Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae

Una vista del puente terrestre del Estrecho de Bering, tal como habría aparecido hace unos 21.000 años. Los seres humanos probablemente migraron a través del mismo hacia el Nuevo Mundo, después de permanecer en él durante unos 10.000 años, según sugiere la reciente evidencia genética.
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Los antepasados de los nativos americanos pudieron haber vivido en y alrededor del estrecho de Bering durante unos 10.000 años antes de que fluyeran hacia las Américas, según sostiene un equipo de investigadores.

En el nuevo artículo de Perspective Anthropology, publicado en la revista Science, los investigadores han recopilado datos actuales para apoyar dicha idea, conocida como "hipótesis de la estancia en Beringia".

Entre tales evidencias están los datos genéticos, los cuales muestran que las poblaciones fundacionales de los nativos americanos divergieron de sus ancestros asiáticos hace más de 25.000 años. Además, la tierra en la región del estrecho de Bering estaba repleta de plantas herbáceas que favorecían la caza mayor (para la comida) y de arbustos leñosos para quemar durante los climas fríos, dando apoyo a una dura existencia a los pueblos antiguos.

Dada la hipótesis, los arqueólogos deberían rastrear en las regiones de Alaska y del lejano Oriente de Rusia en busca de evidencias de estos antiguos asentamientos humanos, argumentan los autores.
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Diferencias genéticas

Una teoría dominante sugiere que los antepasados de los nativos americanos cruzaron el estrecho de Bering hace unos 15.000 años colonizando rápidamente América del Norte y luego América del Sur.

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Pero en 2007, investigadores de genética encontraron que casi todos los nativos americanos de Norteamérica y Sudamérica compartían mutaciones genéticas en su ADN mitocondrial, que es la información genética que se configura en el citoplasma del óvulo y se transmite a través de la línea materna. Ninguna de estas mutaciones aparecen en las poblaciones asiáticas a partir de las cuales los ancestros de los nativos americanos divergieron, dice el coautor del estudio John Hoffecker (izquierda), un arqueólogo y paleontólogo de la Universidad de Colorado, Boulder.

(La evidencia genética también sugiere que algunas poblaciones del norte, como los Inuit, probablemente vinieron más tarde, en una segunda ola separada de los antepasados de los nativos americanos).

Dada la velocidad a la que se producen tales mutaciones, los hallazgos apuntan a que una única población nativa americana debió haber quedado aislada de sus ancestros asiáticos durante miles de años antes de dispersarse a lo largo de todo el continente americano.

Paisaje arbustivo

Otra evidencia se ajusta a los datos genéticos. Hace entre 28.000 y 18.000 años, los glaciares cubrían gran parte de América y el norte de Asia bloqueando la migración humana hacia América del Norte.

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Pero en la década de 1930, el botánico sueco, Eric Hultén (derecha), propuso que la región conocida como Beringia, la cual incluye el puente de tierra ahora sumergido bajo el estrecho de Bering, fue un refugio de plantas de tundra arbustiva (izquierda). Polen, insectos y otros restos vegetales, tomados de sedimentos de debajo del mar de Bering, confirmaron este panorama.

Las partes exteriores de Beringia, en lo que hoy es Alaska y el lejano oriente de Rusia, eran probablemente estepas de pastizales secos, donde los mamuts lanudos, los tigres de dientes de sable, así como otros animales de caza mayor merodeaban, dice Hoffecker.

Esta región habría tenido dos recursos fundamentales que otras áreas del Ártico no ostentaban: plantas leñosas para hacer fuego y animales para cazar, afirma Hoffecker.

"La zona central de Beringia era probablemente el lugar más templado, el más cómodo para vivir en las latitudes altas durante el último máximo glacial", dijo Hoffecker Live Science. "Era el lugar más lógico para un grupo de personas que deseara instalarse y atrincherarse en el mismo".

Una vez que los glaciares se derritieron, sólo entonces los habitantes de Beringia se trasladaron a América del Norte, viajando a lo largo de la línea de costa y yendo hacia el interior a través de los pasillos libres de hielo, afirma Hoffecker.
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No hay restos arqueológicos

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Si bien es posible que los ancestros de los nativos americanos pudieron quedar aislados en Beringia durante 10.000 años, la hipótesis de su estancia en la misma cojea por un detalle: la falta de evidencias arqueológicas antes de hace 15.000 años, dijo David Meltzer (izquierda), un antropólogo de la Universidad Metodista del Sur, en Dallas, el cual no ha participado en el nuevo estudio.

Algunos de los asentamientos arqueológicos habrían quedado sumergidos cuando el estrecho de Bering se inundó, pero "al menos la mitad de Beringia está todavía por encima del agua, así que ¿dónde están tales enclaves arqueológicos?", dijo Meltzer a Live Science. "Si hubo gente allí durante 10.000 años, usted seguramente encontraría evidencias de ellos ahora".

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Pero la hipótesis sigue siendo convincente, argumenta Richard G. Scott (derecha), un antropólogo de la Universidad de Nevada, Reno, quien no participó tampoco en el trabajo de investigación.
"La mejor explicación de por qué los indios americanos son tan radicalmente diferentes de los asiáticos del nordeste es que ellos simplemente no se trasladaron a finales del periodo Pleistoceno, sino que se quedaron atrapados allí, en el Ártico, durante unos 10.000 o 15.000 años", afirma Scott.
"El artículo de investigación proporciona a los arqueólogos un impulso para buscar los potenciales enclaves perdidos de esta ocupación entre Rusia y Alaska", añadió.