Mientras que el público en general puede estar bajo la ilusión de que Rusia no es más que un "poder regional,"la verdad terrorífica ha sido revelada: Rusia es una hegemonía global con un poder sin igual para decidir quién va a ser el presidente de EE.UU. Sí, es correcto; la completa y excepcional EE.UU., su población y sus instituciones políticas y económicas, no son nada más que peones del gobierno ruso, pura masilla en las manos del tirano Putin.
Killary
Esta declaración asombrosa ha sido repetida muchas veces en los últimos meses por parte de la campaña de Clinton y muchos otros políticos demócratas, sin mencionar los órganos mediáticos principales en los dos lados del Atlántico.

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No hay que tolerar teorías conspiratorias escandalosas
Su evidencia, tan incontrovertible como la demanda en sí, está hecha de repetidas declaraciones de Hillary y sus secuaces sobre que Putin y Trump son mejores amigos y que Putin ha estado hackeando los correos del DNC y liberándolos al público, sólo para hacer que Hillary se vea mal.

Y justo cuando pensaba usted que la situación no podía empeorar, ahora se nos dice que el FBI también podría estar comprometido. Sí, escuchó eso, no sólo hay rojos bajo la cama del FBI, sino que el Director del FBI, Comey, podría estar durmiendo con uno.

En realidad, nuestra propia forma de vida está en peligro con esta amenaza roja de revancha. Debemos actuar, y ahora. O elegimos a Hillary o hablaremos ruso para Navidad.

Regresando a la realidad...

La semana pasada el FBI dejó caer una bomba con el anuncio de que ellos estaban reabriendo (o algo así) el caso sobre una posible acusación a Hillary Clinton por abusar de su posición como secretaria de Estado. La redacción de la carta enviada al Congreso fue vaga e inmediatamente provocó acusaciones de que el FBI estaba tratando de "manchar" a Clinton e influir en los votantes. Esto fue seguido con una acusación de los principales demócratas de que el Departamento estaba ocultando información "explosiva" sobre los lazos de Donald Trump con Putin.

El líder de la minoría en el Senado, Harry Reid, lideró la reacción política cuando criticó al director del FBI, James Comey, diciendo: "Ha quedado claro que usted posee información explosiva sobre estrechos lazos y coordinación entre Donald Trump, sus principales asesores y el gobierno ruso - un interés extranjero abiertamente hostil para Estados Unidos, que Trump elogia en cada oportunidad, y el público tiene derecho a conocer esta información."

Note que Reid le echa la culpa a Comey personalmente de "politiquear." Hoy, el FBI respondió ante la acusación negándola de forma calmada, anunciando - por medio del New Yorkt Times - que no han encontrado evidencia de ningún - "vínculo directo entre el Sr. Trump y el gobierno ruso." Sus oficiales anónimos después declararon que creían que "hackear los correos del [partido] demócrata tenía como objetivo interrumpir la elección presidencial, no en elegir al Sr. Trump."

Esta confirmación "no partidista" de que no existe un vínculo entre Trump y Putin termina efectivamente la estrategia de Clinton de desviarse de las revelaciones de las filtraciones del DNC y de la campaña Democrática (Podesta), arrojándolas como hackers rusos, y que cualquiera que haga referencia a su contenido se dedica a "actividades no estadounidenses". La apuesta de Clinton equivalía a: "puedo ser un criminal, pero Trump es un traidor". El FBI dice lo contrario.

La alegación del "amor de hermanos" entre Putin y Trump fue la última carta que tenía Clinton. Las dudas que siguieron al anuncio de Comey el pasado viernes de que "los dioses" de Wall Street y el Complejo Militar-industrial ahora están a favor de Trump sobre Clinton quedaron atrás por la actual "gran conspiración de derechas de Trump y Putin." Las encuestas "oficiales" están empezando a reflejar eso.

Dudo que la motivación de Comey sea meramente salvar su pellejo en el caso de que las revelaciones futuras, después de que Clinton fuera presidenta, lo incriminaran junto con ella. Comey ahora, y no sólo una vez, sino dos veces, disparó torpedos a la nave de Clinton. No estaría haciendo eso si no supiera que tiene la espalda cubierta.

Sospecho que una masa crítica entre el establishment estadounidense (los jefes de Comey) se ha convencido de que Hillary se ha vuelto demasiado grande para sus pantalones y que el imperio de Clinton está un poco demasiado enquistado en Estados Unidos y en todo el mundo para permitirles consolidar su poder entregándole la Presidencia. Pueden acatar sus reveladores secretos de seguridad nacional a aliados como Arabia Saudita porque "todos somos hermanos", pero en su exuberancia patológica para derrotar el apoyo populista de Trump, ella está llevando a Estados Unidos a una trampa en la que Rusia (o cualquier otro) puede exponer que la crisis constitucional que vive actualmente EE.UU. es enteramente un asunto criado en casa.

También es probable que conozcan en toda su extensión el grado de enfermedad de Hillary (su demencia). También saben que estas filtraciones no son "hackeos" - son FILTRACIONES, probablemente hechas por un miembro de Clinton, posiblemente por una conspiración de gente cercana a Clinton. Como tal, Hillary en la Casa Blanca sería una enorme responsabilidad. Trump, por otra parte, no tiene conexiones con Washington, es un novato en el juego político y estará tan feliz de ser el "decisor en jefe" que será mucho más fácil de controlar. De todos modos ellos esperan eso.

Tal es la situación de todos los imperios: la inevitabilidad de la corrupción que se acumula en la corrupción hasta la implosión. Con Rusia y China rompiendo la contención, los propietarios de Estados Unidos van a perder su estatus "indispensable" de todos modos, con o sin Clinton en la Casa Blanca, pero quizás pueden quedarse en la ejecución al retener una "máscara de normalidad" por un poco más de tiempo, incluso en la figura hasta ahora inverosímil y francamente repulsiva del presidente hombre bebé, Trump.