Más de 182.000 personas se han visto desplazadas por las inundaciones provocadas por las lluvias estacionales y que han provocado el desbordamiento de ríos en las regiones de Hirshabelle, Jubalandia y Suroeste, en el sur de Somalia, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
inundaciones en Kismayo, Somalia
© CC/WikipediaResidentes fuera de sus hogares en un campamento de desplazados internos, tras las inundaciones en Kismayo, Somalia, en 2014.
Las inundaciones también han destruido terrenos de cultivo, infraestructuras y carreteras, perturbando los medios de vida de la población en las zonas más afectadas, ha explicado el organismo de la ONU en un informe.

En Hirshabelle, el río Shabelle se desbordó el sábado en la localidad de Belet Weyne, dejándola anegada y cobrándose la vida de tres personas, entre ellas dos niños menores de 10 años. Solo en esta localidad, según OCHA, unas 164.000 personas se han visto desplazadas, la mayoría de las cuales han llegado a Ceel Jaale.

Además, el lunes, una embarcación con 20 personas naufragó en el río en esta misma localidad. Según los medios locales, hay diez desaparecidos, mientras que otras 14 personas fueron rescatadas con vida.

En Jowhar y Mahaday Weyne, también en Hirshabelle, las inundaciones han provocado daños en amplias zonas de tierras cultivables y se espera que el rivel del río aumente en los próximos días a medida que avance el agua desde Belet Weyne.

En Jubalandia, donde hay unos 5.300 desplazados, la localidad de Bardheere es la más afectada y algunas zonas están inundadas, mientras que en Suroeste unas 30.000 personas se han visto afectadas por la crecida del río Juba en el distrito de Berdale, en Bay. La mayoría de los afectados han buscado refugio en zonas altas.

Desplazados por la violencia y la sequía

Los desplazados por las inundaciones vienen a sumarse a los que ya ha provocado la violencia y la sequía en el país. Según la ONU, más de 300.000 personas se han visto desplazadas entre enero y septiembre, 158.000 de ellas debido a la violencia que registra el país, donde opera el grupo terrorista Al Shabaab, vinculado a Al Qaeda, así como en menor medida Estado Islámico, y otras 126.000 por la sequía.

El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) ha denunciado que la inseguridad hace prácticamente imposible para los trabajadores humanitarios ofrecer asistencia en las zonas rurales, lo que provoca el desplazamiento de los más vulnerables a campos superpoblados en las zonas urbanas con el fin de conseguir ayuda.

"El aplastante efecto de la sequía ha privado a las comunidades rurales de sus cosechas, ganado y agua, mientras que el conflicto armado se acerca a sus casas", ha lamentado el director del NRC en Somalia, Victor Moses, que ha advertido de que para finales de este año podría haber "2,1 millones de somalíes que pasan hambre".

"Esta población necesita ayuda, pero la inseguridad nos impide suministrarla, por lo que la gente se ve forzada a abandonar las zonas golpeadas por el conflicto para buscarla", ha denunciado Moses en un comunicado.

La ONU solicitó algo más de 1.000 millones de dólares para atender las necesidades humanitarias en Somalia en 2019, pero por el momento solo se han recibido el 62 por ciento de los fondos. En este sentido, el NRc ha instado a donantes y gobiernos aumentar su asistencia de emergencia al país ante el riesgo de que "una desastrosa situación humanitaria se deteriore aún más si no se cubren las necesidades".