Los paros y cortes de ruta de los trabajadores petroleros de la provincia de Chubut, los anuncios de suspensiones y despidos en Neuquén y Tierra del Fuego, muestran que la crisis provocada por la caída del precio del petróleo ha llegado a la Argentina.

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© Flickr/ Nestor Galina
Las rutas amanecieron cortadas el lunes 1 de febrero cerca de Comodoro Rivadavia, capital de la provincia de Chubut, donde los petroleros realizaban medidas de fuerza a la espera de una solución al conflicto que afecta la actividad en la región, al tiempo que en la provincia de Neuquén, donde se encuentra el enorme yacimiento de Vaca Muerta, las empresas petroleras iniciaron un proceso preventivo para suspender hasta 10000 trabajadores.

La caída de los precios internacionales del petróleo a menos de 30 dólares el barril ya ha provocado más de 350000 despidos a nivel mundial en el último año. El conflicto argentino es particular, porque existe un precio sostén del barril, de 66 dólares, más que el doble del precio mundial. En la provincia de Neuquén, el barril interno (Medanito) cuesta 67,50 dólares, mientras que en las provincias de Chubut y Santa Cruz, el barril (Escalante) vale 54,90 dólares. El desplome de los precios internacionales hace que ni siquiera ese precio sostén sea rentable para las empresas petroleras, que han empezado a suspender personal y a reducir su actividad.

"La caída del precio del petróleo por debajo de 30 dólares el barril complica mucho nuestra provincia", dijo a Sputnik Mundo Daniel Real, asesor del gobernador de Chubut, Mario das Neves. "La discusión con el gobierno nacional es cómo apañar esta situación, porque Chubut se financia con las regalías o subsidios y estamos negociando para que de alguna manera, con todos los aportes que nuestra provincia ha hecho, se pueda mantener la mano de obra y que no hayan despidos", agregó.

El secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut, Jorge Ávila, señaló que el problema para encontrar una solución "es la obstinada negativa de parte de funcionarios del Estado nacional, especialmente del Ministerio de Energía que conduce Juan José Aranguren", que "le dicen que no a todo, menos a sus jefes americanos, porque ellos no pueden perder".

El gobierno nacional tiene la política de reducir los subsidios al mínimo para recortar gasto público, lo que llevó a los fuertes aumentos del gas y de luz que se harán vigentes a partir del primero de febrero. En el caso del petróleo, la reducción de los subsidios trae graves perjuicios económicos a las provincias que dependen de los hidrocarburos, como Chubut, Tierra del Fuego, Santa Cruz y Neuquén.


Comentario: Es decir, reducir la ayuda gubernamental a la población y por consiguiente cobrarles más por servicios necesarios para subsistir como el gas y la luz; dinero que tal vez terminará en los bolsillos de una oligarquía local e internacional.


El primero de febrero, el gobernador das Neves, como presidente de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI, se reunió con el ministro Aranguren para discutir la situación. "Se llegó a un acuerdo para mantener un subsidio de 10 pesos sobre el precio de exportación (ocho pesos pone el Estado Nacional y dos pesos la Provincia), que se debe sostener seis meses. En ese tiempo, no se despedirá a ningún trabajador, y se reunirá una comisión cada mes para evaluar la situación", dijo a Sputnik Mundo Héctor Miller, dirigente del sindicato petrolero, apenas terminó la reunión en Buenos Aires.

Pero esto no resuelve los problemas. En la provincia de Neuquén, la Cámara de Empresas de Operaciones Petroleras Especiales (CEOPE), solicitó al Gobierno nacional aceptar el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) para suspender cerca de 10000 trabajadores. El pedido involucra a cerca de 5000 operarios de las empresas Schlumberger, Halliburton, Weatherford, San Antonio, Bolland, Baker Hughes y DLS. El resto de las suspensiones serían en YPF, Petrobras, Total y Pluspetrol.

Desde diciembre, Yacimientos Petroliferos Fiscales (YPF) desactivó 21 equipos en Neuquén, un tercio de los 58 equipos que la empresa posee en la provincia, y 1.500 petroleros están en sus casas en vacaciones forzadas. Debido al fuerte peso de YPF en la provincia, donde acapara el 90% del mercado no convencional y el 60% del convencional, el ajuste generó un "efecto cascada" sobre cerca de 40 empresas proveedoras.

Al ser suspendidos, los obreros solo cobran un salario básico y permanecen sin actividad, dejando de recibir horas extras, adicional por vianda, zona geográfica de trabajo y horas de traslado hasta el yacimiento, conocidas como 'horas taxi'. Todo esto significa que cobrarán 60% de la remuneración anterior. A su vez, las empresas no pagan las cargas sociales, que representan cerca de un 40% del costo laboral, ni las horas extras.

En Neuquén, el gobernador Omar Gutiérrez y el Sindicato de Petróleo y Gas Privado llegaron a acuerdo con YPF y el ministro de Energía para efectuar suspensiones rotativas, a cambio de lo cual, las empresas se comprometen a no hacer despidos y a invertir en la producción de gas para redireccionar equipos de trabajo, con el objetivo de sustituir importaciones de Bolivia por un valor de 8000 millones de dólares.

El conflicto por los bajos precios petroleros internacionales hunde a todas las actividades en la región. En el transporte de carga, la actividad cayó 50% en lo que va del año, según cálculos de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) y los choferes, que cobraban entre 30000 y 40000 pesos mensuales, reciben la mitad que antes, otros están de vacaciones indefinidas y muchas empresas han reducido su flota a la mitad