Proteger lo tangible con lo intangible. El recurso a la tecnología digital para evitar que desaparezca un patrimonio que pertenece a la Humanidad. Los científicos occidentales están recurriendo al escáner en 3-D para salvar, al menos, el recuerdo. Resulta imposible sustituir las ruinas originales por imágenes generadas en un ordenador pero al menos es algo. Organizaciones como el Instituto de Arqueología Digital (Institute for Digital Archaeology) y el CyArk Archive han lanzado programas dirigidos a escanear los monumentos más amenazados por el autodenominado Estado Islámico (EI) en Irak, Siria y el norte de África. Una forma desesperada de proteger lo que, desgraciadamente, en bastantes casos ya se ha perdido para siempre.

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© Institute for Digital Archaeology.Imagen digital del Arco del Templo de Baal (Siria).

Aún se ignoran los daños reales que han sufrido ciudades iraquíes y sirias como Nimrud, Hatra o Palmira, espacios que dieron forman a la civilización, pero lo augurios son nefastos. Según los informes de algunas organizaciones que trabajan con fuentes cercanas a esos lugares arqueológicos, bastantes hitos (como el Arco del templo de Baal en Palmira) ya habrían sido destruidos por el Estado Islámico o bien están muy dañados.


Desde luego es imposible comparar las pérdidas en vidas humanas que impone el horror yihadista con las arqueológicas. Sin embargo no debemos olvidar que
"la limpieza cultural es un crimen de guerra que ahora se utiliza como estrategia bélica", explicaba en noviembre pasado Irina Bokova, directora general de la Unesco. "No es una decisión entre proteger a las personas o proteger la cultura. Es parte de la misma responsabilidad porque la cultura nos habla acerca de pertenencia, identidad, valores, historia en común y la clase de mundo en la que queremos vivir".
Y no solo el tipo de mundo en el que queremos vivir sino, también, recordar. La compañía CyArk, una organización no gubernamental con sede en California, quiere escanear, empleando tecnología 3-D, unos 200 espacios arqueológicos, en Siria, Irak y algunos países limítrofes. Otra de las empresas que se han unido a este empeño es el Instituto de Arqueología Digital. Aunque con una estrategia distinta. Ha proporcionado unas 5.000 cámaras digitales 3-D a otros tantos voluntarios de la zona para que documenten las ruinas y sitios que estén en riesgo en el norte de África y Oriente Medio. La ventaja es que son más sencillas de manejar y también más discretas frente a las filmadoras de mayor precisión. La desventaja es que la calidad del escaneado resulta bastante inferior.

Da igual. Ese ese es el mundo que hay que preservar. Francia, después de los atentados de París, parece dispuesta a liderar la protección de la memoria de buena parte de la Humanidad. Jean-Luc Martinez, director del Louvre, ha elaborado un informe que quiere trazar las bases de este compromiso.

El presidente francés, François Hollande, ha anunciado medidas "concretas y tangibles" para proteger tanto los espacios arqueológicos como las obras que albergan los yacimientos de Siria e Irak. El documento lo tienen todos los ministros de Cultura de la Unión Europea. En él se habla de frenar el tráfico ilícito de piezas (con las que, de paso, el EI se está financiando), crear una lista negra de territorios que se han convertido en verdaderos paraísos del expolio y también se denuncia el papel oscuro que desempeñan en este terrible drama los puertos francos de Singapur, Ginebra, Luxemburgo y China.

Ahora habrá que ver si las buenas intenciones se materializan de verdad o si, por el contrario, se convierten en imágenes en 3-D; fotografías virtuales, de una pérdida que ya lamentamos en el presente y en el futuro.

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© Museos Estatales de Berlín y Museo del Antiguo Oriente Próximo.Fotografía del principios del siglo XX que muestra un bajorrelieve de las ruínas de la antigua Babilonia.