La evacuación de los Cascos Blancos que han llevado a cabo conjuntamente la OTAN e Israel de los campos de batalla de Siria demuestra que dicha organización seudohumanitaria encubría grupos de combate del Califato Islámico y Al Qaeda, así como el pleno respaldo de las potencias occidentales.
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La tarea material de retirar a los Cascos Blancos fue ejecutada principalmente por el ejército israelí, aunque algunos medios de desinformación afirmaron que la había sido llevada a cabo la ONU.

Israel sacó a los yihadistas "humanitarios" a petición de Estados Unidos y de algunos países europeos. El director del Instituto Ruso de Planificación Estratégica, Alexander Gusev, asegura que la retirada demuestra que su tarea era propiamente militar y, una vez acabada la guerra, ya no tiene sentido.

"Está claro que los servicios de inteligencia israelíes controlan una gran parte de Siria y que para ellos ha sido más fácil retirar a los miembros de la organización", dijo Gusev.

Los Cascos Blancos fueron una parte integrante de las unidades del Califato Islámico, Al Qaeda y el llamado "ejército libre de Siria", cambiando a menudo sus funciones y pasando de las tareas humanitaria cuando había prensa delante a otras de combate.

A pesar del ensalzamiento en los medios de intoxicación y en Hollywood, se desacreditaron por completo difundiendo información falsa sobre presuntos ataques químicos en Siria.