Al Gobierno ruso no le gusta la idea de vetar la publicidad que incite a consumir comida basura, escribe este martes Kommersant.
El Servicio Antimonopolio ruso (FAS), el Ministerio de Sanidad y el Servicio ruso de Protección de los Derechos del Consumidor, Rospotrebnadzor, no recomiendan a la Duma rusa aprobar enmiendas a la ley de publicidad que vetarían a refrescos, dulces, chips de patata, margarina y algunos embutidos.
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Según el diario, las pérdidas que podrían ocasionar semejantes cambios al mercado de publicidad ruso ascienden a unos 20.000 millones de rublos (300 millones de dólares). Además, las nuevas restricciones amenazan al presupuesto del Mundial de Rusia 2018 cuyos socios son Coca-Cola y McDonald's, que serían los primeros afectados.

Las restricciones casi similares a las que actualmente afectan a los anuncios del alcohol pretenden "mejorar la cultura alimentaria entre los jóvenes para evitar obesidad e hipertensión arterial".

Uno de los promotores de la medida es Vasili Shestakov, diputado del partido oficialista Rusia Unida y coautor con el presidente ruso, Vladímir Putin, de dos libros sobre judo.