Son muchos los casos de gente que nos escribe explicándonos como han mejorado sus digestiones desde que siguen la nutrición evolutiva. Aún así, existen algunas personas que se encuentran en un momento donde el mero hecho de cambiar sus hábitos no les es suficiente y siguen sufriendo molestias digestivas tales como eructos y gases, digestiones pesadas, sensación de hinchazón o acidez y reflujo.
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© Desconocido

Una de las causas de que esto ocurra es que el estómago haya perdido la capacidad de producir ácido clorhídrico.

Funciones del ácido clorhídrico

Se necesitan niveles adecuados de ácido en el estómago para absorber adecuadamente muchos nutrientes, incluyendo minerales (hierro, cobre, zinc y calcio) , vitamina B12 , ácido fólico y proteínas.
El ácido del estómago es también una parte crucial del sistema inmunológico. La barrera ácida que genera mata bacterias y otros parásitos que entran en cuerpo . También evita que las bacterias de los intestinos migren y colonicen el estómago.

La disminución en la producción de ácido o hipocloridia es un problema que aunque se suele pasar por alto, está relacionado con diversas enfermedades como el cáncer de estómago , el asma, los problemas tiroideos y la artritis reumatoide.

Cómo identificar una Hipocloridia

1. No encontrarse bien tras ingerir proteínas.

Como hemos visto, el ácido clorhídrico es esencial para digerir las proteínas que ingerimos.

2. Sensación de reflujo ácido después de comer

Aunque parezca paradójico, 2 de cada 3 personas que sufren de reflujo tienen hipocloridia.

Lo que ocurre es que como la mayoría de válvulas del aparato digestivo, el cardias (compuerta que regula la comunicación entre el esófago y el estómago) se abre o se cierra por diferencia de PH. Al disminuir la acidez del estómago, los PH se igualan y la válvula queda entreabierta. A su vez, una acidez estomacal insuficiente conduce a una serie de condiciones que fomentan el aumento de la presión intraabdominal (PIA) cuando la PIA aumenta empuja contra el cardias que tiende a abrirse aún más lo que conlleva que una cantidad, a veces microscópica, de ácido toque el interior del esófago produciendo grandes cantidades de dolor y ardor pues el esófago no está protegido como el estómago para niveles altos de acidez.

3. Eructos, gases o hinchazón después de comer

Los eructos y los gases se producen por la fermentación generada por las bacterias de lo que ingerimos. Si los niveles de ácido son lo suficientemente bajos y ciertas bacterias consiguen sobrevivir en el estómago, sufrimos eructos después de comer. A veces , incluso varias horas después de comer eructamos con sabor a algún alimento lo que es un fuerte indicador de que la comida esta todavía en el estómago cuando debería encontrarse ya en el intestino delgado .

La distensión y los gases después de una comida podría explicarse por varios motivos. Una de ellos es el sobrecrecimiento bacteriano en el estómago o el intestino delgado superior. Al disminuir el nivel de acidez, perdemos el mecanismo de protección básico de regulación del crecimiento bacteriano en estas regiones por lo que las bacterias, desaparecido el freno crecen sin control. A su vez, mermados nuestros jugos gástricos el tiempo de exposición de los alimentos a estas bacterias es menor, por lo que la fermentación aumenta.

Algunas recomendaciones

Come con hambre y deja espacio a tu aparato digestivo para que se recupere de las comidas

Consume máximo 3 comidas al día y no piques entre horas.

Evita tomar líquidos con las comidas

Es preferible dejar de tomar líquidos 30 minutos antes de comer y esperar hasta 1 hora después de haber comido para tomarlos de nuevo, así no diluyes tus jugos gástricos. Esto facilita mucho la digestión.

Disminuye el consumo de azúcar y otros carbohidratos

El consumo de muchos carbohidratos eleva demasiado el pH estomacal.

Consume alimentos que estimulan la producción de jugos gástricos

Los principales son:
  1. El zumo de limón.
  2. El apio.
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  4. Las hojas verdes en general.
  5. El jengibre.
  6. La infusión de boldo.
Por último una ayuda para acelerar la mejora: EL CLORHIDRATO DE BETAÍNA

El consumo de un producto con clorhidrato de Betaína (HCL de Betaína) para ayudar al estómago en la rehabilitación de su pH óptimo facilita y acelera mucho el proceso de mejoría. Las dosis utilizadas de clorhidrato de Betaína pueden variar entre 300 mg y 1000 mg (o de acuerdo a las recomendaciones de su médico), tomadas tres veces al día con las comidas. El consumo a largo plazo de un producto con HCL de Betaína es seguro.

Es preferible utilizar cápsulas pequeñas de aproximadamente 300 mg de clorhidrato de Betaína para poder dosificar con más exactitud, pero existen cápsulas que pueden tener mayor gramaje.

Por lo general, un buen producto de HCL de Betaína viene con pequeñas dosis de zinc y pepsina, lo que apoya el estómago en su producción propia de ácido clorhídrico y ayuda a la digestión de proteínas, mientras se rehabilitan todas las funciones estomacales.

La dosificación que proponemos es por lo general es sencilla y segura, pero
 si quieres descubrir tu dosis personal óptima para maximizar tus resultados, consulta un médico experto en el uso de HCl de betaína.

Concluyendo

Un estómago sano tiene un pH entre 1 y 2. Cuando se eleva empiezan a aparecer unas serie de situaciones que afectan de forma negativa a nuestra salud.
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Los síntomas de discomfort digestivo descritos pueden ser una señal de estar padeciendo hipocloridia predisponiéndonos a procesos de malabsorción y diversas enfermedades.

Esperamos que os haya gustado el artículo y que esto sirva para poner un poco en su sitio la importancia de la acidez en el estómago en esta época de Almax y omeprazoles.