Pese a las acusaciones de EE.UU. sobre una supuesta implicación de Corea del Norte en un ataque cibernético a la compañía estadounidense Sony Pictures a finales de noviembre, un buen número de expertos en seguridad electrónica ponen en entredicho los argumentos de Washington, llegando en algunos casos a apuntar hacia un sabotaje interno.

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"Estamos muy seguros de que no fue un ataque planeado por Corea del Norte, y de que para llevar a cabo el ataque, uno de los más devastadores de la historia, fue clave la actuación de gente de dentro" de Sony, declaró el martes el experto Kurt Stammemberg, de la empresa de ciberseguridad Norse, a la cadena estadounidense CBS News.

Aunque Stammemberg no descarta del todo algún grado de implicación de elementos norcoreanos, de lo que sí está convencido es de la gran responsabilidad de una mujer identificada como "Lena", y de que "a Sony no es que la hackearan nada más, a esa compañía básicamente la desintegraron desde dentro" por dinero.

Los especialistas de Norse sospechan que Lena puede ser una antigua empleada de Sony que abandonó la empresa el pasado mayo y que tuvo una posición dentro de la compañía que le permitió identificar los servidores de los que se robaron los datos.

La semana pasada, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) acusó al país asiático de haber perpetrado el hackeo, aduciendo similitudes con una agresión producida en marzo de 2013 contra bancos surcoreanos y medios de prensa, que atribuyen a Pyongyang.

Sin embargo, los argumentos expuestos por el FBI "distan de ser concluyentes", según el especialista en tecnología de la Web Vox.com, Timothy B. Lee.

Como apunta Lee en un artículo publicado también el martes, "en el submundo del hackeo se comparte mucho", por lo que ni el uso de líneas de código comunes ni la presencia en servidores compartidos demuestra que Corea del Norte tenga algo que ver con el ataque a Sony.

De la misma manera, el uso de direcciones IP relacionadas con Corea del Norte, señalado por el FBI, podría deberse al empleo de una infraestructura compartida por distintos hackers, con los que los coreanos podrían estar vinculados por multitud de razones sin nada que ver con Sony.

Las autoridades de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) han rechazado las acusaciones estadounidenses en varias ocasiones, llegando a proponer a Washington una investigación conjunta sobre el ataque, pero, la Casa Blanca no aceptó el sábado pasado.

Al día siguiente, el presidente estadounidense, Barack Obama evocó la posibilidad de reintroducir a Corea del Norte en su lista de países promotores del terrorismo, y la embajadora de EE.UU. ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Samantha Power, afirmó que los países occidentales acusarán a Pyongyang de violar los Derechos Humanos.

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