La ciudad más septentrional del mundo, Longyearbyen, está situada en el archipiélago noruego de Svalbard, a unos 1.000 kilómetros del Polo Norte. La ciudad ártica es el hogar de la Bóveda Global de Semillas, a menudo llamada "la Bóveda de Semillas del Fin del Mundo": una estructura que almacena semillas duplicadas de casi todos los cultivos conocidos en el planeta. El permafrost de Longyearbyen (la capa de suelo permanentemente congelado) debería asegurar que estas semillas permanezcan congeladas incluso sin electricidad. Pero ese permafrost está empezando a derretirse debido al aumento de las temperaturas del Ártico, poniendo en peligro la bóveda.
© AP Photo/John McConnico
La ciudad de Longyearbyen, de 2.100 habitantes, soporta cuatro meses de oscuridad perpetua en invierno, seguidos de cuatro meses de luz solar en verano.
La zona cuenta con
más osos polares que personas y una economía de turismo de aventura muy activa. También alberga la salvaguardia agrícola más importante del mundo.
Enterrada dentro de una montaña en el archipiélago noruego de Svalbard, la Bóveda Global de Semillas -a menudo conocida como la Bóveda de Semillas del Fin del Mundo - almacena semillas de reserva para cada uno de los cultivos alimentarios de la humanidad. La ubicación y el diseño de la bóveda protegen su contenido de los efectos de la luz solar, los terremotos, las erupciones volcánicas, la guerra y los conflictos políticos.
La idea es que en caso de un desastre global, la gente de cualquier parte del mundo debería poder retirar las semillas de los cultivos que necesitarían para volver a cultivar.
Pero Longyearbyen ya no es tan invulnerable como pensaban los científicos cuando se inauguró en 2008.
Un nuevo informe del Centro Noruego de Servicios Climáticos advierte que el aumento de las temperaturas del Ártico está poniendo en peligro el depósito de semillas y la zona circundante.
Comentario: Es posible que el derretimiento del permafrost esconda muchos más factores significativos para los cambios planetarios que estamos presenciando actualmente. Vea:
Exclusiva SOTT - Brote de ántrax en Siberia: lo que esconde el hielo del permafrost y por qué es importantePor ejemplo,
hace unos años, científicos alegaron que la mayor extinción en la Tierra se debió en parte a la acidificación de los océanos, debida en parte a una gran liberación de CO
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La extinción masiva de la casi totalidad de animales y plantas pudo producirse por el impacto de un meteorito, la liberación de gases de invernadero atrapados en fondos oceánicos o la intensa actividad volcánica en la zona de Siberia. A estas hipótesis se añade la acidificación producida por la liberación de CO2 por las erupciones volcánicas.
Un estudio internacional, liderado por investigadores británicos, revela que los movimientos volcánicos de hace unos 252 millones de años provocaron la emisión de grandes cantidades de CO2 en dos fases: la primera más suave y la segunda mucho más súbita, intensa y prolongada que ocasionó la acidificación de los océanos durante unos 10.000 años a finales del período Pérmico e inicios del Triásico.
"Este cambio en la composición química de la superficie marina fue el golpe de gracia que provocó la segunda oleada de la mayor extinción vivida en la Tierra", asegura a Sinc Matthew Clarkson, geólogo de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y autor principal del trabajo publicado en la revista Science.
Más recientemente, otros científicos afirmaron que también pudo haber otro factor que contribuyo a esta "Gran Mortandad":
Se estima que a causa de la Gran Mortandad la Tierra perdió hasta el 96% de las especies marinas y el 70% de los vertebrados terrestres, lo que convierte al fenómeno en la mayor extinción conocida. Pero los cálculos también indicaron que "la cantidad de [sustancias volcánicas] volátiles que estimatoriamente fue liberada por los basaltos de los 'traps' de Siberia (...) es insuficiente para explicar la degradación ambiental y las fluctuaciones climáticas que ocurrieron durante la crisis del final del Pérmico".
Un análisis químico comparativo de alta precisión de rocas de 260 y 160 millones de años de antigüedad ha permitido desarrollar una nueva hipótesis sobre la causa de la Gran Mortandad.
Existen indicios de que antes del enigmático evento en la litosfera siberiana abundaba un grupo de elementos llamados halógenos, particularmente cloro, bromo y yodo. Millones de años después su presencia disminuyó drásticamente. De esta manera, el gran depósito de halógenos que se almacenaba en la litosfera siberiana se evaporó a la atmósfera terrestre y destruyó instantáneamente la capa de ozono. Sin la protección del ozono, comenzó la extinción.
Comentario: Es posible que el derretimiento del permafrost esconda muchos más factores significativos para los cambios planetarios que estamos presenciando actualmente. Vea: Exclusiva SOTT - Brote de ántrax en Siberia: lo que esconde el hielo del permafrost y por qué es importante
Por ejemplo, hace unos años, científicos alegaron que la mayor extinción en la Tierra se debió en parte a la acidificación de los océanos, debida en parte a una gran liberación de CO2: Más recientemente, otros científicos afirmaron que también pudo haber otro factor que contribuyo a esta "Gran Mortandad":