El Salvador es uno de aquellos países del mundo que no sabemos ni siquiera dónde situarlo en el mapa: entre Honduras y Guatemala, de cara al Pacífico, El Salvador fue una de las muchas colonias españolas que se independizó en la oleada de los años 20 del siglo XIX. Con algo más de 6 millones de habitantes, este pequeño país tiene una población similar a la de La Comunidad de Madrid.

Y sin embargo, es uno de los países más violentos del mundo (en tiempos de paz). Su capital, San Salvador, supera incluso el espanto de México, teniendo el funesto honor de figurar como la ciudad más peligrosa del mundo, con una tasa de criminalidad de 137 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2016.
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¿De dónde surge esta violencia tan desenfrenada? Tenemos que remontarnos hasta la década de los años 60 y 70 del siglo XX, cuando el Partido de Conciliación Nacional (PCN) estableció sucesivos gobiernos militares, apoyados por EEUU en el contexto de la Guerra Fría, que ayudaron no sólo al mantenimiento en el poder al ejército, sino también a neutralizar posibles focos comunistas y revolucionarios en Centroamérica, reprimir violentamente a la oposición y afianzar la propiedad de la mayor parte de la tierra a los grandes terratenientes del país.

Por supuesto, los sucesivos gobiernos del PCN tuvieron una contestación clara con la creación de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL), organización político-militar creada por una parte del Partido Comunista Salvadoreño a principios de la década de los 70. Bandera del FPL, primer grupo armado de izquierdas de El Salvador Durante los siguientes años, se desarrollaron otros frentes armados de izquierda para luchar firmemente contra los gobiernos militares, que desembocó en 1980 en la creación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

La Guerra Civil de El Salvador se desarrolló entre 1980 y 1992, en el contexto de la Guerra Fría. No hace falta mencionar que el FMLN estuvo apoyado por Cuba o por la Nicaragua de Sandino, mientras que el Gobierno Militar se reforzó con armamento enviado desde EEUU, Israel, Reino Unido o Colombia.

Así, durante más de 12 años, se repartieron armas a la población civil, desarrollándose una guerra que se saldó con más de 75.000 muertes, medio millón de desplazados internos y otro medio millón de refugiados en distintos países.

Una de las consecuencias más notables fue el gran número de excombatientes, así como niños y adolescentes huérfanos, tanto de padre como de madre, que se organizaron al margen de los gobiernos conservadores en la nueva época "democrática".

Otros muchos, además, emigraron a EEUU durante la Guerra civil salvadoreña, lo que provocó la creación de pandillas callejeras latinas en las calles de Los Ángeles o Nueva York. La política de deportación de EEUU cuando cometían algún crimen en suelo norteamericano a sus países de origen, provocó la llegada de pandilleros ya formados a El Salvador durante la época de postguerra, sumándose a los ya excombatientes y jóvenes con armas organizados al margen de la sociedad.

Y así surgirían las llamadas Maras:
"[...] los esfuerzos se concentraron [después de la Guerra Civil] en consolidar las reformas electorales que daban al país una imagen de democracia fortalecida, pero la clase política no se preocupó por lograr un consenso para cambiar el régimen económico que, incluso, había sido una de las causas de la guerra. La pobreza, el desempleo y la desigualdad social seguían intactas. No significa una falta de visión sino que la correlación política no daba para más en la transformación del sistema socioeconómico. El germen para que se suscitara otro conflicto lo habías dejado ahí puesto. Las pandillas han encontrado un terreno fértil para organizarse, desarrollarse y convertirse en un poder muy fuerte".(1)
Las más conocidas (Mara Salvatrucha y Mara 18) han centrado sus actividades en el robo, la extorsión, la trata de personas, el tráfico de armas y el secuestro, pero sobre todo y a partir de la década de los 2000, en el narcotráfico, que se ha incrementado notablemente en El Salvador, al pasar a ser una de las rutas más usadas para transportar la droga desde los países de fabricación (Colombia, Bolivia o Ecuador) a EEUU vía marítima, mucho más difícil de detectar por parte de las autoridades.

A esto se le añade las relaciones establecidas con los grandes Cárteles mexicanos: mientras que la Mara Salvatrucha es aliada del Cártel de Sinaloa o del Golfo, los Mara 18 se relacionan directamente con el Cártel de Juárez o de Tijuana, trasladando las guerras del narco a las calles de El Salvador.

La competencia entre las Maras por dominar el territorio, las rutas de la droga, así como el robo, el comercio ilegal, la extorsión y la trata de personas ha hecho escalar la violencia en los últimos 10 años, llegando a 6072 homicidios violentos en 2015 o 5280 en 2016, de los cuales se cree que más del 70% están directamente relacionados con las Maras y su actividad criminal. El gobierno de Salvador Sánchez Cerén, antiguo guerrillero del FMLN y elegido presidente en 2014, ha puesto en marcha distintos programas sociales, entre los que se encuentran los planes relacionados con Empleo y Empleabilidad Jóvenes, la extensión de la Sanidad Gratuita o lograr el cero analfabetismo.

Asimismo, Sánchez Cerén ha implantado una nueva política contra la violencia callejera, llamado Plan El Salvador Seguro en el que se combinan acciones policiales y sociales implantadas en los municipios y ejecutadas a través de seis componentes: seguridad en el territorio, oportunidades educativas, oportunidades de inserción productiva, rehabilitación y dinamización de espacios públicos, servicio a las personas familia y comunidad y atención a víctimas. Además, se ha incrementado tanto las presencia policial en las calles, así como las penas delictivas y la vigilancia a las Maras y mareros, consiguiendo según Óscar Ortiz, vicepresidente salvadoreño, que en los primeros cuatro meses del año en curso (2017) fueran asesinadas un total de 1133 personas, 1254 menos que en el mismo lapso de 2016. Sin embargo, el apoyo de Sánchez Cerén a la Constituyente Venezolana, así como a Nicolás Maduro, le está granjeando grandes críticas por el peligro a perder las ayudas otorgadas por EEUU fijadas en el plan "Alianza para la Prosperidad", ayudas absolutamente necesarias tanto para la lucha contra el narcotráfico (ya que EEUU es el país de destino), como contra las violencia y los homicidios que siguen golpeando a El Salvador.

(1) http://www.elpais.com.co/judicial/la-guerra-entre-maras-que-dejo-el-acuerdo-de-paz-en-el-salvador.html

Más información en:

http://www.presidencia.gob.sv/pasos-seguros-del-plan-el-salvador-seguro/
http://www.elsalvador.com/noticias/nacional/334662/el-salvador-continua-en-listas-de-paises-mas-peligrosos/
http://www.cetri.be/El-gobierno-de-Salvador-Sanchez?lang=fr
https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/El-Salvador-mantiene-epidemia-de-homicidios-pese-a-reduccion-del-52.5-20170504-0053.html