Ha comparecido en Moncloa para reivindicar las medidas que venían exponiendo o exigiendo desde Unidas Podemos.
© Moncloa / JM Cuadrado EFEPablo Iglesias, en su comparecencia de este jueves en La Moncloa con el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
Pablo Iglesias ha comparecido este jueves en
La Moncloa, en una rueda de prensa telemática compartida con el ministro de Sanidad,
Salvador Illa. Es la segunda ocasión en que el vicepresidente segundo rompe la cuarentena que él mismo anunció tras
el positivo de su pareja, la ministra de Igualdad,
Irene Montero. Iglesias
ya había acudido el pasado sábado a un
Consejo de Ministros. No es el único caso de un político que ha anunciado cuarentena y la rompe.
Iglesias ha comparecido en Moncloa para reivindicar las medidas que venían exponiendo o exigiendo desde
Unidas Podemos o, al menos, las que afectan a las parcelas de poder de los ministros
morados: las sociales y las laborales, principalmente. El vicepresidente segundo ha querido cobrar protagonismo tomando por primera vez la palabra desde que estallara la crisis, en una intervención donde ha enumerado todas las medidas de su ámbito -un plan social de 600 millones- y donde ha querido evidenciar que será él quien coordine la gestión de los servicios sociales con comunidades y ayuntamientos.
PLAN SOCIAL BAJO LA COORDINACIÓN DE IGLESIAS- Fondo especifico de contingencia para reforzar la atención a personas mayores, sin techo y en residencias de mayores y dependientes (300 millones) en coordinación con Defensa y Sanidad.
- Flexibilización de la regla de gasto para que los ayuntamientos puedan usar su superávit si lo invierten en partidas de atención social: atención a la dependencia, servicios sociales y todo tipo de problemas de índole social asociados al coronavirus (300 millones)
Una puesta en escena que confirma los propósitos de Unidas Podemos en los últimos días de ir acaparando protagonismo y foco mediático en la gestión de una crisis que capitaliza
PSOE y de cuyo núcleo de mando se quedaron fuera. De momento, exhiben como logro la moratoria en el pago de las hipotecas y que
Defensa y
Sanidad hayan emprendido una colaboración de acción con el ministerio de
Asuntos Sociales que pilota Iglesias.
Ocurre que Iglesias anunció el pasado 12 de marzo que iniciaba una cuarentena después de que Montero diera positivo por coronavirus y de que todos los ministros se sometieran a las pruebas. "No tengo coronavirus. Por delante me quedan 14 días de cuarentena cuidando a mi familia y trabajando por medios telemáticos. Gracias a los profesionales de la sanidad pública; sois los héroes y heroínas de nuestro país". En apenas una semana, la ha roto en dos ocasiones.
Una situación similar a la protagonizada por
Adriana Lastra. La portavoz parlamentaria del PSOE anunció que se sometía a la cuarentena voluntariamente, después de que un colaborador con el que había estado en contacto diera positivo. "No presento síntomas, pero por responsabilidad y siguiendo las recomendaciones hechas a todos los ciudadanos, entro en cuarentena. Ánimo, responsabilidad y unidad. Vamos a superarlo", señaló el pasado 13 de marzo. Esta semana acudió al
Pleno del Congreso en el que compareció Pedro Sánchez para explicar el estado de alarma.
Durante esta semana, Lastra ha ido exponiendo la vivencia de la cuarentena en las redes sociales. "Estoy en cuarentena en un piso interior. Nunca se oye nada. Los aplausos de la gente de mi barrio al personal sanitario se escuchan en cualquier rincón del piso!", contó el 14 de marzo en la redes sociales.
Una situación idéntica a la de
Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos. Pidió "autocuarentena y teletrabajo" a los diputados de su grupo para atender a las recomendaciones de las autoridades sanitarias ante el avance del coronavirus, pero se desplazaron hasta el
Congreso. Por el contrario, partidos como
Ciudadanos,
JxCat, la
CUP y
EH Bildu decidieron no mandar a ningún representante.
Los diputados de
Vox también decretaron la autocuarentena después de que
Javier Ortega Smith y Santiago Abascal dieran positivo. No obstante, una pequeña representación acudió al Congreso, entre ellos
Iván Espinosa de los Monteros. Lo hizo argumentando, en su caso, que era una decisión voluntaria, que nadie en su familia estaba contagiado, y que en el transcurso de la semana, se hizo la prueba con resultado negativo. Situaron su asistencia a la Cámara Baja como un paréntesis.
Un caso especial es el de
Pedro Sánchez. Según explicaron desde Moncloa, salvo Montero y la ministra de Política Territorial y Función Pública,
Carolina Darias, ningún miembro del Gobierno dio positivo en los test por
Covid-19. Sin embargo, se hicieron las pruebas a las personas más cercanas al presidente del Gobierno,
siendo positivo en el caso de su esposa, Begoña Gómez. Desde el Gobierno dijeron que ambos "siguen en todo momento las medidas de prevención establecidas por las autoridades sanitarias". No se habló de cuarentena del presidente del Gobierno, ni de autocuarentena. De hecho, Sánchez sigue protagonizando reuniones físicas o esta semana se desplazó al Congreso.
La actitud de Sánchez, y del resto de políticos españoles, contrasta con la posición de otros líderes mundiales. Por ejemplo, el primer ministro de
Canadá,
Justin Trudeau, anunció que se ponía de cuarentena después de que hace unos días su mujer,
Sophie Grégoire Trudeau, diera positivo por coronavirus tras realizar un viaje a
Londres. "Como medida de precaución y siguiendo el consejo médico, permanecerá en cuarentena durante el periodo planeado de 14 días", anunció la
Oficina del Primer Ministro.
También con la de
Felipe VI. Los
Reyes han cancelado toda su agenda, al menos de momento, para ejercer una autocuarentena después de que se tuvieran que someter a las pruebas del coronavirus porque Doña Letizia coincidió con Irene Montero en un acto. Aunque
los test fueron negativos, permanecen sin actividad institucional.
Lo malo es para los iraníes, según se informa aquí:
Enfoque SOTT:Covid-19: Propaganda y manipulación
Volviendo al tema de la epidemia de coronavirus, Thierry Meyssan subraya que las decisiones autoritarias adoptadas en Italia y Francia carecen de justificación de naturaleza sanitaria. Más bien...«Casi todos los iraníes del sexo masculino mayores de 60 años arrastran secuelas de los gases venenosos estadounidenses utilizados por el ejército iraquí contra Irán durante la primera guerra del Golfo (de 1980 a 1988). Es un fenómeno similar al que se produjo en Alemania y en Francia después de la Primera Guerra Mundial. Cualquier viajero que haya estado en Irán habrá podido notar, con sorpresa, la gran cantidad de casos graves de enfermedades pulmonares existentes en ese país. En Teherán, cuando la contaminación del aire sobrepasa lo que la gente puede soportar, se decreta el cierre de las escuelas y de los servicios públicos y la mitad de las familias se van al campo con sus abuelos. Eso sucede varias veces al año, desde hace 35 años, y la población lo percibe como algo normal. El gobierno y el parlamento iraníes se componen casi exclusivamente de veteranos de la guerra entre Irak e Irán, o sea de personas extremadamente frágiles frente al Covid-19, lo cual explica que tantas personalidades iraníes se hayan visto afectadas en poco tiempo».