Traducido por el equipo de Sott.net

La verdad de la covid sale a cuentagotas. No he cubierto todas las filtraciones de los últimos tiempos porque es agotador y desmoralizante.
Injection
Francamente, casi toda la gente capaz de pensar racionalmente en este asunto ha desertado hace tiempo del Equipo Bakuna. La gente básica que todavía se pone refuerzos sin sentido, en su mayoría, es incapaz o no está dispuesta a comprender los crímenes cometidos en su contra en nombre de la Salud Pública©.

Las mentiras son agotadoras. Rebatir la propaganda covid es como intentar discutir con tu suegra mentirosa compulsiva. Cuando la acorralas en una mentira, se desliza por la red, sin estar sujeta a las leyes de la física que limitan a las personas honestas. Más mentiras conducen a un juego interminable y estéril.

Al final, acabas dando vueltas en un desagüe posmoderno hasta rendirte de pura exasperación. No se ha resuelto nada y sólo necesitas una copa para relajarte, tras haber gastado infructuosamente un montón de recursos mentales a cambio de complacer a una mentirosa en un inútil tira y afloja sobre minucias.

Por desgracia, si hay una revelación que podría sacar a los covidianos de su coma, es esta: una ejecutiva de Pfizer, sometida a un interrogatorio en el Parlamento Europeo, admitió recientemente la terrible verdad, que la transmisión viral no se probó en los ensayos de Pfizer.


Eurodiputado holandés Rob Roos:
"¿Se probó la vacuna covid de Pfizer para detener la transmisión del virus antes de que entrara en el mercado? Si no es así, por favor, dígalo claramente. Si es así, ¿está dispuesta a compartir los datos con este comité?".
Janine Small, presidenta de mercados internacionales desarrollados de Pfizer:
"En cuanto a la pregunta sobre, mmm, ¿sabíamos sobre la detención de la inmunización [sic] antes de que entrara en el mercado? No, mmm. Estos, mmm, ya saben, tuvimos que movernos realmente a la velocidad de la ciencia para entender realmente lo que está ocurriendo en el mercado, y desde ese punto de vista tuvimos que arriesgarlo todo".
Directamente de la más alta autoridad. No hay prevaricación ni explicación alternativa posible. Ninguna vuelta de tuerca puede devolver a este genio a la lámpara.

"Movernos a la velocidad de La Ciencia©", como dijo la ejecutiva, Pfizer se saltó todo el aspecto de la transmisión del estudio clínico, presumiblemente porque la compañía sabía que su producto no funcionaba. Entonces desplegó a sus secuaces, como el Señor de la Guerra Fauci y Dark Brandon, para que mintieran a todo el mundo al respecto.
"No te vas a contagiar de covid si te pones estas vacunas"
(Joe Biden, 21 de julio de 2021).


"Los vacunados no se enferman... no propagan el virus"
(directora de los CDC, Rochelle Walensky, 29 de marzo de 2021).

"Cuando la gente se vacuna, puede sentirse segura de que no se infectará"
(director del NIAID, Anthony Fauci, 17 de mayo de 2021).
Malditas mentiras, todas y cada una de ellas.

Los "indecisos de las vacunas", o "antivacunas", como se les conocía menos caritativamente a veces, fueron castigados como monstruos "antisociales" que iban a matar a sus abuelas.

Toda la justificación de los mandatos de vacunas y pasaportes de vacunas, de hecho, fue el punto de la "responsabilidad social", basado en la afirmación, ahora desmentida, de que las bakunas detenían la transmisión.


En resumen: Pfizer se saltó los protocolos básicos de prueba a los que se han sometido todas las demás vacunas de la historia, y luego manipuló al público con terror existencial para que aceptara su producto basándose en falsas afirmaciones de que detenía la transmisión sin ninguna prueba.

Así es como funciona La Ciencia©.

A modo de apunte, he aquí una cuestión fundamental, aplicable en una amplia gama de contextos más allá de la covid: ¿por qué demonios alguien tomaría en serio los consejos de salud de una criatura como ésta?
Janine Small, Pfizer’s president of international developed markets
Janine Small, presidenta de mercados internacionales desarrollados de Pfizer
O esta:
Assistant Secretary for Health Admiral Rachel L. Levine
Subsecretaria de Salud, Almirante Rachel L. Levine
Estas no son personas sanas en ningún sentido de la palabra, ni física ni mental, ni espiritualmente. No tienen ninguna autoridad moral para aconsejarte sobre lo que debes o no hacer para proteger tu salud personal.

Miles, tal vez millones de personas, incluyendo niños que nunca estuvieron en riesgo personal de covid pero que interiorizaron la propaganda, se inyectaron y pasaron a sufrir miocarditis, cuyos efectos pueden durar indefinidamente y acortar la vida.

Millones de estadounidenses perdieron sus medios de vida debido a su negativa a cumplir con los mandatos de vacunas, de nuevo, con la premisa legal de que estas detinían la transmisión. Se quedaron en la calle sin ningún recurso legal.

Hospitales negaron a pacientes desesperados trasplantes de órganos para salvar sus vidas por rehusar someterse a la inyección.

El héroe intelectual liberal Noam Chomsky recomendó encerrar a los no bakunados en sus casas para matarlos literalmente de hambre en una guerra de asedio.


Debido a la supresión de datos, es posible que nunca sepamos con certeza cuántas personas, que no se habrían pinchado si no fuera por la coacción y la luz de gas de Pfizer y la Salud Pública©, perdieron la vida en última instancia.

Necesitamos un Nuremberg II. Los demonios culpables de la Salud Pública© y de las grandes farmacéuticas que hicieron esto deben ser castigados, y brutalmente. Si (o cuando) los Republicanos retoman el Congreso en noviembre, tienen que sentir la presión de actuar bajo amenaza de insurgencia si no lo hacen.
Ben Bartee es un periodista estadounidense independiente con sede en Bangkok con pulgares oponibles. Sigue sus cosas a través de Armageddon Prose o Substack, Patreon, Gab, y Twitter.