La huella ucraniana en el acto terrorista que fue perpetrado el 22 de marzo en la sala de conciertos Crocus City Hall, a las afueras de Moscú, es obvia, declaró el fiscal general de Rusia, Ígor Krasnov.
Crocus Hall
© Sputnik / Kiril Kallinikov
"Por supuesto, estamos haciendo todos los esfuerzos para identificar a todos los organizadores, patrocinadores e inspiradores ideológicos de este acto terrorista y los llevaremos ante la justicia. Serán castigados. Pero ya en este acto terrorista, la huella ucraniana es obvia", señaló el fiscal general ruso, quien se encuentra en la capital venezolana de Caracas con el ministro de Interior, Justicia y Paz, Remigio Ceballos.

Krasnov agregó que el atentado en la sala de conciertos Crocus City Hall es la consecuencia de "los dobles estándares en la lucha contra el crimen".

El 22 de marzo, un comando de hombres armados disparó contra una multitud reunida para un concierto de rock en la sala Crocus City Hall, al noroeste de Moscú, e incendió el recinto causando, según los últimos datos oficiales, 145 muertos y más de 550 heridos.

Hasta ahora, fueron detenidos en Rusia 19 presuntos implicados, incluidos los cuatro atacantes que abrieron fuego en Crocus City Hall. A 11 de ellos ya les fue dictada la medida cautelar en forma de prisión preventiva, y se enfrentan a cadena perpetua.

Aparte de eso, fueron detenidas nueve personas en Tayikistán, sospechosas de tener vínculos con los autores del atentado.


El presidente ruso, Vladímir Putin, reconoció que el ataque fue obra de islamistas radicales, pero supuso que podría ser un eslabón en una cadena de operaciones que se llevan a cabo contra Rusia desde 2014 "con las manos del régimen neonazi de Kiev".

Según el Servicio Federal de Seguridad ruso, después del atentado los terroristas intentaron huir hacia la frontera entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, Ucrania negó de plano su implicación en el ataque.