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¿Qué es el dolor emocional?
Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que muchas veces se llora de alegría. - George Sand
Como su nombre lo dice es el dolor que se produce a través de nuestras emociones, aunque para nuestro cerebro no hay diferencia entre el
dolor emocional y el dolor físico. Se ha comprobado que las áreas del cerebro que reaccionan ante el dolor físico, son las mismas, básicamente, que se activan ante el dolor emocional.
El dolor emocional es algo a los que todos los seres humanos, tarde o temprano, tenemos que hacerle frente: pérdida de un ser querido, separaciones, pérdida del trabajo, fracasos, enfermedades, perdidas materiales de cualquier tipo, etc.
Nadie puede escapar al dolor a menos que viva fuera de la realidad. Cuando reconocemos nuestra vulnerabilidad al dolor, de alguna manera estamos aceptando nuestra condición humana. Dependerá de muchos factores la manera de enfrentar las experiencias dolorosas: la cultura a la que pertenezcamos, la educación, las experiencias vividas, etc.
¿Qué causa dolor emocional?El dolor es algo multifactorial. El ser humano, por ejemplo, desea
permanencia, seguridad y continuidad, cuando no los encuentra sufre y trata de huir de ese dolor. Los seres humanos valoramos mucho la seguridad, cuando no la tenemos, sufrimos, pero, paradójicamente, también cuando logramos la seguridad podemos ser víctimas del dolor porque la seguridad implica
aislamiento según
Alan Watts. Para sentirnos completamente seguros, tenemos que vivir en una cápsula que construimos a través de diferentes factores y comportamientos, pero dicha defensa no puede ser selectiva, es decir,
cuando nos cerramos para no sentir dolor, también nos cerramos a la felicidad o al placer.
Todo lo que hacemos para no sentir pena, tristeza, miedo o enojo, nos impide también sentir amor, felicidad, alegría, empatía, compasión. Para sentirnos realmente vivos, necesitamos reconocer y aceptar los aspectos dolorosos y placenteros de la vida.
Otros factores que generan dolor emocional son los
traumas infantiles que nos vuelven más sensibles a ciertos tipos de dolor en la etapa adulta. Tenemos miedo de no poder controlar o soportar el dolor, de volvernos locos o que nos venza. Pero esto, muchas veces, es más una idea o una creencia, que una realidad.
Las personas, generalmente, tenemos más recursos internos para enfrentar las experiencias dolorosas o traumáticas de los que alcanzamos a reconocer conscientemente. Por eso, la mayor parte del tiempo, necesitamos estar en la experiencia presente para saber y reconocer cuáles son nuestros recursos y utilizarlos. Muchas veces nos sorprendemos al darnos cuenta de que somos más capaces de enfrentar el dolor, cuando lo estamos viviendo, que cuando imaginábamos con temor a que pudiera llegar dicho momento doloroso. Es ahí donde nos damos cuenta de que somos más capaces, que tenemos más recursos y somos más fuertes de los que imaginábamos.
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