ESPAÑA 24M
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La izquierda, con la irrupción de Podemos y sus marcas locales, quita a los conservadores numerosas plazas fuertes municipales y autonómicas El PP pierde 2,5 millones de votos y 20 años de poder.
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El panorama político territorial español conocido hasta ahora ha quedado tremendamente cambiado tras el resultado electoral de este domingo, pero no ha saltado hecho añicos. El veredicto de las urnas, con una participación ligeramente inferior a la de 2011, ha ofrecido unos resultados totalmente imprevisibles hace justo ahora un año, en vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo.

El vuelco electoral ha sido espectacular en lugares puntuales como Madrid y Barcelona, donde pueden gobernar movimientos políticos considerados antisistema hace tan solo unos pocos meses: Ahora Madrid y Barcelona en Comú, ambas con protagonismo de Podemos movimientos sociales alternativos.

Ha sido la traducción electoral del movimiento 15-M nacido en la madrileña Puerta del Sol en la primavera de 2011.

Pero la evidencia más generalizada del vuelco electoral de este 24-M es la pérdida de poder del PP a lo largo y ancho de toda la piel de toro. Tan evidente ha sido el batacazo que en la sede nacional del PP, en la madrileña calle de Génova, no se ha instalado el tradicional balcón tan querido por lo jerarcas del PP en las noches electorales triunfales. La de esta noche no lo ha sido.
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© EFE/Alberto MartínSimpatizantes de Podemos celebran los resultados obtenidos en las elecciones autonómicas y municipales frente al museo Reina Sofía, en Madrid.
El azul homogéneo en ayuntamientos y comunidades autónomas en todo el territorio del Estado ha quedado diluido, muy diluido. Tanto que, pese a ganar por media cabeza en la misma línea de llegada del recuento global de los comicios municipales, sus apoyos electorales se traducirán en una pérdida de poder muy importante: un batacazo en toda regla. Casi 2,5 millones de votos menos que hace cuatro años. En concreto, 2.443.804 con el 99,47% del voto escrutado.

El bipartidismo resiste, pero muy debilitado. Más debilitado que nunca. En las urnas municipales el PP y el PSOE apenas han superado el 50% de los votos; algo inaudito en anteriores comicios. Y mientras el PP pierde poder el PSOE recupera plazas, pero con necesidad de ayuda de terceros y siempre con la obligación de alcanzar pactos tripartitos y siempre complejos; en ocasiones como mero comparsa.

Pero sin duda estos comicios confirman la irrupción de Podemos y sus marcas municipales en coalición con movimientos sociales por toda España. La impronta ha sido de tal calibre que esta formación, que renunció en su día a utilizar el nombre del partido en candidaturas municipales por temor a intrusismos fuera de control, puede colocar como alcaldesas de Madrid y de Barcelona a sus candidatas Manuela Carmena y Ada Colau, respectivamente. También en Zaragoza y Cádiz, entre otras ciudades.

Otra formación, Compromís, hasta este momento con un peso minoritario incluso en su ámbito, la Comunitat Valenciana, puede colocar a su candidato, Joan Ribó, en el sillón que ha ocupado durante 25 años la popular Rita Barberá.

Además, estas formaciones progresistas pueden situar a los candidatos socialistas en las alcaldías de ciudades como Sevilla y Córdoba o feudos tradicionales del PP como Alicante o Valladolid, entre otros.

Sin embargo, el PSOE no ha sido la segunda fuerza política en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza, un dato no menor de cara al futuro de esta formación política

El otro fenómeno electoral de la jornada o constituye Ciudadanos, un partido que hasta ahora no había salido de su reducto, Catalunya, donde lleva dos legislaturas como una formación muy menor. Sin embargo, en esta ocasión, con más de un millón de votos en apenas 1.000 candidaturas - hay 8.122 ayuntamientos - ha pasado de emergente a formación consolidada en el panorama político. Es más, en no pocos lugares sus regidores se convierten en un elemento clave para aguantar en el poder a un PP debilitado; o no.