Traducido por el equipo de SOTT.net

Hasta la mitad del exceso de muertes en residencias de ancianos estadounidenses se debió al impacto de los confinamientos y las medidas paliativas sobre los frágiles residentes, y no al virus. Esa es la conclusión del profesor epidemiólogo Eyal Shahar en un nuevo análisis de un estudio sobre las muertes en residencias de ancianos de Estados Unidos.
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© Getty Images
El estudio, publicado en el Journal of Health Economics en 2022, descubrió que cuanto mayores fueron los esfuerzos de mitigación en las residencias de ancianos estadounidenses, mayor fue el número de muertes durante la pandemia. "Esos esfuerzos no sólo fracasaron en gran medida a la hora de reducir la mortalidad por Covid, sino que también añadieron muertes no Covid. Cuanto más se intentaba mitigar, peor era el resultado", señala el Prof. Shahar.

"Estos resultados son consistentes en tres periodos consecutivos: De mayo a septiembre de 2020, de septiembre a diciembre de 2020 y de diciembre de 2020 a abril de 2021. Además, la relación entre el ranking de calidad y la mortalidad se hizo más fuerte con el tiempo", añade.

La razón fue el número de muertes no-Covid: "Cuanto más alta era la clasificación, mayor era el número de muertes no-Covid".

Aunque en la primera oleada las duras medidas de mitigación parecen haber reducido algo las muertes por Covid, este efecto fue "insuficiente" para compensar las muertes no Covid asociadas a una clasificación más alta. Esto tampoco ocurrió en las oleadas posteriores.

Los autores del estudio proponen la explicación causal más probable: que las residencias de ancianos mejor clasificadas impusieron medidas de mitigación más estrictas, y más mortíferas. El profesor Shahar escribe:
La clasificación de la calidad era un indicador indirecto del cumplimiento de las directrices de mitigación. Cuanto mayor era la calidad de una residencia, más estrictamente se seguían las directrices oficiales. Y esas directrices tuvieron una amplia gama de consecuencias adversas, que los autores describen como "desafortunados inconvenientes de estas primeras políticas que podrían haber repercutido negativamente en la salud de los residentes de las residencias de ancianos".

Citando estudios pertinentes, especifican algunos de los mecanismos: aislamiento extremo, que puede ser mortal en el Alzheimer; comidas sin supervisión que conducen a la pérdida de peso; falta de actividades en común, que redujo el ejercicio y aumentó el tiempo pasado en cama; y una gran disminución de la atención médica regular de los residentes ancianos y frágiles. Estos mecanismos plausibles están documentados en terribles historias personales.
Los autores del estudio afirman que la vacunación ayudó a proteger del Covid a partir de 2021. Al examinar sus datos, el profesor Shahar lo pone en duda:
La eficacia de las vacunas contra la muerte por Covid fue temporal y mediocre en el mejor de los casos. Lo más probable es que fuera casi nula o negativa en los ancianos frágiles. [...] La tasa de letalidad (CFR) no disminuyó durante la campaña de vacunación. Las vacunas Covid tampoco redujeron la mortalidad por Covid ni por todas las causas en esa población vulnerable.
El profesor Shahar calcula la proporción del exceso de muertes atribuible a las medidas de mitigación. Partiendo del supuesto defendible de que las residencias de ancianos peor clasificadas muestran el nivel de mortalidad sin ningún tipo de mitigación, calcula que los esfuerzos de mitigación representaron "entre un tercio y la mitad del exceso de mortalidad en 12 meses".

Cabe destacar que los autores del estudio no intentan alegar que las muertes no-Covid fueran muertes por Covid no detectadas, un argumento habitual de quienes quieren exagerar el impacto del virus. El profesor Shahar va más allá y critica a los autores por no reconocer que alrededor de una cuarta parte de las muertes por "Covid" no eran tales, ya que murieron "con Covid" por otras afecciones: "Según los datos de los CDC, alrededor del 25% de las muertes por Covid en EE. UU. se atribuyeron erróneamente en los primeros cinco meses de 2021".

Sin pruebas de beneficio neto, o incluso ningún beneficio, y con pruebas claras de un número de muertes devastador, los importantes hallazgos de este estudio muestran que incluso para los más vulnerables al virus -aquellos que muchos argumentan que deberían recibir "protección enfocada"- las medidas de mitigación hacen mucho más daño que bien.

Resulta que, cuando aparece un virus similar a la gripe -incluso uno nuevo y potencialmente manipulado- sigue sin haber mejor respuesta que mantener la calma y seguir adelante. Y hagas lo que hagas, no abandones la dignidad, la compasión y la libertad. Puede ser mortal.