El Régimen del 78 no existe, o para ser más preciso ya no existe. Es cierto que la Constitución Española sigue siendo la misma que la aprobada ese año, con apenas dos reformas en los artículos 13 y 135. Pero el "régimen", es decir el rey, la situación política, los partidos, la sociedad, las presiones internacionales y la correlación de fuerzas no son las mismas.
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Valga como ejemplo, que es el periodo de la transición donde se concentra el mayor número de huelgas y con mayor porcentaje de participación de los trabajadores. Un momento político con unos partidos del régimen franquista adaptándose apresuradamente a la nueva situación, un PSOE emergente que validaría sus apoyos europeos y de Estados Unidos en 1982 y un PCE recién salido de la clandestinidad con mucha militancia, bien organizada en los barrios obreros y sobre todo en el sindicato CCOO.

La correlación de fuerzas, con grandes movilizaciones, permitió que artículos de la constitución como el 28.2, es decir el derecho de huelga quedara incluido como derecho fundamental. Una Constitución, sin entrar en análisis profundos, que podía equiparse a las más progresistas de Europa.

Es verdad que las oligarquías franquistas y los miembros de los aparatos de Estado de régimen anterior salieron indemnes de la transición política, pero también es verdad que los grandes artífices de de todo ello fueron las burguesías centrales y periféricas del país.

A pesar de todo lo que se ha dicho, basta con echar una ojeada a los resultados de las elecciones de 1977 para ver sobre qué parámetros se iba a sentar la monarquía parlamentaria, es decir, a quién se iba a primar electoralmente: El Pacte Democratic per Catalunya de Jordi Pujol obtuvo 11 escaños con 511.647 votos, 8 escaños el PNV con 296.193 votos mientras que PCE-PSUC se quedaría con 20 escaños a pesar de haber obtenido 1.709.867 votos. La monarquía parlamentaria se asentaría en el futuro sobre los partidos de la "moderación" esto es el PSOE y el PP apoyados por la derecha vasca y catalana.

No sólo, porque casi 40 años de historia no se pueden borrar como si nada hubiera sucedido, sino porque, a pesar de que la Constitución hay sido poco modificada formalmente, lo cierto es que las leyes que nos gobiernan no han emanado sólo de su mandato tenemos fechas para definir el actual régimen.

Tenemos fechas a lo largo de este periodo que podrían ser perfectas candidatas a representar el "Régimen". Podríamos hablar de 1982 con la llegada del PSOE al gobierno y las sucesivas modificaciones del Estatuto de los Trabajadores que nos dejaron en una situación más regresiva que la anterior a 1980 año de su primera redacción.

Aunque un año con muchas más posibilidades de representación es sin duda 1986 en que tras el referéndum, que casi ganamos, Felipe González nos dejó dentro de la OTAN y de su estructura militar, vulnerando los términos de propio referéndum. Antes, en enero de este mismo año entrabamos flamantemente en la Unión Europea. Dos hechos que al final resultaron complementarios.

1992 tendría muchas posibilidades de representarnos: olimpiadas, Expo de Sevilla y participación en la guerra de los Balcanes, eso sí como fuerza de pacificación. Pero sobre todo se nos vino encima el tratado de Maastricht, que nos dejaría en ropa interior con las políticas monetarias transferidas al BCE, no es necesario comentar que ha supuesto para los trabajadores este tratado. Sinceramente yo me quedaría con esta fecha.
Pero no se ha parado la historia. En 2003 nos quiso meter Aznar en la guerra de Irak y nos sacó Zapatero, afortunadamente gracias a las movilizaciones de un pueblo que no quería participar en la destrucción de otros, dejándonos, eso sí, en el lodazal infame de Afganistán que pasaba mucho más inadvertido.

Nos quedan aún fechas significativas: en 2011 se produce la reforma constitucional del artículo 135 que nos condena a la austeridad impuesta desde Europa sobre los presupuestos para todos los niveles del estado.

La reforma laboral de 2012, que nos ha hundido a la los trabajadores aún más en la precariedad y los salarios de miseria.

Además, tenemos la abdicación del rey Juan Carlos I, que se produjo en 2014 tras los escándalos de corrupción de la familia real y otras lindezas monárquicas, lo que nos ha otorgado un nuevo rey: Felipe VI.

En resumen con respecto al régimen del 78 los trabajadores estamos en peores condiciones económicas y sociales, pero sobre todo políticamente estamos peor organizados y con menos capacidad de movilización.

Y además, es bastante probable que los sucedido en Cataluña con la independencia sea un preámbulo de un nuevo pacto entre las derechas que termine en reforma constitucional, lo que nos daría una nueva fecha de "Régimen", pero lo que es seguro es que no va beneficiar a los trabajadores, a los hechos nos remitimos.

En fin, dejamos a su elección la fecha del régimen en que vivimos, pero eso sí, no estamos en 1978. Los cambios durante estos años son los suficientemente profundos y regresivos como para poder afirmar que vivimos en otro régimen. El capitalismo ha avanzado en su búsqueda para aumentar su tasa de beneficio a costa de los trabajadores y sólo con la organización y la movilización podemos detener y revertir su avance, estos deberían ser tiempos de reorganización. No se dejen engañar por los que hablan de la vuelta a 1978. Que los cuencos tibetanos no les impidan ver el bosque.