Servir comida para centenares de personas a diario y no poder hacerlo para su propia familia es la realidad a la que se enfrentan el 99% de los trabajadores de la industria de la comida rápida en EE.UU., mientras sus empleadores obtienen ganancias multimillonarias.

Elevar el salario mínimo a 9 dólares la hora es una de las promesas incumplidas de Obama, en medio del descontento de las capas más pobres de la sociedad que no paran de crecer.