Publicado en Bitnavegantes.

Los expertos médicos han empezando a comprender que las bacterias que vive en nuestro tracto digestivo tiene un impacto en nuestra salud total, se acepta generalmente que, el equilibrio y la variedad de estas bacterias afectan a las condiciones gastrointestinales como el
SII o la enfermedad de Crohn, así como a problemas de la piel, obesidad y diabetes. Pero, cada vez más, la investigación está mostrando la conexión aparente entre nuestra 'salud' intestinal y nuestra salud mental, así como en otros trastornos y enfermedades, como el autismo y la esclerosis múltiple.

bacterias intestinales
© Desconocido
Los neurocientíficos están empezando a entender mejor la influencia de las bacterias intestinales en el cerebro. Se han encontrado correlaciones entre la composición del microbioma intestinal y enfermedades del comportamiento, como el autismo, en una investigación del Instituto de Tecnología de California, en Pasadena. En un estudio, los investigadores pudieron demostrar que la presencia de ciertas bacterias podría identificar a los más propensos a la depresión y a trastornos de ansiedad. Según Sarkis Mazmanian, un microbiólogo del Instituto de Tecnología de California, el sistema inmunológico cumple funciones, así como el nervio vago, de conexión del cerebro con el tracto digestivo.


Un estudio, en la Universidad de Cork, en Irlanda, descubrió que unos ratones nacidos por cesárea, que contenían diferentes microbios que los ratones nacidos de forma natural, tenían síntomas de salud mental, incluyendo aumento de la ansiedad y síntomas de depresión. Concluyeron que el "no haber podido recoger de sus madres" los microbios vaginales durante el parto pudo causar cambios intestinales que afectaran de por vida a su salud mental.

Otro estudio en el Instituto de Tecnología de California encontró que, los ratones con algunas características de autismo tenían niveles más bajos de una bacteria intestinal común, llamada Bacteroides frágiles, que los ratones normales. Los síntomas que mostraban estos ratones incluían marcadores de estrés, conductas antisociales, además de síntomas gastrointestinales marcados por el autismo. Además, alimentando a estos ratones de B. fragilis revertían sus síntomas. En la dirección opuesta, también encontraron que la sintomática de los ratones que tenían niveles más altos de un metabolito bacteriano llamado 4-ethylphenylsulphate (4EPS) en su sangre, inyectado en ratones de comportamiento normal les causó los mismos problemas de comportamiento. Otro estudio de Caltech, ha demostrado que ciertas bacterias del intestino son muy importantes para la producción de serotonina periférica.

La investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), ha demostrado que la cepa Lactobacillus reuteri, ingeridas del yogur o de algún suplemento, puede elevar los niveles de la hormona oxitocina para sentirse bien, mejorando el estado de ánimo y la salud general.

Entre tanto estas investigaciones están en curso, los posibles tratamientos han sido denominados "psicobióticos", un término acuñado por Ted Dinan, psiquiatra de la Universidad de Cork, involucrado en muchos de estos estudios, y ahora también en seres humanos.

El uso de psicobióticos terapéuticos están a años de distancia de llegar al mercado, pero el impacto potencial es extraordinario, ya que si se está probando que una anormalidad de bacterias intestinales desempeñan un papel causante de trastornos mentales, sería posible crear tratamientos eficaces que aborden primero ese desequilibrio intestinal.