El Gobierno de facto de Bolivia abrió el diálogo con la Unión Europea, en procura de bajar la tensión provocada por su reciente decisión de expulsar a varios diplomáticos españoles tras un incidente en torno al refugio de varias exautoridades locales en la embajada de México.
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"Fue un diálogo muy abierto y constructivo, eso ayuda; mientras tanto nuestra relación con el Gobierno es muy buena", dijo el jefe adjunto de la delegación en Bolivia de la UE, Jörg Schreiber, tras reunirse con la canciller Karen Longaric.

Schreiber encabezó una delegación de varios embajadores europeos que acudió al encuentro convocado por Longaric, tres días después de que el Gobierno de Jeanine Áñez expulsara a la encargada de negocios de España, Cristina Borreguero, al cónsul general y a por lo menos cuatro agentes de seguridad del país ibérico.

La delegación de la UE calificó el martes pasado a esas expulsiones como "medida extrema e inamistosa".

El gobierno instalado en Bolivia desde el 12 de noviembre echó también a la embajadora de México, María Teresa Mercado, quien defendió su decisión de acoger tras el golpe de Estado de noviembre, en su sede diplomática, a varias altas autoridades de la pasada administración de Evo Morales.

Las expulsiones ocurrieron tras un incidente en el que la policía boliviana impidió que agentes de seguridad de la embajada española ingresaran a la residencia mexicana, denunciando que los ibéricos participarían en un supuesto plan de fuga de los bolivianos refugiados, a quienes La Paz se niega a dar salvoconductos.

Los gobiernos de México y España rechazaron enfáticamente esa denuncia.

Según Schreiber, los representantes europeos plantearon a Longaric la conveniencia de "bajar la tensión y ratificar el compromiso de colaboración de la UE con Bolivia".

El jefe adjunto de la delegación de la UE añadió que esa cooperación se repetirá en las elecciones generales previstas para el primer semestre de este año, cuya convocatoria se espera para los próximos días.

Los nuevos comicios fueron acordados por los partidos representados en el parlamento con objeto de reponer el orden constitucional en Bolivia tras la crisis que siguió a las elecciones de octubre, que enmarcó la renuncia forzada de Morales, la autoproclamación de Áñez y la anulación de esos comicios.