El presidente estadounidense, Donald Trump, estimó hoy que su homólogo sirio, Bashar Al-Assad, no debe atacar temerariamente la provincia de Idleb, cuando él mismo ordenó par de agresiones con misiles contra el país levantino.

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© UnknownEl presidente sirio Bashar al-Assad - El presidente de EEUU Donald Trump
Idleb está considerado en estos momentos el último bastión de los grupos terroristas en la nación árabe, donde el conflicto bélico dura más de siete años.

'Los rusos y los iraníes cometerían un grave error humanitario al participar en esta potencial tragedia humana', agregó el mandatario republicano en su cuenta personal de la red social Twitter.

'Cientos de miles de personas podrían ser asesinadas. No dejen que eso suceda', expuso Trump, quien dispuso dichos ataques por el supuesto uso de armas químicas de las tropas sirias.


Bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo, Estados Unidos mantiene su presencia militar en Siria contra la voluntad del Gobierno de Al-Assad.

Actualmente, se incrementan las presiones sobre la nación árabe con una labor de los medios occidentales de comunicación sin precedentes, movimientos militares de las fuerzas involucradas y gestiones diplomáticas a diversos niveles.

Mientras el Ejército sirio y fuerzas aliadas mantienen el asedio contra grupos criminales en Idleb, los terroristas atacan puntos creados en la zona de distensión y la frontera con la provincia de Hama.

Según reportes de Prensa Latina desde Siria, las agrupaciones extremistas, encabezadas por la llamada Junta para la Liberación del Levante, otrora Al Nusra, tienen casi listo el escenario para culpar al Ejército sirio de presuntos ataques químicos en Jisr al Shugur.

Las múltiples denuncias indican que más de 30 niños y pobladores fueron secuestrados para 'masificar' la provocación con el respaldo de paramilitares entrenados por la inteligencia británica, fundamentalmente.

Por su parte, Estados Unidos desplegó tres sistemas de radares que incluyen portátiles y fijos en las áreas de Tel Baydar, Kobani y Sarin en la provincia de Hasaka, donde conservan posiciones grupos kurdos que Washington respalda.

Efectivos norteamericanos, junto a paramilitares contratados de diversos países, están posicionados también en Rimelan, Sabat al Jair, Tabqa, Tell Sama, Manbij y Jarablus.

Asimismo, en la región oriental del mediterráneo sirio y al sur de la isla griega de Creta, Estados Unidos, distribuye una docena de navíos equipados con misiles Crucero.

El gobierno de Al-Assad rechazó 'preocupaciones' desde Naciones Unidas sobre ataques químicos y una grave situación humanitaria, y reiteró que el deber nacional es proteger a sus ciudadanos y no caer en provocaciones.