Traducido por el equipo de SOTT.net

Los crímenes amorales y genocidas de Kissinger revelaron que era un fiel representante de las élites estadounidenses a las que sirvió toda su vida.
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© AFPEl ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger • Berlín • Enero de 2020
Nada destacable distinguió el nacimiento de Heinz Alfred Kissinger el 27 de mayo de 1923 en el seno de una familia judeoalemana en Furth, una ciudad de Baviera, que falleció el miércoles a la edad de 100 años.

En 1938, cuando tenía 15 años, él y su familia huyeron de la Alemania nazi a Nueva York antes de la Noche de los Cristales. Cuando el adolescente Heinz se convirtió en Henry en EEUU, conservando su marcado acento alemán, nadie podía predecir que de adulto ordenaría el asesinato de cientos de miles de personas, y que como resultado se haría millonario.

En 1943, a la edad de 20 años, Kissinger fue reclutado por el ejército de los EEUU. Ese mismo año se nacionalizó estadounidense. Sirvió en la división de inteligencia del ejército debido a su dominio del alemán y fue puesto al frente de un equipo en la Alemania ocupada por EEUU encargado de la desnazificación.

Tras la guerra, Kissinger asistió a Harvard, donde se licenció en Ciencias Políticas en 1950 y se doctoró en 1954. En 1952, mientras aún estudiaba, trabajó para la Junta de Estrategia Psicológica del gobierno estadounidense, creada por la Casa Blanca en 1951 para hacer propaganda contra el comunismo en apoyo de EEUU y la "democracia". Fue durante la invasión estadounidense de Corea cuando las fuerzas de EEUU mataron a millones de personas.

"Todo está destruido"

Como dijo el comandante de la Fuerza Aérea estadounidense, el general de división Emmett O'Donnell, en una comparecencia ante el Senado:
"Todo está destruido. No queda nada en pie digno de llamarse... no había más objetivos en Corea [que bombardear]". La guerra psicológica estadounidense todavía se refiere a los crímenes genocidas de EEUU en la península coreana como la "Guerra de Corea".
En el Seminario Internacional de Harvard, que ayudó a fundar como programa de verano que reunía a jóvenes futuros líderes de todo el mundo, Kissinger se ofreció voluntario para espiar a los asistentes para el FBI y a sus colegas de Harvard.

En sus trabajos académicos, Kissinger insistía en que la legitimidad del orden internacional sólo requería el acuerdo de las grandes potencias. En cuanto a la moralidad, sostenía que era irrelevante. Como explica Thomas Meaney en el New Yorker, para Kissinger, "la indeterminación moral era una condición de la libertad humana".

En 1952, Kissinger publicó un artículo en la revista Confluence, que él dirigía, de Ernst von Salomon, un asesino convicto por su participación en el asesinato del ministro de Asuntos Exteriores de la República de Weimar. A los judíos alemanes emigrados que colaboraban en la revista, entre ellos Hannah Arendt y Reinhold Niebuhr, no les hizo ninguna gracia. Kissinger bromeó con un amigo diciendo que el artículo se consideraba "un síntoma de mis simpatías totalitarias e incluso nazis".

Política nuclear

También fue director de estudios sobre armas nucleares y política exterior en el Consejo de Relaciones Exteriores en 1955-56, y publicó su libro Nuclear Weapons and Foreign Policy en 1957, en el que sostenía que EEUU debía utilizar armas nucleares tácticas de forma habitual en la guerra para asegurarse la victoria. Los críticos lo parodiarían más tarde como "Dr. Henry Killinger", como hizo el programa de dibujos animados Venture Bros en la década del 2000.

Su biógrafo autorizado de derechas, Niall Ferguson, afirma que el argumento del libro de Kissinger "podría presentarse muy fácilmente como prueba" de que fue "la inspiración del Dr. Strangelove de Stanley Kubrick". Kissinger finalmente obtuvo la titularidad en Harvard con el apoyo del decano, McGeorge Bundy, a pesar de las objeciones del profesorado de que su libro sobre armas nucleares no era académico.

No se limitó al mundo académico, sino que se convirtió en asesor de políticos y candidatos presidenciales, como Nelson Rockefeller. Cuando Bundy se convirtió en asesor de seguridad nacional del presidente John F. Kennedy en 1961, Kissinger se unió a él como asesor, cargo que mantendría bajo el mandato de Lyndon Johnson.

A la luz de la simpatía de Kissinger por el uso de armas nucleares tácticas, fue invitado a visitar Israel en 1962, y de nuevo en 1965, muy probablemente por el arquitecto israelí del programa nuclear del país, Simón Peres.

Documentos recientes revelan que en su informe a la embajada estadounidense en Tel Aviv en 1965, basado en reuniones con funcionarios y científicos israelíes, ya creía que Israel estaba desarrollando armas nucleares, un programa que veía con "gran comprensión, si no simpatía". Esto le llevaría en 1969, como asesor de seguridad nacional de Nixon, a mediar para que la administración Nixon entendiera el programa de armas nucleares ya desarrollado de Israel.

Aunque Kissinger creía en la inutilidad de la guerra de EEUU en Vietnam, conspiró con la campaña electoral de Richard Nixon en 1968 filtrándole información de las conversaciones de paz de París para prolongar la guerra, no fuera que los demócratas ganaran las elecciones. Una vez elegido Nixon, Kissinger se incorporó como asesor de seguridad nacional en enero de 1969, cargo que ocupó hasta 1975.

Nixon se refirió a él como "chico judío", pero parece que el antisemitismo de derechas nunca le molestó, ya que había sido un republicano conservador de toda la vida. También fue secretario de Estado desde septiembre de 1973 hasta enero de 1977.

Despiadada campaña en Camboya

Decidido a derrotar al Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur y a Vietnam del Norte, Kissinger decidió intensificar el bombardeo táctico secreto de Camboya, que había comenzado bajo Johnson en 1965, en una despiadada campaña de bombardeo en alfombra que continuó hasta 1973.

A principios de marzo de 1969, Kissinger le dijo a Nixon: "¡Dales!" En 1973, habían muerto entre 150.000 y medio millón de camboyanos. Kissinger describió cruelmente el bombardeo excesivo diciendo: "Preferimos pecar de exceso".

Kissinger supervisaba personalmente los horarios de los bombardeos y la asignación de aviones de una zona a otra. Al parecer, le encantaba jugar a ser "bombardero". Cuando él y Nixon empezaron a bombardear Vietnam del Norte de nuevo, Kissinger estaba muy emocionado por el "tamaño de los cráteres de las bombas". En consonancia con su apoyo al uso de armas nucleares, ideó un plan para bombardear Vietnam del Norte en 1969 como parte de una operación llamada Duck Hook.
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© AFPHenry Kissinger • Presidente de Estados Unidos Richard Nixon
Salzberg, Austria • 1972
Aunque algunos de sus círculos sociales se referían a él como el "mimoso Kissinger" y las revistas femeninas lo describían como "siempre amable, sobre todo con las mujeres", su dulzona personalidad no parecía estar a la vista cuando hablaba de aquellas mujeres a las que odiaba, como la ex Primera Ministra india Indira Gandhi, a la que llamaba "zorra" y "bruja", mientras que "los indios" eran unos "bastardos".

De hecho, Christopher Hitchens afirmó, en relación con su popularidad entre la élite, que "Kissinger no es invitado y agasajado por sus exquisitos modales o su mordaz ingenio (sus modales son, en cualquier caso, bastante groseros, y su ingenio consiste en un carcaj de dardos prestados y de segunda mano)", sino más bien porque exudaba poder en bruto. Kissinger se parecía menos al Dr. Strangelove y más al personaje de ficción Dr. Maligno de las películas de Austin Powers, aunque con mucho menos encanto.

Golpes de Estado y supremacía blanca

En 1971, Kissinger respaldó la campaña genocida del expresidente paquistaní Yahya Khan contra Pakistán Oriental (Bangladesh), y en 1975 apoyó la guerra genocida del dictador indonesio Suharto contra el pueblo de Timor Oriental, en la que fue asesinada un tercio de la población. Suharto había llegado al poder mediante un golpe de Estado apoyado por EEUU en 1965, que desencadenó masacres contra hasta un millón de indonesios por ser sospechosos de comunismo. En cuanto a los 200.000 muertos de Timor Oriental, Kissinger se mostró impasible: "Creo que ya hemos oído suficiente sobre Timor".

Cuando, en 1970, el socialista Salvador Allende fue elegido popularmente presidente de Chile, Kissinger comentó:
"No veo por qué tenemos que quedarnos de brazos cruzados viendo cómo un país se vuelve comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo".
Fue él quien empujó a Nixon a organizar un violento golpe de Estado contra Allende, sometiendo al país a un régimen fascista durante la siguiente década y media, con miles de muertos a manos de la junta militar apoyada por EEUU.

También fue Kissinger quien abogó por la opción del "bebé alquitrán" reforzando los lazos de EEUU con las colonias de supremacistas blancos de Sudáfrica, Rodesia y las colonias portuguesas de Mozambique y Angola.

En cuanto a Oriente Medio, aparte de estrechar lazos con la colonia sionista de Israel, que se convirtió en un importante aliado de EEUU durante los años de Nixon y Ford, Kissinger armó a Israel hasta los dientes durante la guerra de 1973 para "impedir una victoria árabe". Su ayuda militar de emergencia a Israel durante la guerra anuló las primeras victorias de los ejércitos egipcio y sirio y garantizó que Israel ganara la guerra. También se aseguró de que EEUU no pudiera establecer relaciones con la Organización para la Liberación de Palestina.

En septiembre de 1975, Kissinger firmó un "memorando de entendimiento" con los israelíes por el que EEUU se comprometía a no reconocer ni negociar con la OLP a menos que esta reconociera el "derecho a existir" de Israel como Estado racista y judeo-supremacista. El expresidente de la OLP Yasser Arafat lo haría finalmente en 1988 en Ginebra, y de nuevo en 1993 con la firma de Oslo.

Un historial espeluznante

En efecto, Kissinger garantizó la perpetuación de la colonización israelí de tierras palestinas durante décadas. Fue el arquitecto de la rendición del expresidente egipcio Anwar Sadat a Israel y de la venta de los derechos palestinos en Camp David, y diseñó el llamado "proceso de paz" patrocinado por Estados Unidos, que ha definido la política estadounidense hacia los palestinos e Israel y desde entonces ha provocado las actuales calamidades en gran parte del mundo árabe.

En medio del belicismo de Kissinger en todo el mundo, ayudando a dictadores fascistas a llegar al poder y apoyando la supremacía blanca en colonias en el sur de África y Palestina, también se le atribuye la búsqueda de la distensión con la Unión Soviética y la apertura de relaciones diplomáticas con China. Incluso recibió el Premio Nobel de la Paz por negociar la "paz" con Vietnam del Norte en medio de su salvaje bombardeo de Camboya.

Kissinger seguiría asesorando a los siguientes presidentes estadounidenses y apoyando sus guerras, entre ellos Ronald Reagan y George W Bush. En 1982, creó su propia empresa de consultoría, Kissinger Associates, con una lista de clientes muy secreta, para asesorar a empresas y bancos imperiales estadounidenses y europeos, a dictadores del Tercer Mundo apoyados por Occidente y a colonias de supremacistas blancos. Su último patrimonio neto era de unos 50 millones de dólares.

Pero el horrible historial de Kissinger le ha granjeado la amistad de muchos políticos estadounidenses liberales. Los Clinton le querían mucho y asistían a sus fiestas de cumpleaños. Hillary Clinton no paraba de elogiarle por los consejos que le dio cuando era Secretaria de Estado, insistiendo en que "Kissinger es un amigo".

El expresidente Barack Obama citó a Kissinger como apoyo a sus propias opiniones sobre Irán durante la campaña presidencial de 2008, pero Kissinger le rechazó. En 2010, la administración Obama utilizó las políticas asesinas de Kissinger en Camboya para justificar los asesinatos con drones de ciudadanos estadounidenses y no estadounidenses en todo el mundo.

Ningún inconformista

En 2016, el secretario de Defensa de Obama concedió al acusado como criminal de guerra un premio "en honor al Dr. Henry A. Kissinger por sus años de distinguido servicio público". En los últimos años, ha sido invitado por varias universidades liberales estadounidenses, entre ellas el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Yale y la Universidad de Nueva York, que conmemoró el 45 aniversario de su recepción del premio Nobel. Fueron sobre todo los socialistas quienes protestaron contra él.

En abril de 2018, Kissinger fue invitado a la primera cena de Estado de Trump en la Casa Blanca, junto a los amigos multimillonarios de Trump. Incluso opinaría sobre la guerra de Ucrania, sobre la que cambió de opinión varias veces.

En su libro sobre Kissinger, Hitchens le acusaba de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y delitos "contra el derecho común o consuetudinario o internacional, incluida la conspiración para cometer asesinatos, secuestros y torturas". Sin embargo, Hitchens no parecía darse cuenta de que Kissinger no era un inconformista, y que cada uno de esos crímenes debería imputarse al gobierno estadounidense en general.
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© AFPKissinger y la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton abandonan un acto en Washington en 2011
De hecho, todas las políticas asesinas imperiales que Kissinger llevó a cabo no se desviaron de la política exterior estadounidense anterior o posterior a él. Eso es lo que explicaba su popularidad entre la élite empresarial e intelectual estadounidense, liberales y conservadores por igual.

Como dijo Meaney, culpar a un hombre de los pecados del país sirve a todos:
"El estatus de Kissinger como figura histórica mundial está asegurado, y sus críticos pueden considerar su política exterior como la excepción y no la regla".
Los crímenes amorales y genocidas de Kissinger no son más monstruosos que los crímenes de EEUU desde su fundación. En todo caso, Kissinger no era más que un fiel representante de las élites criminales estadounidenses a las que sirvió toda su vida, y que le garantizaron una larga vida de fama, riqueza y lujo.

Kissinger murió en su casa de Connecticut el 29 de noviembre de 2023, Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino.
Sobre el autor:

Joseph Massad es profesor de política árabe moderna e historia intelectual en la Universidad de Columbia, Nueva York. Es autor de numerosos libros y artículos académicos y periodísticos. Entre sus libros destacan Colonial Effects: The Making of National Identity in Jordan; Desiring Arabs; The Persistence of the Palestinian Question: Essays on Zionism and the Palestinians, y más recientemente Islam in Liberalism. Sus libros y artículos han sido traducidos a una docena de idiomas.