«Yo representaré a la humanidad, y aunque quiero hacerla amable, antes quiero hacerla verdadera». - Emerson1
árbol corazón
© Desconocido
Algunos de nosotros creemos que la bondad es la virtud más importante, la que debe ser ejercida por encima de todas las demás. Pero si nuestra interpretación de la bondad no incluye la condición de la verdad, ¿puede ser de alguna utilidad o significado para la otra persona? Si le falta verdad, ¿qué propósito o profundidad tiene fuera de fomentar una interacción placentera?

Debemos preguntarnos si la bondad sin verdad, es realmente bondad

Parece demasiado simple creer que ser amable significa simplemente ser agradable y no causar angustia a otra persona. La gente desea ser querida por los demás, es beneficioso disfrutar de tener buena consideración y evitamos compromisos incómodos. La amabilidad egoísta nos permite obtener una impresión o reacción deseada de alguien, complaciéndonos con lo que les agrada o consuela y nos permite evitar tener que manejar cualquier desprecio. Si esta es la amabilidad que nos permitimos, la verdad no tiene por qué ser parte de ella. Entonces, ¿es una verdadera amabilidad?

Si hemos de creer que el verdadero significado de la amabilidad es el comportamiento que proviene del cuidado genuino en el mejor interés de otra persona, entonces un acto de amabilidad se convierte en una empresa mucho más grande. Para poder servir mejor a otra persona, debemos ser veraces, de lo contrario estamos proveyendo a alguien de falsedades de las cuales nunca pueden derivar nada significativo. Ninguna persona ha logrado una superación personal apoyándose en un soporte hecho de falsedades.

Sabemos que la verdad puede ser dolorosa al darse y recibirse, y aun cuando confiamos en que la verdad sea amable no podemos garantizar que sea complaciente y seguramente causaremos angustia. Pero nosotros decidimos cuáles son nuestras motivaciones y con qué fin.

Elegimos ser amables, pero juramos ser sinceros

Soportamos las dificultades asociadas con esto porque tenemos fe en que el acto de ser veraces, y aunque al principio sea el camino más difícil de seguir, de alguna manera finalmente resultará en algo bueno.

Aletheia, diosa griega de la verdad.
© Wikimedia Commons« Verdad » (1896). Olin Warner (completado por Herbert Adams).
Aletheia, diosa griega de la verdad. Más precisamente, se entiende que la palabra griega ἀλήθεια significa descubrimiento, desocultamiento. Ella sostiene un espejo, que simboliza la autorreflexión, y una serpiente, que representa la sabiduría. El espejo y la serpiente juntos tradicionalmente se asocian con la Prudencia. Aristóteles la definió así: «es una cualidad racional que alcanza la verdad, preocupada por la acción en relación a las cosas que son buenas y malas para los seres humanos». (Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1140b.1).
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Notas:


1. Emerson, R.W., (1841) Self-Reliance, Essays and English Traits, The Harvard Classics, P.F. Collier & Son Corporation

Nota de la Traducción: Véase en Emerson, Ralph Waldo (2017). La confianza en uno mismo, p. 19. Biblioteca humanismoeuropa.org. Consultado el 9 de marzo de 2018: Enlace. Edición y traducción de Ricardo Miguel Alfonso INSTITUTO JUAN ANDRÉS de Comparatística y Globalización, 2017.