Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

Las niñas Saja, de cuatro años, y Huda, de tres, jugaban en el patio delantero de su casa, en uno de los barrios surgidos espontáneamente en la capital y que se han extendido de manera significativa en los últimos años. Las dos niñas descalzas, vestidas con ropas polvorientas y raídas, corrían alrededor de montones de basura y residuos, por un irregular camino de barro cubierto de grava burda y fragmentos de vidrio.
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A unas pocas millas está el lujoso barrio de al-Mansour, el mayor centro comercial del país, con caras tiendas internacionales de ropa y restaurantes lujosos en los que una comida para dos no cuesta menos de 300 dólares.
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Centro Comercial en Baghdad

"Este lugar es gratis", afirmó Adnan, padre de Saja, acerca de su casa en la zona de al-Wishash al norte de la ciudad. Adnan encontró unas láminas metálicas en un vertedero y las utilizó junto con sábanas para construir tres habitaciones en uno de los lados de un viejo edificio gubernamental del Partido Ba'ath.

"Vivimos aquí desde 2006 cuando nos desplazaron y obligaron a dejar nuestras casas, tiendas y todo lo que poseíamos".

Junto con otros 14 familiares, incluidas dos madrastras y dos cuñadas, Saja y su hermana viven en la endeble casa de tres habitaciones construida con ladrillos y finas chapas. La casa está rodeada de montañas de basura.

Algunas de las casas vecinas están construidas de frigoríficos abandonados y piezas de coche, tienen agujeros tapados con trapos. Otras casas están construidas a base de ladrillos de segunda mano y materiales de desecho.

Aumento de los barrios de chabolas

Esta familia compuesta por 16 miembros es una de las 307 familias que viven en este barrio surgido espontáneamente y que carece de electricidad, agua y otros servicios básicos. Según el consejo provincial de Bagdad, en esta ciudad hay más de 249 barrios similares, en cada uno de los cuales viven entre 2.000 y 17.500 ocupantes ilegales, la mayoría de los cuales tienen pocos recursos financieros, si es que tienen alguno, para vivir en casas decentes con servicios básicos.

Este número cada vez mayor de barriadas de ocupantes ilegales aumentó significativamente en 2006-2007 cuando estallaron las matanzas sectarias que provocaron la muerte de decenas de miles de iraquíes y obligaron a varios millones más a dejar sus propiedades y trasladarse a otras zonas bajo amenazas o para huir de la muerte.

Pero los barrios de chabolas volvieron a aumentar desde 2014 cuando empezó la guerra contra el Estado Islámico (EI). La presencia de este grupo militar, que controla vastas zonas en el norte y oeste del país, ha agravado la crisis de pobreza de Iraq y creado otros tres millones de iraquíes sin hogar ya que tuvieron que huir de sus ciudades y pueblos por su seguridad.

La parálisis de la economía iraquí, el fuerte descenso de los precios del petróleo, los gastos ilimitados en la guerra contra el EI, además de la ausencia de un plan estratégico y la desenfrenada corrupción financiera y administrativa desde 2003 han dejado las arcas públicas casi vacías. Según afirman varios altos cargos, el país tienen unos niveles de pobreza desconocidos desde que se estableció el plan para reducir la pobreza hace cinco años.

"Los índices de pobreza descendieron del 23% en 2010 al 19% en 2013 después de que aplicáramos el plan estratégico para disminuir la pobreza, cuyo objetivo era reducirla al 10% para finales de 2014", declaró a Middle East Eye Abdul Zahra al-Hindawi, portavoz del ministerio de Planificación iraquí. "Pero el plan ya no es eficaz debido a las actuales circunstancias y a la gran cantidad de personas desplazadas. La conmoción del Daesh [nombre local del EI], que aumentó las cantidad de personas desplazadas, y la caída de los precios del petróleo aumentaron el índice de pobreza al 22.5% en 2014", afirmó Hindawi.

A pesar de los altos salarios que el Estado paga a los empleados del gobierno, los pensionistas y parados iraquíes, apoyados por la ley de asistencia social introducida tras la caída de Sadam Husein en 2003, los índices de pobreza en las provincias controladas por el EI han aumentado un 41% respecto a la época del gobierno de Sadam, según el ministerio de Planificación.

Más del 30% de la población de las provincias del sur ricas en petróleo y el 13% de las personas que viven en Bagdad (cuya población es de 7.6 millones del total de 36 millones de iraquíes) vive en la pobreza.

Incluso los ingresos de los iraquíes que viven por encima del umbral de pobreza ofrecen menos rendimientos, declaró a Middle East Eye el profesor Maitham Luaibi, director del departamento de banca y ciencias de las finanzas de la Universidad de Mustansiriya.

"Los indicadores de pobreza son complejos", afirmó y añadió que las mediciones van más allá de los ingresos de cada personas e incluyen la calidad de vida, educación, salud, acceso al agua potable y a las aguas residuales, y otros servicios. "Basándonos en estos indicadores, Iraq es un país pobre en comparación con muchos otros", afirmó.

Algunos de estos servicios más básicos son los que están resultando ser el mayor reto al que se enfrentan los gobiernos locales y central, una cuestión que desde principios de agosto ha arrastrado a las calles a miles de iraquíes en Bagdad y en las provincias del sur y del centro dominadas por los chiíes.

Los manifestantes han protestado semanalmente para poner de relieve no solo la grave falta de servicios básicos en el país, sino también la corrupción administrativa y financiera que se extiende a los departamentos y ministerios del gobierno y que ellos consideran que es la causa de los problemas.

Ante estas protestas, hace dos meses el primer ministro iraquí Haider al-Abadi declaró un estado de austeridad e hizo públicas unas cuantas reformas, entre las que se incluía la desaparición de varios ministerios y departamentos, y la integración de otros para reducir costes y garantizar los salarios mensuales de sus empleados. Varios altos cargos afirman que se espera que para finales de año aumente los índices de pobreza a consecuencia de la falta de dinero líquido.

Ghalib al-Zamili, jefe del comité provincial de servicios y construcción, declaró a Middle East Eye que el proporcionar esos servicios no solo era una lucha de los organismos de gobierno locales sino que ahora también se ha vuelto más complicado debido al colapso de la economía de Iraq. "El déficit fiscal ha llevado a paralizar la mayoría de nuestros proyectos de infraestructura (en Bagdad). Más de 750 de estos proyectos se han paralizado debido a la falta de fondos", afirmó Zamili.

Parece difícil que la situación vaya a cambiar: los altos cargos y legisladores iraquíes afirman que se espera que el déficit del presupuesto anual de 2014 llegue a los 25.000 millones de dólares. El impacto de la caída del precio del petróleo afectará al presupuesto anual de 2016 y el gobierno planea cubrir solamente el presupuesto para que funcione el país y paralizar todas las inversiones y todos los gastos en proyectos de infraestructuras, afirmó Haider Masoud, miembro del comité parlamentario de finanzas.

Para la familia de Saja y Huda cada vez es más atractivo vivir fuera de Iraq, más allá de su hogar construido por ellos mismos a las afueras de la capital. "Sí, somos ocupantes ilegales, pero no teníamos más opción que serlo y vivir en un lugar como este. El gobierno nos ha tratado como refugiados e incluso a los refugiados se les ha tratado mejor que a nosotros. Al menos tienen derechos, mientras que nosotros no tenemos nada", afirmó Abu Saja.