El coronavirus no solo ha arrasado con el sistema sanitario español, sino que ha dejado la economía al borde del abismo y urgen medidas rápidas para recomponer el país.
© EFEEl presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este sábado en Moncloa.
Cada dia son más las voces que se suman a la evidencia: la reconstrucción de un país devastado exige el mayor consenso político. El diagnóstico es compartido.
El desafío es enorme: aumentará muy notablemente el paro, se destruirá tejido productivo,se devaluarán todos los activos, reales y financieros, desaparecerá el ahorro, se multiplicará el endeudamiento público y privado.La pandemia ha dejado al descubierto nuestras debilidades comparadas en la implantación y uso de las tecnologías digitales, será necesario un gran esfuerzo educativo. También será necesaria una nueva cultura política basada en la colaboración , la lealtad y la integración.
Nadie duda de que, para afrontar la devastación social y económica que va a dejar la pandemia, no basta con un Gobierno débil, integrado por políticos sin experiencia en gestión, nombrados en base a equilibrios internos y condicionado por las concesiones a los partidos nacionalistas y/ o independentistas que lo han hecho posible.
Las bases programáticas de la investidura, ya muy livianas, han quedado obsoletas. Sin presupuesto es imposible afrontar el futuro. Sólo con presupuestos tampoco. Habrá que tocar pensiones, sueldos públicos, recortes de todo tipo, apoyos a la economía productiva ingentes, más y mejor educación, medidas fiscales , reforzamiento de las competencias del Estado en sectores como la sanidad. En definitiva, medidas inabordables por un Gobierno débil y que saldrá calcinado de la crisis.
El debate que se inicia es si será suficiente reeditar unos Pactos de la Moncloa, remodelando el Gobierno, pero sin ampliarlo a otras fuerzas políticas o , en cambio, se hace imprescindible un Gobierno de amplia base que obtenga el apoyo, al menos, de PP y Ciudadanos, para darle una fuerza que no puede tener con el apoyo, negado ya en el caso del PNV, de las fuerzas que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez. Y que , lógicamente, esté consensuado y apoyado por sindicatos y patronales.
Ninguna de las alternativas es fácil. Ni Sánchez, que debería dar el primer paso, parece que esté por la labor de hacer algo más que pedir apoyo incondicional, ni el PP en la de ir más lejos de un apoyo matizado pero sin comprometerse. No obstante la presión social y de la realidad debería ir venciendo las reticencias. El tiempo dirá cuando y hasta dónde.
Esta fuera de discusión que a la pandemia se ha respondido tarde y mal. Deberían extraer la lección y no repetir la pasividad con las medidas de recuperación. Cuanto más se tarde en abordar un programa de reconstrucción, peor. Y no sólo a nivel estatal. También las CC.AA deberían trabajar en la misma línea.
Sobre el gobierno que no tiene experiencia en gestión, es de suponer que pasará en todo el mundo cuando entran gobernantes nuevos en los gobiernos, ¿O es que se nace enseñado? Aunque quizá se refieren al "experimentado" gobierno de Mariano Rajoy del Partido Popular que además de arrasar con recortes la sanidad y la educación públicas, y la dependencia, nos metió 400.000 millones más de deuda, y se merendó los 70.000 millones de la hucha de las pensiones. Eso sí, hubo 60.000 millones para rescatar a la banca. Aunque la más dotada de su gabinete era sin duda la Sra. Báñez, insigne ministra de empleo, que se encomendaba a la virgen del Rocío para tratar de bajar el paro... y que jamás trabajó en otro menester que en la política.
Qué hartura de derechas españolas, desleales y mentirosas hasta la saciedad. No paran de peder que los militares hagan un golpe de estado porque no soportan no tener tanto poder como antes. Es vergonzoso su comportamiento en medio de tanto dolor. Con las redes sociales repletas de bulos que fabrican en serie y diseminan con sus granjas de bots.