Traducido por el equipo de SOTT.net en españolEl fenómeno de la política de identidad que se extiende por todo el mundo occidental es una estrategia de dividir y conquistar que impide el surgimiento de una resistencia genuina hacia las élites.
© Stefan Wermuth / Reuters
Uno de los principios básicos del socialismo es la idea de una solidaridad supranacional global que una a la clase obrera internacional y anule cualquier factor que pueda dividirla, como la nación, la raza o el género. Los trabajadores de todas las naciones son socios, con igual valor y responsabilidad, en una lucha contra aquellos que se benefician de sus cerebros y sus músculos.
El capitalismo, especialmente en su forma más evolucionada, explotadora y despiadada (el imperialismo) ha perjudicado a ciertos grupos de personas más que a otros. Los imperios coloniales tendían a reservar su mayor brutalidad para los pueblos subyugados mientras que a la clase obrera de estas naciones imperialistas le iba mejor en comparación, por estar más cerca de las migajas que caían de la mesa del imperio. La lucha de clases internacional tiene como objetivo liberar a todos los pueblos de todo el mundo de la opresión capitalista, independientemente de su grado de opresión pasado o presente. La consigna "
un perjuicio contra uno es un perjuicio contra todos" resume esta mentalidad y entra en conflicto con la idea de dar prioridad a los intereses de una facción de la clase obrera por encima de todo el colectivo.
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