"No se admiten niños". La frase es cada vez más común en todo tipo de lugares de ocio, desde aviones, hoteles y restaurantes hasta cines y vecindarios al completo. Crecen los negocios que se apuntan a un público exclusivamente adulto. El nuevo vagón silencioso del AVE es el último en sumarse a la moda, ya que no admite a menores de 14 años.
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España es uno de los países con más hoteles enfocados a adultos y al menos cinco grandes cadenas se han apuntado a esta tendencia (H10, Meliá, Iberostar, Barceló y NH tienen todas hoteles dedicados a mayores de 14 años). La mayoría se concentran en Baleares y Canarias, pero se pueden encontrar también en las costas peninsulares. Algunos se han hiperespecializado en un segmento concreto, como la clientela gay o los que trabajan con el Imserso.

Los hoteles sólo para adultos suelen ser de cuatro o cinco estrellas, con amplios horarios de comidas, spa y zonas de relax. Óscar González, director de marketing de Iberostar para Europa, señala que el perfil de los clientes es el de un alemán de entre 40 y 55 años al que le gusta participar en actividades para conocerse en grupo, como fiestas de solteros y cenas románticas. También tienen mucho éxito los talleres de coctelería, catas, yoga, personal shoppers y tuppersex. "Hemos visto que, en estos hoteles, el público está más dispuesto a hacer gastos extra", sostiene.

Armando Romero regenta en este "nicho de mercado en crecimiento" el canario Hotel Neptuno y la web adults-only-holidays, que recopila los lugares de vacaciones para adultos de toda Europa. "Atraemos a gente de todas las edades, desde jóvenes de poco más de 20 hasta mayores de 90. Y cerca del 50% de nuestros clientes son padres o abuelos que quieren quitarse de encima a sus hijos o nietos unos días", apunta.

Otros, como Patricia Peinado, quieren escapar porque trabajan con niños. "Yo, que estoy todo el día entre niños y con bullicio, cuando voy a un sitio a alojarme o comer lo que quiero es descansar. Tenemos etapas en nuestra vida. Cuando eres joven tampoco te tira el rollo familiar. Cuando tienes una edad, lo que quieres es tranquilidad, paz", sostiene esta norteamericana afincada en Madrid que regenta Patapalo, un sitio de entretenimiento para niños.

Aerolíneas asiáticas, restaurantes bilbaínos

Las aerolíneas asiáticas han liderado la oferta de vuelos sin niños. Malaysia Airlines, tristemente famosa por sus dos catástrofes aéreas en el Océano Pacífico y Ucrania, veta la presencia de bebés en primera clase y limita los asientos donde pueden viajar los menores de 12 años. Scoot Airlines, la low cost de Singapore Airlines, destina algunas filas de asientos sólo para adultos, aunque el coste puede incrementarse en un 50%. AirAsia X ha creado una "zona silenciosa" en sus aviones: en las primeras siete filas, separadas del resto, no puede haber menores de 12 años.

Aún no existen páginas agregadoras de restaurantes y bares donde no se admiten menores, aunque haya algunos intentos no oficiales. Los primeros locales que pusieron un cartel en la puerta de "no se admiten menores de edad, solos o acompañados" se encuentran en Bilbao. El Style es un céntrico restaurante que levantó polémica cuando decidió restringir la entrada a los niños.

La Asociación de Hostelería de Vizcaya asegura que es imposible conocer el número exacto de locales con esta oferta, ya que la decisión es exclusiva de cada establecimiento. "Pero es algo minoritario, entre un 2% o 3% del total de locales, y la mayoría son de ocio nocturno", indica un portavoz, señalando que le parece "lógico" que algunos locales, "por el carácter del establecimiento, el tipo de cocina o de clientela", tengan esta oferta.

Crece el mercado por el envejecimiento de la población

La demanda de sitios sin niños crece, pero las razones que señalan los expertos varían. "Hace años, las familias pasaban las vacaciones en apartamentos y los hoteles eran solo para parejas. Cuando los hoteles descubrieron el mercado de las familias, de pronto era imposible encontrar uno donde no hubiera niños", explica Romero, de adults-only.

Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), opina que estos lugares para adultos son una "segmentación necesaria" del mercado para adaptarse al ocio. "Los viajeros ya no quieren un turismo de masas, sino una diferenciación en la oferta. Es una cuestión de clientela, te adaptas a diferentes edades y colectivos para captar los que otros dejan fuera", manifiesta.

Sin embargo, Gabriel González, responsable de políticas de infancia de UNICEF, apunta al "envejecimiento de la población, que ha provocado que cada vez tengamos menos en cuenta los derechos de los niños porque cambian los deseos de los adultos". González cree que, al haber menos presencia de niños en la sociedad, "se ha reducido el valor social de la infancia a ojos de los adultos".

El portavoz de UNICEF reconoce que este modelo de negocio funciona y admite que la disciplina en la educación es cada vez menor, lo que hace a los niños más molestos. "Hemos pasado de tener demasiados límites a no tener ninguno. Hay padres que creen que los límites no son buenos, pero está demostrado que no sólo lo son, sino que los niños los piden", explica.

Con la ley a vueltas

La nueva moda de lugares sin niños ha despertado críticas por lo que algunos consideran una discriminación por edad. "Creo que hay una obligación de respetar a los niños", sostiene Raquel, jurista y madre afincada en Bélgica. "Esto es una tendencia más del egoísmo y el individualismo en el que nos gusta vivir en occidente, donde se le da prioridad a la necesidad individual sobre la colectividad", cree esta madre expatriada autora del blog Yo y mis mini yos.

"Algunos ven en estos lugares dos derechos en pugna, el derecho de no discriminación y el derecho de admisión", detecta Estalella. "Pero no hay discriminación aquí. Hay superespecialización, nada más. Si no hubiera oferta suficiente no se podrían establecer esos límites, pero con la cantidad de hoteles que hay... Y algunos, precisamente, enfocados en los niños", recuerda. ¿Por qué no va a haber sitios dirigidos a un público adulto?

Jorge Cardona, miembro del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, asegura que no se puede prohibir la entrada a un menor cuando esa prohibición no sea por su bien, ya que contravendría "la Constitución Española, la Europea y los Derechos del Niño". "Es una violación clara y objetiva del principio de no discriminación. Un niño tiene derecho a entrar donde quiera", sentencia.

Este profesor de Derecho en la Universidad de Valencia señala que siempre debe prevalecer "el interés superior del niño" en el acceso a cualquier sitio, tal como recoge la Convención de los Derechos del Niño. "El derecho de no admisión se extiende hasta donde empieza a pisar otros derechos, y solo puede llevarse a cabo estableciendo una serie de requisitos (por ejemplo, un código de vestir), nunca una exclusión directa", sostiene.

Romero se defiende señalando que "no se trata de excluir a los niños, sino de enfocarse en los adultos". El fundador de adults-only remarca que nadie critica los sitios sólo para gays o donde se admiten mascotas. "No creo que haya menos tolerancia, lo que había era un mercado por descubrir para enfocar un servicio en un público concreto", considera.

El portavoz de los hosteleros vizcaínos señala el "derecho del empresario a organizar su propio negocio", especialmente "los vuelos largos". "Me parece razonable y legítimo, absolutamente normal. Es una oferta para un tipo de cliente diferente que no quiere que el establecimiento se convierta en un chiquipark", remarca.

Estalella se muestra exasperado con las familias que "se empeñan" en ir a sitios donde sus hijos no van a estar gusto. "Tienen que cambiar el concepto y preguntarse: '¿Dónde van a estar mejor mis niños?', en vez de llevarlos a sitios donde se van a aburrir y van a molestar a un público que se ha decantado por una oferta sin niños", opina.

Sin embargo, tanto Cardona en el Comité de los Derechos del Niño, como desde el departamento jurídico de la organización de consumidores FACUA, admiten que no han recibido quejas por estos lugares. "Puede que no se denuncie y exista esta discriminación, pero nosotros no tenemos constancia de ninguna reclamación", aseguran desde FACUA.

¿Discriminación de los más pequeños o derecho a la tranquilidad? Sea como sea, los lugares sin niños son un refugio para un buen número de adultos que no desean que el bullicio infantil enturbie el relax de las vacaciones, una buena comida o un largo vuelo transoceánico.