Comentario: A continuación, les presentamos una excelente parodia (bastante realista) de lo que implica la actual tendencia hacia una moralidad relativista basada en puros sentimientos subjetivos, la cual rechaza la verdad y los hechos de la vida real y tergiversa conceptos como el de "igualdad", "tolerancia", "respeto" o "libertad", para convertirlos en auténticas fantasías.
La secuela de "Equality", "Modern Educayshun", profundiza en los peligros potenciales de una cultura hipersensible creada por los medios sociales y la corrección política.
Escrito y dirigido por Neel Kolhatkar.
Comentario: ¿A qué punto hemos llegado en que no se puede decir nada malo de nadie porque uno corre el riesgo de ofender? ¿Podemos ver el peligro de permitir que se imponga una moral "políticamente correcta" que todos deben seguir porque si no serán etiquetados como "racistas", "intolerantes", "xenófobos", "sexistas", etc...? ¿Acaso no ven la ironía de que al imponer tal moralidad que defiende a tal punto la subjetividad están siendo ellos mismos los intolerantes? Ellos no toleran la disidencia, no toleran que se llame a las cosas por su nombre, no toleran que alguien haga caso a la lógica y a lo que sus ojos ven, porque lo que importa para ellos es, en última instancia, lo que sienten en sus "preciosos corazones de cristal". La verdad no importa y uno tiene que respetar SU verdad, porque si uno dice otra verdad, uno hiere sus sentimientos, algo que ellos, los cruzados de la "tolerancia", no pueden tolerar. (Vea: La tiranía de lo políticamente correcto)
Estamos hablando, literalmente, de fomentar la vida en un mundo de fantasías en el que cada uno puede imaginarse que es lo que sea que su mente conciba; y la realidad se tiene que adecuar a esas fantasías que crean en sus mentes. Según ellos, esto es libertad, pero en realidad, solo se atrapan cada vez más en un mundo ficticio y, por ende, se vuelven histéricos sin conciencia moral real, fáciles de manipular y totalmente incapaces de asumir responsabilidad. Si esta es la generación del milenio, ¿hacia dónde vamos?
Andrzej Łobaczewski, autor de La ponerología política parecía tener una idea: