Traducido por el equipo de SOTT en español

La portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zakharova, advirtió el viernes pasado que el supuesto despliegue de misiles de medio alcance planeado por EE.UU. en Japón "conllevará sin duda nuestras represalias", que podrían consistir en la creación informal de una alianza de misiles ruso-china-norcoreana como respuesta defensiva a ese desestabilizador escenario.
Russian-Chinese-North Korean
EE.UU. está tan obsesionado con intentar "contener" a China que, en última instancia, podría ser responsable de la creación de una alianza de misiles ruso-china-norcoreana si no reconsidera su presunto despliegue de misiles de medio alcance en Japón. La portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, advirtió el pasado viernes que tal medida "conllevará sin duda nuestras represalias" porque "tendría un efecto extremadamente desestabilizador desde el punto de vista de la seguridad internacional y regional".

La teoría neorrealista de las relaciones internacionales predica que los Estados siempre antepondrán sus intereses de seguridad, lo que en este caso podría llevar a Rusia, China y Corea del Norte a coordinar su respuesta defensiva a la amenaza emergente de los misiles estadounidenses, como es su derecho según el derecho internacional. Este resultado podría ir en contra de los intereses de seguridad regional de Estados Unidos, incluidos los de sus aliados japoneses y surcoreanos.

Hay que recordar que la Asociación Estratégica Ruso-China recibió un enorme impulso en 2014 tras el inicio simultáneo de las sanciones occidentales contra la gran potencia euroasiática durante la crisis ucraniana, en paralelo a las redobladas acciones provocadoras de EE.UU. en el Mar de China Meridional. Los rivales estratégicos de EE.UU., según los considera oficialmente hoy en día, se acercaron más que nunca debido a sus intereses compartidos en respuesta a estas provocaciones en sus periferias. Sin embargo, ninguno se siente cómodo convirtiéndose en aliado militar del otro porque no quieren verse envueltos en la lucha contra las posibles guerras de su socio en Europa del Este y el Sudeste Asiático, respectivamente. Este cálculo podría cambiar de manera informal a raíz del supuesto despliegue de misiles de medio alcance previsto por Estados Unidos en Japón, ya que dicha medida va en contra de los intereses de seguridad de ambos en el noreste de Asia, así como de los de su socio compartido, Corea del Norte.

Rusia y China ya cooperan estrechamente en el ámbito militar, y Moscú incluso ayuda a Pekín a construir un sistema de alerta de ataques con misiles. Esto habla de la gran confianza que se tienen mutuamente. Teniendo esto en cuenta, es natural que se vean presionados a llevar su cooperación militar aún más lejos ante las posibles amenazas de misiles de Estados Unidos contra ellos en el noreste de Asia. Corea del Norte también podría coordinarse con ellos en caso de que decida redoblar su programa de misiles como respuesta, con lo que probablemente se frustrarían las ya estancadas conversaciones de desnuclearización y posiblemente se produciría otra crisis relacionada en la región. Una mayor presión multilateral sobre Corea del Norte en ese escenario no haría sino acercarla a sus vecinos rusos y chinos, que comparten la preocupación de Pyongyang por el posible despliegue de misiles de medio alcance de Estados Unidos en Japón. Por ello, una alianza informal de misiles entre ellos no sería sorprendente.

Estados Unidos no quiere que Rusia y China aumenten su cooperación militar aún más de lo que ya lo han hecho, pero estos dos no tendrían más remedio que hacerlo, como se ha argumentado, incluso mediante una posible coordinación con Corea del Norte en el ámbito de los misiles. Algunos han especulado previamente que tal escenario sería una pesadilla para los Estados Unidos, pero eso es exactamente lo que los Estados Unidos están prácticamente obligando a hacer. En otras palabras, desde el punto de vista estratégico estadounidense, este resultado sería completamente contraproducente para sus intereses. Esta observación plantea la cuestión de por qué los responsables políticos no están advirtiendo sobre ese escenario teniendo en cuenta lo obvio que es. No se puede saber con certeza, pero es muy posible que la comunidad estratégica estadounidense haya sido capturada por ideólogos sinófobos que están tan cegados por su odio a la República Popular que no ven lo desventajosa que es su llamada "diplomacia de los misiles" con China.

Desde la perspectiva opuesta, los que están a favor de acelerar el inicio del Orden Mundial Multipolar probablemente aplaudirán la creación informal de una alianza de misiles entre Rusia, China y Corea del Norte como un evolución largamente esperada. Llevan tiempo esperando que Rusia y sus socios den ese paso, aunque irónicamente podría resultar que necesitaran la presión estadounidense para hacerlo. Queda por ver lo que ocurre, por supuesto, pero parece poco probable que Estados Unidos se contenga en su decisión de desplegar misiles de medio alcance en Japón o en cualquier otro lugar de la región, catalizando así algún tipo de respuesta prevista por parte de Rusia y sus socios y convirtiendo así potencialmente ese escenario en un hecho consumado. En cualquier caso, el mundo descubrirá muy pronto lo que finalmente sucederá, y el resultado lo decidirá, curiosamente, nada menos que Estados Unidos, ya que su decisión de provocar o no una carrera de misiles en Asia resultará fundamental.