La lucha de Ana Rosengurtt para que las mamografías no sean obligatorias en su país, Uruguay, ha obtenido resultados. Una sentencia judicial le ha dado la razón. La autonomía de las personas está por encima de las buenas intenciones (e interesadas muchas veces) de la prevención medicalizadora. La práctica de la mamografía se recomienda (u obliga) sin que se conozca bien si ofrece más beneficios que daños.
mamografia
Conocí el caso de Rosengurtt a comienzos de 2014 cuando ella misma me escribió para comunicarme que había emprendido una campaña en Avaaz para juntar firmas a una carta a la ministra de Salud Pública de Uruguay. La misiva tenía por objeto revertir la discriminación hacia las trabajadoras uruguayas y la violación de sus derechos individuales mediante la OBLIGACIÓN de hacerse mamografías (prueba mediante radioterapia que se le hace a las mujeres sanas para detectar un posible cáncer de mama).

Hay que explicar que en Uruguay es obligatorio el cumplimiento de las normas dictadas para la obtención de la cartilla sanitaria, necesario para conservar un trabajo u obtener uno nuevo, renovar el carnet de conducir o estudiar y practicar actividad física en un club deportivo.

Con posterioridad hemos intercambiado correos pues ella se ha convertido en una investigadora sobre la Cara B de las mamografías y el corporativismo y negocio que las rodea. Ahora la veo en este vídeo de una entrevista suya en una televisión de su país pues ha conseguido una sentencia importante:

Rosengurtt pidió a la compañía telefónica Antel, la empresa en la que trabaja, que la exoneraran de realizarse el examen de mamografía obligatorio para obtener la cartilla sanitaria. Su argumento es que la radiación de la mamografía puede ser perjudicial para la salud. Como no obtuvo respuesta decidió pedirle al Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) que interviniese.

Hace unos días el citado Tribunal argumento:
La autoridad estatal ha desconocido el derecho fundamental" de la funcionaria "a ser protegida en el goce de la libertad y a no ser obligada a realizar conductas no impuestas por la ley, así como el derecho a no someterse a procedimientos médicos sin prestar su consentimiento informado".
Lo que cuestiona esta mujer es la obligatoriedad. Ella, como cuenta en la entrevista, no tiene problemas para hacerse una radiografía si se rompe una pierna, si es necesario, pero considera que es irracional exponerse a un riesgo por pequeño que pudiera ser si está sana, si no tiene síntomas.

Lo que pone sobre la mesa la lucha de la uruguaya es que, como escribe el médicoJuan Gérvas, los excesos en prevención suelen ser tan perjudiciales como los defectos:
En salud, hay una tendencia alexceso preventivo que puede llegar a imponerse al individuo mediante una verdadera persecución social y/o legal. Este exceso ha sido bien definido como 'salud persecutoria' por Luis Castiel y Carlos Álvarez-Dardet".
Es un exceso de prevención obligar a una persona a una intervención médica si no se encuentra mal, si está sana. Quien desee hacerse chequeos y pruebas sin parar estando sano que lo haga, allá él o ella pero toda persona sana tiene derecho a que elegir si previene sin medicalizar, si previene medicalizando o si simplemente sigue viviendo y disfrutando de su salud hasta que un síntoma de algo le haga acudir a la consulta del médico.

Y ¿qué le podemos contar a las mujeres que deciden acudir a hacerse una mamografía aunque no tengan síntomas de estar enfermas, sólo por prevención? Podemos enseñarles lasconclusiones de la revisión de la literatura científica hecha por el equipo de investigadores independientes Cochcrane (de las más citadas a la hora de analizar esta polémica).

El cribaje (screening) utiliza una prueba para examinar a las personas que no tienen síntomas de una enfermedad particular, para identificar a las personas que quizá tengan esa enfermedad y para permitir que la misma sea tratada en un estadio inicial, cuando hay más probabilidades de curación.

La mamografía utiliza radiografías para intentar descubrir los cánceres de mama tempranamente, antes de percibir un nódulo.

Conclusión:
El cribaje (screening) probablemente reduce la mortalidad por cáncer de mama. Sobre la base de todos los ensayos, la reducción es de un 20%, pero como el efecto es menor en los ensayos de calidad más alta, una estimación más razonable es de una reducción del 15% en el riesgo relativo. Basado en el nivel de riesgo de las mujeres en estos ensayos, la reducción del riesgo absoluto fue del 0,05%.

El cribaje también provoca sobrediagnóstico y sobretratamiento, con un aumento del 30% en la estimación o un aumento del 0,5% en el riesgo absoluto. Lo anterior significa que por cada 2.000 mujeres a las que se les recomienda realizarse el cribaje durante diez años, en una se prolongará su vida.

Además, diez mujeres sanas, que no se hubieran diagnosticado si no se les hubiera realizado el cribaje, se diagnosticarán como pacientes con cáncer de mama y recibirán tratamiento innecesariamente. Por lo tanto, no está claro si el cribaje presenta más beneficios que daños. Las mujeres a las que se les recomienda realizarse el cribaje deben estar completamente informadas sobre los beneficios y los daños".
El problema es que se juega con el miedo para mantener todo el corporativismo que rodea al cáncer y en concreto al de mama y NO se informa bien a las mujeres: se sobrestiman los beneficios e infravaloran los perjuicios. Y en situaciones como esta en que estamos sanos y quieren que nos hagamos una prueba es más necesario estar bien informados para poderelegir con libertad qué queremos. En ello radica la lucha admirable de Ana Rosengurtt.