Hace pocos días atrás, deambulando por la Red sin un rumbo muy preciso, repentinamente me crucé con esta asombrosa obra de arte. Al verla, casi con la rapidez de un rayo, una asociación directa se gestó en mi mente y recibí como en un flash instantáneo una imagen viva de la situación entre israelíes y palestinos, una metáfora nada sutil de la opresión extrema a la que el pueblo palestino se ha visto sometido durante décadas.
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© Fabien MerellePentateuco
Y así, perdido en medio de la cruda franqueza de esta representación tan viva de la realidad, empecé a pensar que la metáfora podía entenderse en varios sentidos, o al menos con un sentido más amplio del obvio.

Por un lado es innegable que el "elefante" Israelí está ejerciendo todo su peso sin piedad sobre las espaldas del pueblo palestino con la más pura intención de reducirlo a poco más que una estampa de lo que alguna vez fueron estos milenarios habitantes del Medio Oriente, pero también se hace visible, tan claro como esta opresión, el fino y delicado equilibrio que el "elefante" debe hacer para mantener en el tiempo esta acción devastadora.

Y como cualquier equilibrista, cuanto más tiempo desee prolongar su proeza, más difícil se hará mantenerla; el cansancio sobrevendrá tarde temprano, la atención decaerá, y es posible que se pierda el equilibrio. Así que en esta particular situación parece que el factor esencial resulta ser el tiempo. Los israelíes deben alcanzar cuanto antes su objetivo final de "aplanar" al pueblo palestino, de extinguirlo completamente para poder relajar finalmente sus músculos y sentarse cómodamente a descansar sobre su victoria. Pero el tiempo puede jugar a favor de Palestina si sus espaldas y piernas son lo suficientemente fuertes para soportar el brutal peso del elefante. Si esto fuera posible podríamos esperar que el paquidermo sionista caiga un día por su propio peso, que se desplome exhausto sin energía y que ya nunca más pueda recuperar sus fuerzas.

No me gusta pecar de optimismo, sinceramente es frustrante caer en la cuenta de que uno juzgó una situación dejando el buen juicio a un lado y dándole rienda suelta a las más profundas de las expresiones de deseo, pero créame que a veces me gustaría pensar que están soplando vientos de cambio en el mundo.

No hace mucho reportamos en SOTT cómo Suecia fue el primer país que perteneciendo a la UE reconoció al Estado palestino. Esto provocó gran enojo por parte del estado sionista que mandó llamar a su diplomático en el territorio sueco e hizo la acostumbrada pataleta. Lo más curioso resultó ser que a los pocos días los parlamentos de Irlanda y Reino Unido efectuaron una votación no vinculante donde casi unánimemente se decidió instar a sus respectivos gobiernos a que también reconozcan al Estado palestino.

La pasada semana, similar consulta se realizó en España dando como resultado un sorprendente triunfo del Sí por 319 a 2. En pocos días se celebrará una asamblea en Francia con la intención también de votar la misma causa; a esto sumémosle que Polonia, República Checa, Hungría, Rumanía, Malta y Chipre ya han reconocido al Estado Palestino hace bastante tiempo atrás.

¿Quiénes se han mostrado explícitamente abiertos a no aceptar a Palestina como Estado independiente? Pues hasta el momento la canciller alemana Ángela Merkel se ha manifestado claramente en contra de reconocer al Estado palestino acudiendo al ultrarepetido estribillo de la conocida canción del cantautor Israelí, Bibi Netanyahu, titulada "Retomemos el diálogo de paz":
[...]

El reconocimiento de un Estado palestino
unilateralmente proclamado
no sería una salida adecuada. (bis, bis, bis, bis, bis, bis, bis, bis, bis, bis...¡uff!... bis, bis... )

[...]

"Retomemos el diálogo de Paz", por Bibi Netanyahu y las Huestes del Infierno, Álbum: "Coplas de Sion"
Una canción, por cierto, que suena tanto en "la radio" que ya no queremos escucharla más, estamos hartos.

De todos modos no es de extrañar la reacción del Gobierno alemán; la relación particular de este país con el Estado de Israel y su historia compartida hace prácticamente inconcebible el reconocimiento de Palestina. No es casual que el Primer Ministro Israelí solicitara casi con desesperación, justamente a Alemania en primer lugar, que NO apoye el reconocimiento unilateral del Estado palestino.

A los germanos se suman con una negativa explícita de similar retórica Holanda y Dinamarca. El resto de la UE parece estar pasando por un momento de cambio donde la posibilidad de reconocer a Palestina como Estado y abandonar como posible solución el asimétrico "diálogo de paz" de las partes, parece estar lentamente materializándose.

Incluso (aunque para ser honesto con el lector, lo considero altamente improbable) todavía no está claro si EE.UU. esta vez podría inhibirse de ser un obstáculo en el Consejo de Seguridad de la ONU vetando, como siempre lo ha hecho, cualquier iniciativa palestina. Claro que insisto, esta posibilidad siento que es más una expresión de deseo generalizada que un posibilidad concreta. El lobby sionista en EE.UU. tiene un poder superlativo, y considerando que los demócratas deben procurar aumentar la intención de voto de cara a unas elecciones de 2016 que se presentan bastante problemáticas para ellos, sería un golpe duro perder el apoyo judío, no tanto por la cantidad de votos que significa (hay aproximadamente 6.5 millones de judíos en EE.UU.), sino por el apoyo financiero y publicitario que podrían brindarles.

La estrategia sionista

La dura realidad parece ser que los psicópatas que gobiernan Israel (secundados en buena medida por una parte de su población) no se rendirán fácilmente; no lo harán ahora que aún se sienten vigorosos, y ni siquiera lo harán cuando estén desahuciados o al borde de una eventual derrota, pues su ceguera de odio y dominación es tal que les impedirá ver la realidad tal como es; los hechos simples y llanos como se presentan ante sus ojos son y serán entonces invisibles para ellos.

¿A qué apuesta entonces Israel? Bueno, Israel en esta ruleta de la política siempre le apuesta al ROJO, o sea al derramamiento de más y más sangre. El método es simple: primero provocan al pueblo palestino, quien se encuentra colapsado por el trauma y sumido en un marcado sentimiento de ser injustamente víctima de la barbarie judía. Luego, cuando éstos están sobresaturados de un profundo rechazo al agresor y se encuentran al borde de su tolerancia, como un acto instintivo de defensa, reaccionan con furia. En ese preciso y esperado momento, Israel le cae encima con todo el peso de su interminable arsenal, masacrando sin distinción todo lo que se les cruza en el camino, y argumentando ante el mundo que ellos sólo se están defendiendo de "unos peligrosos terroristas" (para más detalle lea: Adolescentes israelíes encontrados muertos - un desarrollo conveniente (para Israel), "Moralidad" psicopática: la verdad tras el secuestro y asesinato de 3 adolescentes israelíes, y No es la primera vez que el ejército israelí masacra a niños en la playa de Gaza).

En este momento, las tensiones en el territorio están aumentando y vemos permanentemente que el Gobierno israelí en vez de buscar apaciguar los ánimos echa más y más leña al fuego. Sin ir más lejos, no hace mucho el Primer Ministro Benjamín Netanyahu presentó una iniciativa de ley para declarar Israel como "Estado del pueblo judío y su hogar nacional con un sistema democrático que garantiza los derechos individuales de todos sus ciudadanos". Esta iniciativa, tal y como está redactada hoy, no tiene en cuenta el sector árabe que constituye el 20% de la población israelí. En el proyecto se garantiza "la igualdad de los derechos individuales para todos los ciudadanos independientemente de su raza, religión o sexo" pero se aclara que "el derecho nacional en Israel está reservado al pueblo judío".

En definitiva, otro juego de palabras que traducido al castellano significa: "ustedes, Palestinos, no existían antes, no existen en este momento, y de ahora en adelante, les aseguramos que desaparecerá cualquier posibilidad de que existan en el futuro".

Esto, claramente es echar leña al fuego, y atrás de la leña dos o tres litros de nafta. Esta es la apuesta permanente de Israel, provocar para luego justificar la despiadada cacería y seguir apareciendo ante el mundo como la pobre víctima del horror del terrorismo árabe.

¿Qué nos depara el futuro?

Mire esto de hace dos años atrás: "España no reconocerá bilateralmente a Palestina como Estado" y ahora esto de apenas unos días atrás: "Acuerdo unánime del Congreso español para reconocer el Estado de Palestina". Interesante cambio ¿no?

A pesar de todo no resulta nada fácil determinar con certeza qué es realmente lo que está ocurriendo en este momento, pero es muy posible que la feroz e inhumana masacre perpetrada sobre Gaza durante julio y agosto de este año se haya constituido en una suerte de punto de inflexión para algunos gobiernos. Y si finalmente no son los gobiernos los que están cambiando, es posible que la presión de sus pueblos esté ejerciendo algún efecto, aunque paulatino, sobre sus líderes y algunas de las decisiones que toman.

Sabemos que Israel ha cruzado la línea que divide los actos humanos de los que no lo son hace muchas décadas ya. Pero para muchos, durante años, ese límite ha permanecido oculto o difícil de localizar gracias al descomunal aparato propagandístico al servicio de los objetivos sionistas. Es así que durante mucho tiempo le fue permitido al Estado de Israel usurpar y masacrar sin despertar más que unos gritos apenas audibles de una minoría.

Hoy al parecer ese trazo se ha hecho más visible para más y más personas, y los gritos esta vez es posible que se estén haciendo escuchar mucho más que en anteriores ocasiones. ¿Está creciendo la conciencia en el mundo? Quién sabe, es prematuro decirlo. ¿Es este el comienzo del fin del sufrimiento del pueblo palestino? Francamente (y desearía estar profundamente equivocado) no lo creo. Siento que quizá al fin se vislumbra la traza de un camino, pero posiblemente haya que transitarlo largamente antes de que este infierno llegue a su fin.