Traducido por el equipo de Sott.net en españolLa mayoría de los consumidores no están al tanto del pequeño y sucio secreto de los medios de comunicación. Los grupos de reflexión ("think tanks") se aprovechan cada vez más del hecho de que las agencias de noticias tienen presupuestos ajustados para influir en la agenda de la prensa a favor de sus patrocinadores.
Hace décadas, estos grupos generalmente funcionaban como asesores de políticas. Aunque algunos eran cómodamente listados como "residencias de ancianos" para distinguidos funcionarios públicos o intelectuales. Sin embargo, en los tiempos modernos se han vuelto indistinguibles de las empresas de cabildeo, con sus presupuestos a la altura.
En el tema de Rusia (y de toda Europa del Este), la influencia de los grupos de reflexión se está volviendo cada vez más peligrosa y maligna. Y está conduciendo a una crisis de los estándares periodísticos que nadie quiere reconocer.
Dos casos esta semana ponen de relieve el problema.
En este momento, Hungría y Ucrania se encuentran inmersas en un enfrentamiento en torno a los derechos de los húngaros étnicos en Ucrania. El desacuerdo es totalmente local, y tiene sus raíces en la división del territorio de Budapest en el siglo XX después de que se encontrara en el bando perdedor en ambas guerras mundiales. Como resultado, sus tierras fueron dadas a otras naciones: la antigua Checoslovaquia, Rumania, Yugoslavia y la Unión Soviética.
Comentario: Vea también: Las Pantallas: Cómo es que la élite nos dice qué creer (en inglés)