Si revisamos la historia reciente de Estados Unidos, podríamos decir que aunque no haya habido golpes militares, sí ha habido presidentes derrocados por un Estado oscuro que opera detrás de las luces de las cámaras y flases de la prensa presidencial.
IntroducciónLa posibilidad del golpe de Estado en nuestro país vecino del norte parece, seguramente, muy remota o descabellada para muchos de quienes ahora me leen. Por otro lado, la posibilidad de una guerra civil podría sonar a película distópica o al argumento de una novela de ficción o de una sería apocalíptica de Netflix. Hace algunos años, Marcelo Colussi publicó un artículo cuyo titulo evocaba el dogma latinoamericano que reza que "En EE.UU. no hay golpes de Estado porque no hay embajada americana". Eso es cierto, en Estados Unidos no hay embajada estadounidense, pero si hay dos Estados paralelos que muchas veces se confunden en uno solo, pero que son muy distintos y antagónicos. Si revisamos la historia reciente, podríamos decir que, aunque no haya habido golpes militares, sí que ha habido presidentes derrocados por un Estado oscuro y desconocido y que opera detrás de las luces de las cámaras y flases de la prensa presidencial.
El 27 de abril de 1961 el expresidente J.F. Kennedy afirmó que en Estados Unidos había sociedades secretas u operadores políticos detrás de bastidores que pretendían controlar el rumbo de esa nación en contra de la voluntad ciudadana y a favor de una agenda privada y secreta, contraria a los intereses de la mayoría. Todos sabemos el destino del expresidente Kennedy. No voy a hacer un recuento histórico de las conspiraciones dentro de los Estados Unidos, sólo quiero evidenciar que no hay un poder monolítico, único o hegemónico dentro de ese país. No hacen falta embajadas americanas en Washington para conspirar contra quienes se oponen a la agenda global privada de las élites financieras, no hace falta una embajada cuando estos operadores están entrelazados con el mismo estado e instituciones públicas de ese país.
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