Varilrix
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El culebrón sobre la vacuna de la varicela no concluye. El Ministerio de Sanidad ha decidido que sólo se distribuya en los hospitales para terminar con el abuso de este medicamento (la han retirado de las farmacias, vaya). Ello reduce de manera considerable los ingresos del fabricante. Medios de comunicación cercanos a los laboratorios publican "suciedades" para intentar revertir la situación.

Lo que ocurre es que existe una guerra entre laboratorio y Sanidad por la vacuna de la varicela Varivax o mejor escrito un ataque del fabricante, Sanofi Pasteur Merck, Sharp and Dohme (MSD), por la decisión de la Administración. El diario Redacción Médica desarrolla su trabajo próximo a la industria sanitaria. Así lo escribe Marciano SánchezBayle, coordinador de la Federación de Asociaciones para a Defensa de la Sanidad Pública, en un artículo que le publica dicho medio en respuesta a la semblanza que unos días antes hacía de él el director editorial de la publicación:
"Ni usted ni los intereses que representa (multinacionales de la farmacia y la tecnología médica, aseguradoras, centros privados y el PP) no puedan entender que exista un amplio sector profesional que rechaza sus planes privatizadores".
Pues bien, el citado medio publica sobre lazos familiares que rodean al bloqueo de la vacuna de la varicela en las farmacias. Rosa María Fau de Casajuana, cónyuge de Francisco Salmerón, responsable del grupo de vacunas de la Agencia Española del Medicamento (Aemps) y firmante de la justificación oficial para la restricción de esa profilaxis al ámbito hospitalario, estuvo empleada durante un lustro en Sanofi Pasteur MSD, empresa productora de la vacuna Varivax.

Ahora este diario afirma que Fau de Casajuana también tuvo relación laboral con GlaxoSmithKline (GSK), la otra compañía que comercializa la vacuna, en este caso bajo la denominación de Varilrix.

Lo que intenta contarnos este periódico no tiene sentido, es contradictorio.

Puede haber un conflicto de interés pero a los laboratorios en este caso les habría salido el tiro por la culata pues Salmerón ha decidido lo contrario de lo que le conviene a GSK y MSD por mucho que su mujer estuviera empleada en esas empresas.

Sí se agradece la información de Redacción Médica pues cuenta que este dato estaría oculto en la declaración pública de intereses enviada por el funcionario a la Agencia Europea de Medicamentos en abril de 2014 (solo refiere en este caso su etapa en MSD).

Esto revela lo que tantas veces hemos advertido, la existencia de "puertas giratorias" y conflictos de interés en parte del personal que trabaja en los ministerios, las agencias reguladoras y las industrias. Casta podríamos escribir sin temor a equivocarnos y por aprovechar la actualidad de un concepto tan gráfico. Es importante saberlo para entender la degradación de la democracia a la que asistimos y cómo consiguen los sectores económicos más poderosos ese poder.

Por sacarle punta al asunto, recordad que los citados laboratorios, GSK y MSD, en los que ha trabajado la mujer de quién es uno de los máximos responsables de vacunas en España, son los fabricantes de la vacuna del papiloma. Salmerón sí que podemos afirmar que se ha mostrado tibio cuando desde la AAVP (Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma) le han pedido ayuda.

También podemos documentar lo que la familia de un bebé muerto tras su vacunación considera una negativa a ayudarles cuando hace unos meses pidieron a Salmerón ciertas informaciones sobre las vacunas sospechosas del desenlace fatal, caso que está en los tribunales de Justicia.

Salmerón actuó como un oscuro personaje en el caso Bio Bac. De él partió el famoso fax que pedía que "las alturas" boicotearan el producto para que nunca pudiera ser considerado medicamento.

Sobre ello tuvo que declarar en el juicio del caso cuya sentencia hemos conocido hace poco y señala que no hubo delito contra la salud pública ni estafa, principales acusaciones contra el fabricante, Rafael Chacón, que Salmerón nunca demostró. Quien intentó comprar el producto antes de que se produjese la denuncia de la Agencia Española de Medicamentos fue un laboratorio de nombre Merck, según Chacón.

La existencia de castas sanitarias explica en parte la corrupción, mal funcionamiento y epidemia de iatrogenia (daños) en nuestro sistema sanitario.