todas nuestras calles tienen números. Tenemos grandes nombres suficientes para reemplazarlos: Hemingway Square, Melville Boulevard...Me gustaría ver a un niño de doce años llegar a su casa y decirle a su madre, cuando lo regañaba por llegar tarde, 'Estaba jugando a béisbol en la Avenida William Faulkner'"
¡Un hombre extraordinario, interesado en todo! A veces se quedaría mirando pensativamente por alguna ventana de la Casa Blanca a los limpiadores de la calle sobre la Avenida Pensilvania.

¡Washington! Una pequeña ciudad perezosa bajo Truman, cuarteles generales de una guarnición provincial en épocas de Eisenhower, bajo Kennedy se convirtió en la verdadera capital de la nación. A América le gusta que su presidente venga de una pequeña ciudad. "Nuestra Ciudad" es el asiento de la rectitud moral, y sus habitantes son conocidos por llevar vidas familiares ejemplares. Presidentes anteriores de EEUU siempre se han sentido obligados a vivir simple y virtuosamente. Los Roosevelt adinerados, pero Eleanor reinaba con austeridad. Los Truman solo vivían del salario del presidente, y en sus recepciones solo ofrecían galletitas, limonada, y buenos momentos. Los Eisenhower vivían modestamente en compañía de unos pocos y viejos amigos. La Casa Blanca no era el centro de la sociedad de Washington, y que semanalmente organizaba unas pocas recepciones diplomáticas y aburridas fiestas privadas, las más importantes de las cuales eran brindadas por un par de viejas mujeres que se habían vuelto árbitros morales de la ciudad, y una vez al año en la Clase de Baile.

Eso era Washington.

Luego todo cambió vertiginosamente. De repente Carolyn Hagner Shaw (Callie para sus amigos), cuyo Libro Verde con su plantilla de personas VIP podía hacer o romper una reputación, se encontró a si misma destronada. Destronada también estaba Perle Mesta, antigua Embajadora en Luxemburgo, una anfitriona que gustaba hablar de política. Las esposas de los generales y senadores en Kalorama Road pronto se volvieron concientes de sus edades. Cunado se enteraron lo que estaba sucediendo en la Casa Blanca, recordaron la Atlanta de Margaret Mitchell, esa abierta ciudad que no hizo esfuerzos por ocultar sus pecados. Leyeron en los periódicos que Shakespeare y ballets eran interpretados en la Casa Blanca, lugar donde los más finos platos y los más exquisitos vinos eran servidos mientras tocaba una orquesta en la cena.
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Los hermanos Kennedy
La sociedad americana confunde elegancia con extravagancia. Para las celosas matronas de Washington, la elegancia que reinaba en la Casa Blanca naturalmente significaba un gastadero de dinero. Rumorearon que los Kennedy fácilmente derrochaban $2,000 en comida para una de sus fiestas, negándose a agregar (o quizás no lo sabían) que el Presidente donaba todo su salario a obras de caridad (8). La clase alta de Washington se moría por una invitación a la Casa Blanca, pero, o no era invitada o automáticamente no era invitada.

Las recepciones en la Casa Blanca (las únicas que realmente contaban) solo estaban abiertas para los invitados personales de los Kennedy. Incluso los "habitantes de los acantilados" y Señores George Garrett, Sidney Kent Legare, John Newbold y Benjamin Thoron eran ignorados.

Las grandes y pintorescas embajadas (la británica, la francesa, la chilena, la mexicana, la peruana) seguían el mismo camino. Dándole preferencia en sus listas de invitados a aquellos ya honrados por los Kennedy, practicaron una clase de segregación social asociada extensamente a la Casa Blanca. Era como una corte real. Solo los magnates del petróleo, celebrando ruidosamente en el Hotel Carroll Arms, no se sentían dejados afuera.

Washington era una ciudad nueva. Ciertos Senadores cambiaron sus corbatas, y bajo el escrutinio de los fríos racionalistas de la Nueva Frontera, los visitantes a la Casa Blanca aprendieron a no escupir. Los escupideros, por ese motivo, fueron eliminados.

Los lobbystas mudaron sus fiestas a Miami o Las Vegas. Si, cuando se detenían en el Jockey Club, notaban a alguien que se veía como Salvador Dalí o Pablo Casals, era realmente ese "degenerado" Dalí o ese "Comunista" Casals. Las ropas de los Kennedy eran de Dior, Balenciaga o Chanel, y con sus vestidos de Saks Fifth Avenue o Garfinkels, las mujeres mejor vestidas de la ciudad se sintieron provincianas.

El "Rey Jack" y su corte y su dulce vida en la Casa Blanca estaban en la punta de cada lengua, y mucha gente pensó que Sodoma y Gomorra había sido destruida por menos. América se volvió repentinamente conciente del hecho que había 72 sirvientes en la Casa Blanca, aunque los Eisenhower tenían la misma cantidad. Los Kennedy, estos fabulosamente ricos Kennedy, con sus limusinas, sus joyas, sus largos vestidos de fiesta y el impávido aire de los adinerados, ¿se habían olvidado que el Presidente y la Primera Dama supuestamente deben dar el ejemplo de piety, sobriedad y respeto moral?

Este libro no tiene la intensión de censurar a Jacqueline Kennedy, pero todo aquello asociado a la imagen de un Presidente contribuye a sus fortalezas y sus debilidades. Su esposa está destinada a interpretar una parte de la historia, John Kennedy era un hombre de fuerte personalidad. No tenía necesidad de una esposa fuerte. Una esposa de presidente asume nuevas responsabilidades y la obligación de renunciar algunas de sus anteriores derechos. El pueblo americano, con su sentido común y sus fuertes principios morales, querían una Primera Familia simple y respetable. Ya que el presidente es esencialmente una figura política, recae sobre la Primera Dama el deber de simbolizar a la familia americana.

Jacqueline Kennedy estaba aburrida de la Casa Blanca. Para ella, las obligaciones sociales tradicionales de la Primera Dama solo eran una molestia. Le disgustaba la atmósfera de la política de Washington (las fiestas, los clubes de mujeres, y la compañía de las mujeres de Congresistas). Su desdén por el "alboroto y la vulgaridad de la política" le hizo ganarse algunos poderosos enemigos. Washington (e incluso Nueva York) eran demasiado pequeñas para ella. Ni siquiera estaba hecha para "la ciudadela, el impenetrable refugio de la familia". (9). La prensa Republicana se refirió a ella como "princesa del desierto", "belleza de cabello negro", "ninfa parisina". (10).

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Jacqueline Kennedy
La maldad y los celos tenían su parte en los rumores y escándalos que circulaban, y continuaban circulando, sobre la esposa del presidente Kennedy, pero generalmente existe un elemento de verdad en el peor de los rumores. "La gente a veces se equivoca en sus aclamaciones, pero nunca en sus abucheos". (11). Jacqueline Kennedy había elegido "vivir en la crema de la crema y nada en ella", (12) y esa es una posición dudosa para la esposa de un presidente.

Las dudas conducen a la sospecha. En poco tiempo los deslices de Jackie ensombrecieron sus virtudes. Su popularidad se diluyó a medida que su egoísmo y sus indiscreciones se volvían conocimiento público. (13). Los americanos condenaron a Jackie por "sus elevados humos". Los aristócratas europeos, que menospreciaban a la "sociedad café", se mofaron a su "pésimo estilo". Ambos estaban equivocados.

Jacqueline Kennedy tenía, quizás, una "desafortunada pasión por la nobleza", (14) pero por sobre todas las cosas ella quería VIVIR, tanto como pudiera y de la mejor manera posible. Ese es el deseo de la mayoría de las mujeres modernas, pero el público americano espera algo más de la Primera Dama. Los votantes habían soñado con una joven reina con ideales democráticos. En cambio, obtuvieron a una estrella.

Su error más grande probablemente fue considerar a John Kennedy primero como esposo, segundo como un Kennedy, y nunca como Presidente de EEUU. Ella estaba equivocada. (15)

La Constitución americana y la tradición de la presidencia no asigna un rol especial a la esposa del presidente. Ella debe confiar en su buen sentido, su discreción, y su corazón. Notables primeras damas como Abigail y Louisa Catherine Adams llamaban poca atención. Dolly Madison tenía una encantadora belleza, y Frances Folsom solo tenía 21 años cuando se casó con el Presidente Cleveland, pero todas permanecieron en las sombras de sus esposos y en las páginas menos vistas de los periódicos. La reputación del presidente Lincoln fue dañada por las superficiales frivolidades de su esposa, pero cuando Mary Todd Lincoln murió enferma, la opinión pública permaneció indiferente.

La civilización de las comunicaciones modernas, con sus ídolos y sus mitos populares, han vuelto la atención a la esposa del presidente. Una esposa que puede hacer o quebrar la carrera de un ciudadano privado tiene su parte en el destino de un presidente. La energía, el tacto, y la inteligencia de Lady Bird hicieron mucho por Lyndon Johnson. El divorcio y re-casamiento del gobernador Rockefeller perjudicaron su carrera política. "Jackie" empañó la imagen de los Kennedy. La aceptaron solo porque era la esposa de uno de ellos. Había robado el corazón de John, y se casó con él. Ese era el límite de su afinidad. Con su sangre francesa y (aunque ella lo niega) su sangre judía, su elevada educación social y su final de la educación escolar, estaba por lejos fuera de la tradición de figuras femeninas como Pat Nixon o Ethel Kennedy.

El rencor y la envidia tuvieron su papel en los ataques contra el presidente y su esposa. "La calumnia es un necesario ingrediente en toda gloria auténtica", (16) y nadie, ni siquiera el presidente de EEUU, es inmune. Se dijo que Franklin Delano Roosevelt tenía sífilis, y que Eisenhower era judío alemán. Las mujeres siempre fueron el punto débil de los Kennedy. "Forma parte de la familia", decía la gente. Al presidente Kennedy le gustaba relajarse, y lo necesitaba. Un agente del Servicio Secreto cuyo nombre código era "Dentista" estaba a cargo de los placeres del presidente.

El puritanismo está tan difundido en este mundo, y la hipocresía es tan fuerte, que algunos lectores se sorprenderán por estos pasajes. ¿Pero porqué deberíamos ignorar tales asuntos cuando ya han pasado a la historia? ¿Por qué una nación debería tolerar a un político corrupto y no a un presidente psicológicamente normal?

Los tiempos pasados de los grandes hombres son poco importantes. Demasiado inteligente, en grandes apuros, demasiado trabajador, demasiado entusiasta, demasiado generoso, John Kennedy también tenía demasiada vitalidad y corazón. Los intereses nacionales requieren que el estado sea un frío monstruo. La debilidad e hipocresía de sus ciudadanos demandan la misma actitud de un Jefe de Estado. Kennedy fue tratado con cortisona, pero lo ocultó al público, y se equivocó. Eisenhower había sufrido un ataque cardíaco y pasó por una severa operación, y los detalles eran conocidos por todos los americanos. Los hombres ordinarios se reconfortan en las enfermedades de los grandes. Kennedy tomaba varios baños terapéuticos por día y dormía en un colchón de pelo de caballo, pero hubiese caminado si estuviera medio muerto. La gente desconfía de aquellos que no son como ellos.

Es difícil abolir el prejuicio en aquellos privados de ideas. Cuanto más superficial es el odio, más profundo es.


CONTINUAR a la cuarta parte: " Sim City y John F. Kennedy "


Notas


1. Daily Telegraph.
2. New York Times.
3. Ver capítulo once, "Los hombres del petróleo".
4. Seth Taft, nieto de William Howard, fue derrotado en noviembre de 1967 en las elecciones municipales de Cleveland.
5. John se graduó en 1940, Robert en 1948, y Edward (con ayuda) en 1954.
6. La calle más elegante de Boston.
7. "¿Sobre qué terreno debemos encontrarnos?"
8. Desde su elección en la Cámara de Representantes en 1947, Kennedy siempre donó su salario y las regalías de sus libros para caridad. Ya que el salario de presidente es de $100,000 y su ingreso personal llegaba a $400,000, sus críticos señalaban que, deduciendo impuestos, su generosidad le costaba solo $9,524.
9. John Steinbeck.
10. Revista Time, 25 de septiembre de 1963.
11. Richard Cromwel1.
12. Porfirio Rubirosa, playboy internacional y amigo personal de Jackie.
13. En septiembre de 1962, George Gallup publicó los resultados de una encuesta sobre la imagen de Jacqueline Kennedy. Luego de la encuesta de Gallup los periodistas tenían las siguientes críticas:
  1. Viaja demasiado lejos de su familia
  2. Demasiado en primera plana
  3. Su pelo
  4. Su gusto en ropas
  5. Indecorosa
  6. Su voz, la forma de hablar
  7. Gasta demasiado dinero, despilfarra dinero
  8. Fotografías en periódicos en traje de baño
  9. No utiliza ropa adecuada para la iglesia
  10. Demasiada vida social, fiestas
También: presuntuosa, demasiada diversión, no ser conciente de la gente común, etc.

14. En varias ocasiones expresó su disgusto por la Princesa Grace de Mónaco, que es, por el contrario, un ejemplo de nobleza, dignidad y simplicidad.

La noche del funeral del presidente Kennedy, su viuda reverenciaba al Príncipe Philip de Edimburgo, que había llegado a presentar sus condolencias de parte de la Reina Elizabeth. La reverencia estaba bastante fuera de lugar, pero Jackie probablemente pensó que luciría chic. El Príncipe Philip estaba tan avergonzado que, de regreso en Londres, remarcó que por un minuto creyó que estaba en la Interpretación de Variedades Reales.

15. El estilo de vida de Jacqueline Kennedy impactaba no tanto por su "inmoralidad" o su "elegancia europea" sino por su indiferencia por las tradiciones y regulaciones del gobierno americano y las políticas de su esposo y Presidente.

Ella contrató a Stephane Boudin, Director de Jansen en París, para redecorar la Casa Blanca. Las nuevas cortinas, alfombras, tapicería, paneles en madera e incluso el trabajo en madera de algunos muebles fueron traídos desde Francia, de los talleres de Saint Sabin y Gobelins en particular, pero Jacqueline Kennedy se las arregló para recibir las facturas de la sucursal Nueva York de Jansen. La Casa Blanca tiene prohibido por ley comprar muebles en el extranjero cuando el equivalente puede adquirirse en EEUU.

Cuando ella declaró a la prensa en 1962, a su regreso de un viajo a la India y Pakistán (un viaje que fue filmado en color por la Agencia de Información de EEUU con un costo de $78,104) que había "dejado $600 en un bazar donde no tenía la intención de gastar más de $50", ¿se olvidó que el balance de pago americano era de un déficit de $2,203, y que el Presidente Kennedy había firmado recientemente un proyecto que limitaba los privilegios al libre ingreso de los americanos desde el extranjero a $100?

Cuando ella aceptó los regalos de joyería presentados por el Presidente Ayub Khan de Pakistán y del Rey Hassan de Marruecos, ¿se dio cuenta que Pakistán recibió $323 millones en ayuda norteamericana (en 1962), y Marruecos $56 millones (en 1963)? Para nuestro conocimiento, estos diamantes y esmeraldas no estaban entre los objetos que ella había dejado, como la tradición indica, cuando dejó la Casa Blanca.