Bajo el pretexto de librar una "guerra contra el terrorismo", las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos (EEUU) necesitan de ingentes cantidades de dinero y oscuros funcionarios para penetrar en los intestinos de África. Es más que probable que estas acciones secretas generen más inestabilidad y pongan en peligro a los pueblos de África y sus gobiernos.
EEUU
El periodista Seymour Hersh, en una reciente entrevista, habló sobre tales operaciones militares de EEUU en África:
"Tenemos grandes contingentes de fuerzas especiales en activo en muchos lugares, pero especialmente en África. Estoy convencido que la gente normal sabe muy poco al respecto. Ni siquiera creo que mi presidente (Donald Trump) haya sido informado. Es probable que no esté interesado en este tema o, simple y llanamente, lo desconozca. Sé, sin embargo, que hay preocupación entre algunos mandos del Ejército, en la cúpula de las Fuerzas Armadas, en el gobierno, en Washington. ¿Qué están haciendo esos tipos? ¿Quién tiene el mando? Hay una falta de control de las fuerzas especiales. Me consta que muchos de sus miembros están persuadidos de estar enrolados en una suerte de cruzada. Algo así como los Caballeros de Malta luchando contra los infieles en el siglo XIII o XIV. Esto es realmente una locura [...] Nuestra presencia allí es mucho más, pero no sabemos muy bien hasta dónde".
EEUU tiene escasa tropa regular estacionada en África, pero muchas fuerzas especiales en contrapartida, y buena parte de éstas trabajando en secreto. Se supone que están bajo el control de AFRICOM, el mando unificado norteamericano en África.

En 2007 publicamos en "Moon of Alabama" tres entregas de un trabajo titulado "Understanding AFRICOM: a Contextual Reading of Empire's New Combatant Command", que documentaba cómo y por qué surgió AFRICOM [1].

África es un continente enorme con una población relativamente pequeña, de unos 1.200 millones de personas, menos que la India o China. Sus 54 países tienen diversos tipos de riquezas naturales. Además de petróleo, gas y uranio, existen todo tipo de minerales y metales estratégicos, desde el cobalto, necesario para las baterías recargables, hasta los elementos que encierran las llamadas "tierras raras", utilizados en electrónica.

China está haciendo amigos en África invirtiendo en infraestructuras para promover el desarrollo y el comercio. Está construyendo puertos, ferrocarriles y líneas de telecomunicaciones. Con estos proyectos todos ganan, y tanto China como el país anfitrión se benefician mutuamente.

Para contrarrestar la presencia china y en lugar de apostar por la economía, EEUU está utilizando sus habituales herramientas de favorecer "cambios de régimen" y operaciones militares secretas. Misiones militares envueltas con el celofán de agentes que "entrenan, asesoran y ayudan" sin peligro alguno para los militares norteamericanos. La realidad, sin embargo, es muy diferente. Un reciente intento para atrapar al contrabandista e insurgente local Doundoun Cheffou, en la zona fronteriza entre Níger y Mali terminó con la muerte de cuatro soldados nigerianos, otros cuatro soldados estadounidenses y un traductor nativo. El grupo insurgente decía ser parte del Estado Islámico (ISIS), pero no hay evidencia alguna de que los rebeldes se hayan puesto en comunicación con los terroristas islamistas y que éstos los hayan aceptado como parte de su estructura.

El incidente, finalmente, condujo a informes más detallados que concluían que la operación estaba bajo el control directo de las fuerzas especiales de EEUU y que utilizaron al Ejército nigeriano en un programa secreto que los etiquetaba como "auxiliares de alquiler".

Dos trabajos recientes detallan los oscuros antecedentes legales y discuten las consecuencias de tales operaciones. Joe Penny escribe en "World Politics Review" un trabajo titulado "The 'Myths and Lies' Behind the U.S. Military's Growing Presence in Africa" [2], en el que se puede leer:
"El Ejército norteamericano opaca la naturaleza de sus acciones en África por medio de un lenguaje ambiguo y un absoluto secreto. Limita la cantidad de información disponible sobre los objetivos de sus operaciones, cómo se llevan a cabo esas operaciones, las instalaciones que utiliza y cómo se asocia con los gobiernos de la región. En ocasiones, esto ha implicado abortar procesos democráticos en los países socios, un enfoque que va en contra de los compromisos diplomáticos diseñados para fortalecer las instituciones de gobierno locales [...] Hoy, los EEUU tienen una presencia militar en casi todos los países de África y llevan a cabo misiones de 'asesoramiento y ayuda' a unidades locales de lucha contra el terrorismo en Níger, Camerún, Chad, Uganda, la República Centroafricana, Somalia, Libia y posiblemente en otros lugares. Oficialmente, sin embargo, EEUU nunca ha liderado o llevado a cabo unilateralmente una misión de 'captura y eliminación' en el Sahel, la región semiárida al sur del desierto del Sahara que incluye Níger; la misión lanzada contra Cheffou fue dirigida por militares nigerianos".
El Ejército estadounidense afirma que todas las misiones en África, como la fallida de Níger, están bajo el mando de las fuerzas locales. Pero esto es, simple y llanamente, una verdad a medias. Lo cierto es que los informes dejan claro que los soldados nigerianos, al igual que las fuerzas de otros puntos de África, estaban bajo el mando directo de los EEUU. Una media verdad como la que se usa cuando la base de drones de de EEUU en Agadez aparece bajo el rótulo "Nigerien Base 201".

Existen dos autorizaciones legales que el Ejército de los EEUU apela para poder operar en el continente africano y, por tanto, para confundir al observador menos avisado: el "10 USC 333" [3], sobre asesoramiento, ayuda y financiación de fuerzas militares extranjeras:
"El Secretario de Defensa está autorizado a realizar o apoyar programas para proporcionar capacitación y equipamientos a las fuerzas de seguridad nacional de uno o más países extranjeros, con el fin de aumentar la capacidad de dichas fuerzas...".
Y la autorización "10 USC 127e" [4], que prevé la utilización de fuerzas extranjeras o milicias para participar en operaciones bajo el control de las fuerzas especiales de los EEUU:
"El Secretario de Defensa puede, con el acuerdo del Jefe de Misión correspondiente, gastar hasta cien millones de dólares USA, durante cualquier año fiscal, para proporcionar apoyo a fuerzas extranjeras, fuerzas irregulares, grupos o individuos que se dediquen a apoyar o facilitar operaciones militares para combatir el terrorismo...".
La autorización "10 USC 127e" facilita dinero para sobornos, contratación de mercenarios, acciones de todo tipo, así como la lucha directa contra la insurgencia. Hubo dos unidades de EEUU involucradas en el incidente de Níger. El grupo que fue atacado estaba en una misión para "asesorar y ayudar" con la autorización "10 USC 333", pero fue requerido para apoyar la misión de "capturar o aniquilar", utilizando la autorización de otro grupo militar que estaba bajo el amparo de un autorización "10 USC 127e".

Joe Penny llegó a la conclusión de que estas unidades son, en la práctica, intercambiables. De hecho, todas esas misiones se ejecutan con las fuerzas especiales de EEUU a la cabeza. Y añade sobre el peligro de estos turbios manejos:
"La apuesta de que la gente, tanto en Estados Unidos como en África, jamás descubrirá acciones cuestionables y no tendrá medios para desenmascararlos se está volviendo cada vez más arriesgada. Además, la participación del Pentágono en África -desde Níger y Ghana hasta Djibouti y Somalia- está aumentando a expensas de una estrategia diplomática y económica que perjudica los intereses tanto locales como estadounidenses".
En "Político", por su parte, Wesley Morgan detalla aún más estas estrategias secretas en su trabajo "Behind the secret U.S. war in Africa" [5], puntualizando que:
"En repetidas declaraciones públicas, portavoces militares han afirmado que el papel de los estadounidenses en África se limita a 'asesorar y ayudar' a otros militares. Pero durante en al menos cinco años, los Boinas Verdes, los SEAL de la Marina y otros comandos que operan bajo una autoridad poco conocida han planeado y controlado ciertas misiones, poniéndolas a cargo de sus fuerzas asociadas africanas [...] La autorización "10 USC 127e" permite financiar programas clasificados, bajo los cuales los gobiernos africanos fijan préstamos a unidades de sus ejércitos para que los equipos de comando estadounidenses los utilicen como auxiliares para dar caza a elementos identificados como amenazas potenciales para ciudadanos o embajadas estadounidenses..."
Existen más de veinte programas secretos en todo el mundo bajo la autorización "10 USC 127e". Esos programas se aplican durante un tiempo, pero llega el día en que las misiones concluyen, los comandos norteamericanos parten a sus bases, pero quedan como herencia grupos armados bien entrenados y bien equipados, que ya no están ni bajo el control norteamericano ni siquiera bajo el control local, y pululan libremente para hacer lo que aprendieron a hacer. Tales unidades pueden mutar fácilmente en organizaciones criminales o en mercenarios capaces de dar un golpe de Estado. Un estudio de Jesse Dillon Savage y Jonathan D. Caverley titulado "Foreign Military Training and Coup Propensity" [6], de 2015, deja claro que el entrenamiento, por parte de los EEUU, de destacamentos extranjeros supone un peligro para la estabilidad política de los gobiernos locales:
"La capacitación [...] altera el equilibrio de poder entre los militares y los regímenes locales, lo que facilita los golpes de Estado. Usando datos de 189 países y desde 1970 hasta 2009, llegamos a la conclusión de que el entrenameinto de militares gracias a los programas de Educación y Capacitación Militar Internacional de los EEUU (IMET) y los programas para Contrarrestar la Financiación del Terrorismo (CTFP), aumenta la probabilidad de golpes militares [...] entre los países que no recibieron capacitación militar de los Estados Unidos, durante un año en particular, sólo el 2,7% sufrió un golpe de Estado, mientras que en los países con elementos capacitados el porcentaje se situó en un 5,3%, casi el doble".
Cualquier gobierno que permita a las tropas estadounidenses entrenar o dirigir a sus militares locales duplica el riesgo de un golpe de Estado en su contra. Las misiones de los EEUU, especialmente las que tienen un marcado carácter secreto, favorecen el hecho de lanzar a una parte de la población frente al resto del país. El Ejército estadounidense, además, es conocido por su falta de conocimiento sobre el tejido social e idiosincrasia de las poblaciones extranjeras.

Cualquier gobierno africano -o de cualquier otro punto del planeta- debería rechazar el entrenamiento de los norteamericanos a sus fuerzas armadas. No debería aceptar misiones de "asesoramiento y ayuda" o aquellas otras de carácter secreto y "antiterrorista", ya que suelen crean situaciones más graves del peligro que se quiere combatir. Las ofertas "generosas" de los EEUU hay gato encerrado.

En nuestro ya citado trabajo "Understanding AFRICOM: a Contextual Reading of Empire's New Combatant Command", se concluía:
"Al expandir el alcance militar del Imperio más poderoso que el planeta haya conocido, AFRICOM tendrá la responsabilidad del dominio del combustible africano, de fijarlo como suministro energético y como frente estratégico de Guerra Fría, el comando unificado concentrará, así, todas las fuerzas militares necesarias para mantener encendidos los hornos del Imperio. Si bien es cierto que el AFRICOM puede llegar a triunfar y, por tanto, asegurar los fines de las élites y el 'interés nacional' pueden justificar los medios, no es menos cierto que son las personas comunes quienes pagan el precio total y en todo momento. No se requiere una bola de cristal o una gran imaginación para darnos cuenta de las consecuencias de la creciente militarización del continente africano a través de AFRICOM".
Las misiones secretas de operaciones especiales son solo el comienzo de un proceso por el que los EEUU intentan subyugar a toda África y controlar sus recursos. Las personas y los gobiernos de África deberían oponerse a esta ofensiva.

Notas

[1] http://www.moonofalabama.org/2007/02/understanding_a_1.html

[2] https://www.worldpoliticsreview.com/articles/24908/the-myths-and-lies-behind-the-u-s-military-s-growing-presence-in-africa

[3] https://www.law.cornell.edu/uscode/text/10/333

[4] https://www.gpo.gov/fdsys/pkg/USCODE-2016-title10/html/USCODE-2016-title10-subtitleA-partI-chap3-sec127e.htm

[5] https://www.politico.com/story/2018/07/02/secret-war-africa-pentagon-664005

[6] http://www.jonathancaverley.com/uploads/2/9/7/2/29726853/caverleysavage_sept17_2015.pdf