La frase podría ser de un disidente o de algún grupo de oposición. Pero fue el mismo gobierno chino el que ayer dejó en claro quién está al mando y llamó a las cosas por su nombre: "La libertad de prensa simplemente no existe".

Con esa afirmación de principios, además de prohibir las protestas vinculadas al caso, el régimen respondió de manera contundente a una huelga contra la censura que lanzaron antes los periodistas de Southern Weekend, el semanario más vendido del país con 1,2 millones de ejemplares a la semana.

Los periodistas de la publicación, conocida por sus casos de investigación y su línea progresista, seguían ayer en cese de actividades por los cambios y omisiones de sus artículos que, según estiman, habrían sido más de mil tan solo el año pasado.

La huelga es un hecho inédito en un diario de tanta importancia en China y motivó la adhesión solidaria de cientos de manifestantes frente al edificio y de miles de internautas en las redes sociales.

Más de 300 personas se concentraron ayer por segundo día frente a la sede de la publicación, la mayoría jóvenes, que mostraron carteles como "El pueblo chino quiere libertad" o "Juntos, persigamos nuestros sueños, fuerza Southern Weekend", y colocaron ante la puerta crisantemos amarillos, la flor usada para el luto en la cultura oriental.

Pero el Partido Comunista señaló en un comunicado que el gobierno "aún tiene el control absoluto" sobre los medios y que este principio es "inquebrantable".

El partido ordenó además a todos los medios de comunicación del país reproducir un editorial donde se afirma que "debido a la realidad social y política de China, la libertad de prensa que reclaman estas personas, simplemente no existe".